Hay veces que conforme estás
escribiendo algo las ideas comienzan a tomar forma con tanta nitidez
que es como si de repente fueras capaz de ver algo que hasta el
momento te había permanecido oculto. Lo mismo alguien pregunta que
porqué eso de “defensa” cuando Rogue One es una película que
está bastante bien aceptada entre el fandom. No en mi caso. O mejor,
dicho “no lo estaba” en mi caso. Hasta ahora. Porque sí, tiene
una batalla estelar cojonuda y una escena final protagonizada por
Vader que produjo varios orgasmos en el cine. Pero a mi para que una
película me llegue me hace falta algo más. Me hacen falta
personajes con los que pueda conectar. Pero sobre todo, me hace falta
una historia. Un discurso. Que se me esté contando algo más allá
de “Así es como los personajes tal y cual corrieron de un punto a
otro para conseguir los planos de la Estrella de la Muerte” como
quien está leyendo una entrada de la Wikipedia.
miércoles, 16 de mayo de 2018
lunes, 7 de mayo de 2018
The Little Hours (En Pecado), de Jeff Baena
Mala leche a raudales en la incisiva pequeña joya producida por Aubrey Plaza en base a uno de los relatos del Decameron de Boccaccio. Italia siglo XIV. En The Little Hours (En Pecado) tenemos a una joven monja que esta en un convento no por propia vocación si no por voluntad de su familia -esas cosas de la época, en las que si tenías varios hijos o hijas, uno o una tenía que ir con la Iglesia por narices-, viéndose privada de cualquier disfrute de la juventud para dedicar todas sus horas del día a tejer bordados que después serán vendidos entre la aristocracia transalpina.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)