miércoles, 25 de febrero de 2015

La riqueza del pasado de Aquaman


Siempre he tenido la sospecha de que a la mayoría de los que tienen en los altares el 'Aquaman' de Peter David como la mejor etapa del personaje, les gusta más Peter David de lo que les puede gustar Aquaman. Que sí, el tío se marcó 'Las Crónicas de Atlantis' y eso no hay quien se lo quite, como tampoco se le pueden negar otras de las incorporaciones que hizo al universo del personaje. Pero su etapa no solo se vio afectada por cantidades demenciales de eventos, sino que además fue bastante irregular y tuvo desvaríos como vincular el hundimiento de Atlantis a una movida new age con alienígenas de por medio.

No hablemos ya de la imagen del personaje durante dicha etapa, que imagino que si Spider-Man en los noventa se hubiera deslizado entre los rascacielos de Nueva York con barba, melenaza al viento, el pecho descubierto, una hombrera metálica y un garfio en lugar de la izquierda más de uno se habría arrancado los ojos, pero con Aquaman por alguna extraña razón se acepta. El caso es que aunque la vena satírica de David en más de una ocasión podía ser divertida, a mi personalmente siempre me ha costado tener como imagen ideal de una andadura del personaje una etapa que en muchas ocasiones parecía más preocupada en parodiar o hacer guiño a otros iconos como Juez Dredd o Depredador, que en explorar la mitología del personaje.


Mitología que en más de una ocasión daba la impresión de resultarle incómoda, siendo bastante difícil de defender lo que hizo con personajes como Black Manta. Y sin embargo, su la etapa de 'Aquaman' de Peter David tiene una buena consideración en la bibliografía del personaje, en parte porque el guionista al menos era un tío divertido e ingenioso, y porque realmente no había ninguna otra etapa post-crisis que le hiciera sombra. Hasta ahora.

Y es que a pesar de que el Aquaman de los Nuevo 52 ha sido una suerte de borrón y cuenta nueva, el esplendor clásico y amor por el pasado de personaje que transmite la etapa de Geoff Johns y Jeff Parker es difícil de encontrar en ninguna otra que se haya publicado durante los últimos treinta años. Una etapa que no solo no se avergüenza de personajes como Mera, el Ocean Master o el citado Black Manta, sino que sabe aprovechar lo mejor de anteriores etapas para encajarlos de forma orgánica en el universo de Aquaman, y crear un fascinante entramado de reinos submarinos, reliquias místicas, civilizaciones perdidas y secretos enterrados en lo más profundo de los oceános.


Una etapa en la que puedes encontrar referencias de lo más variadas a los Trolls de Fuego, el Creature King, Topo, Lava Lord o Atlanna, y la que no solo sabe hacerlos interesantes, sino que también los sientas como parte propia del universo del personaje. Una 100% aventurera, y que cuando mira a los océanos los mira con el asombro del que tiene ante sus ojos un mundo extenso por explorar, en lugar de como un compromiso de tener que lidiar con “el tío ese que vive bajo el agua”.

Tomándose en serio la labor de construir una mitología como un termino con todas sus letras, podría resumirse como una etapa que -si la estuviera escribiendo David- ya la habríamos vendido como una de las mejores de la historia del personaje. Como no lo es, habrá que aguardar un poco más, pero esperemos que el tiempo le haga justicia, porque ya el hecho de que Jeff Parker vaya a salir en breve de la colección y no haya señal suya en el resto de DC debería ser razón de disgusto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario