sábado, 15 de agosto de 2015

Los gatos de Kamala

Todo guionista novel con ansias de comerse el mundo ha tenido alguna vez el impulso de transgredir las leyes tradicionales de la narración. Sobre todo, cuando esto implica romper con los esquema más sobados de la ficción para aportar una mayor sensación de credibilidad real. Hay veces que funciona y otras no, ya que si algo tienen en común los clichés es su naturaleza como fórmulas de eficacia probada, por lo que no siempre es inteligente ignorarlos en un arrebato de reivindicación de realismo.

Así por ejemplo, que los protagonistas nunca tengan problema para encontrar aparcamiento o que apenas tengan que dar rodeos para dar con lo que buscan seguramente resulte inverosímil, pero es parte de la economía narrativa que se asume para evitar saturar al consumidor con interminables rodeos que no tendrían mucho sentido... A no ser que sea el objetivo de lo que estamos contando.

Algo así encontramos en el último número de Ms. Marvel publicado en USA, donde Kamala Khan y la Capitana Marvel buscan a un desaparecido en mitad de un apocalíptico caos, y ambas entran en un almacén solo para encontrar a un puñado de gatos abandonados. No tiene ninguna relación con la trama central del cómic, pero G. Willow Wilson aprovecha el alto para reflejar la naturaleza heroica de su protagonista con una situación poderosamente reconocible para cualquiera que haya vivido el contundente golpe que supone del choque entre el idealismo de la juventud y la dura realidad. 


El fin del mundo reflejado a través de una caja de gatitos junto a esa amarga lección de saber que no puedes salvarlos a todos, sin que puedas silenciar esa voz que te dicta a hacerlo. Con Carol Danvers ejerciendo como voz de la experiencia para una situación que -si aspira a ser heroína- Kamala va a encontrar en numerosas ocasiones a lo largo de su vida, este paréntesis dentro de la historia central sirve para mucho más que para que Adrian Alphona pueda tirar de su sempiterna pasión por el detallismo más loco a través de la caterva de felinos.

El resultado es uno de esos momentos tan puramente Marvel, usando los superhéroes para hablar de la vida, tanto a su protagonista como para unos lectores que como ella se encuentran en plena transición a la vida adulta, con todos los conflictos muchas veces irresolubles que ello conlleva.

Para más, consultar el post dedicado a la Secret Wars en Zona Zhero.

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