viernes, 20 de febrero de 2015

Loki, una nueva forma del placer culpable


Tradicionalmente, el término “placer culpable” se usa para señalar todas esas películas, series o trastorno mental que disfrutamos como guarros, a pesar de que socialmente no sea lo mejor visto entre los entendidos. Sin embargo, cuando Kieron Gillen tomó las riendas de las aventuras de Loki en 'El Poderoso Thor: Viaje al Misterio' la abordó con una perspectiva a la que también podríamos denominar como dicho termino, aunque por razones completamente diferentes.

Con el dios las mentiras reinventado como un simpático pícaro en busca del camino a la redención, Gillen era consciente de la pesada losa que pueden suponer los cincuenta años como villano, haciéndonos partícipes de la tragedia de la imposibilidad para dejar atrás el pasado.


Según bromean los editores, todos los borradores de Gillen para la serie de Loki empezaban con la expresión “Noooooooooooooooo!”, algo muy patente tanto en la cantidad de padecimientos que veíamos sufrir al personaje en sus páginas y como afectaron a las redes algunos de sus puntos álgidos. Una colección en la que resultaba increíblemente fácil empatizar con un personaje definido por sus debilidades y flaquezas, pero en la que cada página que pasábamos suponía condenarlo un poco más (y aun así eramos incapaces de dejar de leer).

El sufrimiento del lector a través del personaje como forma de disfrute en una serie que -para colmo- resultaba endiabladamente divertida, y que tan bien aprendió Al Ewing para la actual 'Loki: Agente de Asgard'. A punto de adentrarse en su acto final, las dos últimas entregas de la serie han sido particularmente intensas a la hora de usar el camino recorrido para poner al personaje en una situación incómoda en la que no hay espacio para el termino medio. O salvación absoluta, o condenación definitiva. 


Con 'Secret Wars' en el horizonte y las ventas como amenaza de que estamos asistiendo a los últimos cartuchos de la colección, el destino del dios de las mentiras sigue siendo un misterio. Pero allá donde nos lleve, estaremos para sufrirlo con él. 


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