martes, 24 de febrero de 2015

La letra pequeña del Testamento de Xavier


Hay un momento clave en la última saga de Brian Michael Bendis para 'La Imposible Patrulla-X', en el que un mentor se ve a merced de las maquinaciones del alumno, y mientras lo ve partir dejándolo atrás se pregunta “¿Que he hecho mal? ¿Qué es lo que ha ocurrido para que el sueño se tuerza hasta acabar así?”. La respuesta que obtiene no puede ser más demoledora “Se ha hecho mayor”. Una idea que sobrevuela los nueve números que dura 'El Testamento de Xavier', saga tan excesiva, extraña e inclasificable como únicamente Bendis sabe concebir (y que avivará las iras de los haters tanto como ofrecerá una lectura interesante si se más allá de la superficie).

Repleta de red herrings y elementos para jugar con la atención del lector mientras cuece lo suyo, hablar de 'El Testamento de Xavier' como un cómic de superhéroes quizás es mucho presumir. Más próxima a historias como 'La Tormenta de Hielo' o 'El Funeral' que a lo habitual entre enmascarados, se trata de un relato tramposo, desmitificador y lleno de amargura, en el que la herencia física es lo de menos y lo que de verdad importa es lo que no hay escrito sobre el papel. Una perversión de la relación entre maestro y alumno dispuesta a dar carpetazo a todos los pecados del pasado, trapos sucios y esqueletos en el armario que la franquicia lleva arrastrando desde tiempos de Stan Lee y que parecen condenados a volver una y otra vez. 


La idea es tan simple como que la madurez llega en el momento en el que el aprendizaje deja de tener como base los conocimientos del maestro, y contemplas que es en sus errores donde verdaderamente se esconde la clave. El “Yo puedo hacerlo mejor” que precede a la trágica rendición de ser consciente de aquella idealizada figura paterna convertida en modelo a seguir no es más que otro crío asustado en mitad del indescifrable caos, y tenía tan poca idea de cómo lidiar con ello como nosotros mismos.

El tan mitificado legado generacional que tanto proclamamos los lectores de comics demolido y hecho pedazos, para presentarlo como una cuenta atrás rodeada de gente corriendo como pollos sin cabeza, con la esperanza de que en el último segundo llegue alguien al que se le ocurra un nuevo parche en la boca del desastre. Entre reproches, brechas irreparables, posturas hipócritas y dolor acumulado, todo lo que se ha venido construyendo desde 'Vengadores Vs. Patrulla-X' -y desde mucho antes si nos ponemos- nos estalla en las narices con esta saga, en la que la lectura de la última voluntad de difunto amado sirve para reavivar viejas heridas mientras fuera el mundo continúa haciendo tic tac.


Tras más de medio año de desorientada incertidumbre en la que nadie podía haber previsto a dónde se nos conducía, Bendis remata su historia con final desolador, kamikaze y profundamente triste, en el que toda puerta a la esperanza viene abierta por vía del desengaño. No es casual que uno de los protagonistas de la saga se despida sosteniendo entre sus manos 'Camelot (The Once and Future King)' de T. H. White, y sus implicaciones sobre la realidad como muerte del idealismo.

Con sus paralelismos entre el mentor que trata de proteger a sus alumnos de sus propios pecados y el pupilo que no puede seguir ejerciendo como tal una vez que toma las riendas para cometer los suyos propios, 'El Testamento de Xavier' es un relato tan antiguo como la vida. Como Proteo, Legión, Onslaught y los Protocolos de Xavier. Tan viejo como Cassandra Nova, Peligro y la Génesis Muerta, y que se mantiene vivo años después de que la Utopía se hundiera con el cadáver de Xavier yaciendo sobre sus costas.

Destacando por los momentos de personajes y siendo sorprendentemente absorbente una vez decides leerla del tirón -mientras que mes a mes me estaba resultando insufrible-, no hay espacio para el heroísmo en una historia en la que se contempla lo monstruoso y atroz como única vía de escape en la puerta del abismo. Una con todas sus trampas, asperezas y difícil digestión seguramente no vaya a pasar al recuerdo entre las mejores historias de los X-Men.

Sin embargo, lo que plantea es tan arriesgado y diferente, que uno solo puede sentir una profunda fascinación con lo que ha construido Bendis en este hermoso desastre que es 'El Testamento de Xavier', atreviéndose a proclamar la única gran verdad que de verdad merece la pena conocer: Que por bonito que lo puedan pintar, lo que se transmite de generación en generación no es una antorcha, sino un cartucho de dinamita con la mecha encendida. Ahí te las averigües para que no llegue al final hasta que se lo puedas pasar al siguiente.


Ilustración final: ayurelacteus

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