Tenía
que ser Kieron Gillen. Si ya en 'La Imposible Patrulla-X' jugó
con idea de las sociedades monogenéricas y las posibilidades
de las relaciones carnales en los universos de ficción metahumanos,
en 'Angela: Asesina de Asgard' continúa ahondando en
conceptos que generalmente han sido considerados tabú en el cómic
mainstream. Y aunque tampoco es la primera vez que Marvel trata los
cambios de sexo, ya sea con personajes que pueden jugar a varias
bandas cambiando de aspecto como Mística, Xavin o el propio Loki,
o con cambios más permanentes como los de Tong o Correo, son
pocas las ocasiones en las que se ha abordado más allá de las
habilidades metamorfas o los cambios de cuerpo de los personajes.
El
tercer número de la serie Kieron Gillen y Margueritte Bennett juega con ello, planteando complejas cuestiones en torno a la
identidad sexual, no muy diferentes a las que podemos encontrar en
una sociedad cada vez más lejos del blanco o negro y la rigidez del
orden preestablecido como en la que vivimos. Todo,
con una hermosa historia de amor y camaradería de por medio.
Historia que aprovecha que apenas conocemos nada de la vida personal
de esta hermana de Thor de la que hasta hace poco no teníamos
constancia, para continuar expandiendo la cultura de Heven y
de paso seguir aprovechando ideas que dejó sembradas en 'El
Poderoso Thor: Viaje al Misterio'.
Con el extra de Phil Jimenez y
Stephanie Hans a los lápices, destaca la naturalidad y falta desensacionalismo con la que los guionistas se han aproximado a esta
nueva adición a los personajes transgénero de Marvel. Nada
que no cabiese de esperar en el guionista de 'Phonogram' y 'Jóvenes
Vengadores', y por lo que cabe tener la vista puesta a esta serie si
ya disfrutasteis de otros relatos del guionista ambientados en el
universo asgardiano.
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