El
tiempo no pasa en balde, y a todos nos pasa a factura. En lo que
respecta a Jim Shooter, no es que fuera precisamente el más
adelantado de su época a la hora de abordar personajes femeninos,
algo patente tanto en el infame número 200 de 'Los Vengadores'
como en lo que narraba Javier Agrafojo sobre 'Dazzler: The Movie' en Zona Negativa. Tan de moda actualmente con la ambiciosa
macrosaga que prepara Jonathan Hickman, en las Guerras Secretas
originales de Jim Shooter y Michael Zeck podemos ver otro de los
grandes éxitos del antaño editor jefe de Marvel Comics, por medio
de Magneto y la Avispa.
Que
el amo del magnetismo siempre fue un crápula lo sabíamos de
aquellos días en los que lo mismo hacía proposiciones indecorosas a
Jean Grey que privaba de voluntad a la Bruja Escarlata para obligarla
a hacer bailes eróticos. Su poder mutante se presta a la broma y en
el cine fue interpretado por Michael Fassbender, ¿cómo resistirse a la tentación de retratarlo como un sátiro de pelo cano
e incapaz de mantener la caramida en los pantalones?
Así
que en plena batalla con los héroes de la Tierra, Maggies
decide que es buena idea tomar como rehén a la Avispa. ¿Para
qué? Para ponerse to cómodo y enseñarle lo guapa que es su
nueva choza. La magia de los giros de argumentales completamente
inverosímiles se encargará de hacer el resto, y que Janet sucumba
al irresistible encanto de llevar dos días en un planeta alejado de
la Tierra y el guión de Shooter. Luego la escena cobra matices, pero el momento en sí es impagable, y obliga a preguntarse porqué lo llaman pasión,
cuando quieren decir síndrome de Estocolmo espontáneo.
Fuente de la imagen: The Outhousers
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