Utilizando
el escenario la centroeuropa del psicoanálisis como excusa, 'Un
Método Peligroso' dispone un perverso tablero de juego con
piezas tan sugerentes como Sigmund Freud, Carl Jung, Sabina Spielrein
y Otto Gross. Entre lo más estimulante de la última etapa de David
Cronenberg, la adaptación de la obra teatral de Christopher
Hampton puede considerarse una prolongación de aquella máxima
de Woody Allen, haciendo del cerebro nuestra segunda zona erógena
favorita (si es que en realidad no es una extensión de la primera).
Intelectualismo,
parafilias, represión, sometimiento y pasiones desenfrenadas se dan
la mano sobre el asiento de la extenuada burguesía de finales del
XIX, con un cuarteto protagonista que transmite tanta tensión sexual
que serían capaz de partir la pantalla en dos y salpicarte la cara.
El sexo como juego de poder, donde el cortejo se esgrime mediante
teorías sobre los más retorcidos engranajes de la mente humana, y
no hay orgasmo final hasta ponerte por encima del otro.
A mi me ocurrió justo lo contrario, siendo una de las razones por la que tengo a la británica entre mis filias
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