Que
entre las grandes estrellas de Hollywood, actores o directores, hay
un buen puñado de aficionados al cómic no es algo que sorprenda a
nadie. Hay casos en los que ellos mismos se exponen como geeks
de forma abierta, mientras que en otras lo hacen de forma más
reservada, evidenciándose mediante pistas aquí y allá.
En el
caso de las películas de Clint Eastwood, no es extraño
encontrar alguna que otra conexión con el mundo del cómic, ya sea
Morgan Freeman leyendo el primer número de la 'Mística' de Brian
K. Vaughan en 'Million Dollar Baby', o su trabajo junto con
alguien tan vinculado al medio como Joseph Michael Straczynski
en 'El Intercambio'. Mucho más presente en su último trabajo
estrenado en Espapaña -'El Francotirador'-, Punisher se
convierte en una suerte de presencia etérea a lo largo de la
película bélica centrada en la vida del sniper americano
Chris Kyle, por unos motivos que distan de ser casuales.
Creado
por Gerry Conway, John Romita Sr. y Ross Andru a mediados de los
setenta, el letal justiciero de la calavera ha tenido numerosas
etapas para el recuerdo, pero ninguna tanto como la firmada por Garth
Ennis en el sello MAX. En ella, el guionista norirlandés usaba
al personaje dedicado a exterminar criminales tras la muerte de su
familia para demoler pieza a pieza toda idealización en torno a la
guerra y el ciclo de la violencia.
Es el
primer número de dicha etapa el que vemos leer a uno de los
compañeros de Kyle -tirándose la gafapastada de que es una novela
gráfica, y no un cómic-, y el reconocible logo del
personaje el que lucen varios vehículos de la unidad en la que
operan ambos. Pero es que realmente el propio Francotirador
de Clint Eastwood era fan del personaje de Marvel Comics, y su
unidad se hacían llamar “The Punishers” en la vida real.
Así
lo expresaba un pasaje de la autobiografía de Chris Kyle, en
la que narraba como les fascinaba la idea de un vigilante que
corregía a los malos llevándoles el miedo en forma de
muerte. El francotirador comparaba la cruzada de Castle con la
suya propia, razón por la cual decidieron adoptar el símbolo
pintándolo en sus chalecos, vehículos y en todo edificio o pared
que tuvieran a mano. Una suerte de marca psicológica con la que
amedrentar a los enemigos y avisarles de que estaban ahí para ir a por ellos.
“¿Nos ves? Somos la gente que está pateando vuestro trasero. Témenos. Porque hemos venido a mataros, y si vosotros sois malos, nosotros somos peores”
Paradójicamente,
ese Frank Castle del que Kyle y sus muchachos tanto se enorgullecían
de seguir sus pasos era reflejado por Ennis en dicha etapa como poco
menos que un psicópata irredimible. Un monstruo surgido de los
abismos para el que no existía sentimiento humano alguno más allá
de la satisfacción de la muerte, y en el que tan poco rastro del
heroísmo que este soldado con tantas bajas a su nombre parecía
proclamar.
Fuente: Vulture
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