Cuando
hace años vi 'Misión Imposible' junto a los colegas en pleno
declive de la era Brosnan y con la segunda entrega de John Woo en
plena producción, solté una boutade del palo “James Bond tiene
sucesor”. 007 acababa de pasar a la historia como un viejo
reducto de tiempos pretéritos, y ahora lo que molaba eran las
cabriolas de Ethan Hunt con el tema de Lalo Schifrin. La
ironía se encargaría de cerrar la boca de aquel deslenguado imberbe
con una hostia del tamaño de 'Misión Imposible II', y años
más tarde cambiaron las tornas cuando Daniel Craig tomó el
testigo como nuevo James Bond. Dos películas duró la fiesta hasta
que llegó Sam Mendes como abanderado de la esencia perdida,
perpetrando un monstruoso retorno al pasado con sabor a Old Spice
y camisa almidonada. La cinta fue un éxito a ojos de crítica y
público, que se valiéndose de la estela del cine de Nolan cuando
este comenzaba a sonar a viejo. Un soberano coñazo bajo la opinión
del que aquí suscribe, y que nos devuelve a la casilla de salida con
una pregunta: ¿De verdad alguien espera con ganas 'Skyfall 2'
frente al irresistible desparpajo que transmiten 'Kingsman: El Servicio Secreto' de Matthew Vaughn y 'The Man From UNCLE' de Guy Ritchie?
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