sábado, 22 de agosto de 2015

Action Comics, el mejor cómic del mundo


Me encanta Batman. Fue el primer personaje con el que comencé a interesarme por los cómics de superhéroes, cuando todavía era un ñajo que no sabía nada de Marvel ni de otras compañías. Aprovechaba cualquier televisor a mano para lurkear a los Superamigos o Adam West, aquel proyecto de persona crecería disfrutando aun más las versiones de Tim Burton, Christopher Nolan o esa inmensa maravilla que es la serie animada de Paul Dini y Bruce Timm. Sin embargo, cuando toca hablar de cómics de Batman, confieso que no es un personaje que me apasione tanto como siendo pequeño pudiera haber imaginado.

He leído mucho, sí. No tanto como quisiera pero lo suficiente como para haber disfrutado de gente como Neal Adams, Mike W. Barr, Denny O'Neil, Doug Moench, Chuck Dixon o Ed Brubaker entre un larguísimo etc. Sin embargo, creo que no tengo ningún cómic de Batman al que pueda considerar como favorito más allá de 'Asilo Arkham' y -por motivos personales- 'La Espada de Azrael', siendo en su mayor parte cómics que he disfrutado más porque me gusta el personaje y porque son buenas lecturas, que por conseguir realmente que me sumerja en ellas hasta no querer regresar. 
 
Superman vs Batman. Eterna cuestión

Ni siquiera grandes clásicos como 'Año Uno' son obras que me hayan dicho mucho más allá de su importancia histórica, y ni la etapa Morrison es mi favorita del escocés ni puedo decir a las de Rucka o Dini las tenga en más estima que a la famosa TAS. Son obras que disfruto, me parecen muy buenas e incluso me han hecho sentir afecto por el universo del murciélago, pero lo cierto es que -a la hora de hacer recuento- no soy tan fan de Batman por sus cómics como si pueda serlo por el personaje.

Quizás por eso me surja de forma automática una voz discordante cada vez que se proclama que Batman tiene mejor trayectoria comiquera que Superman, mientras que el segundo destaca más por historias puntuales. Puede que sea yo el raro, quizás fuera yo el que a punto estuvo de lanzar el tomo de Frank Miller por la ventana con el final de 'El Regreso del Caballero Oscuro', pero confieso que puedo contar más cómics de Superman que he disfrutado de forma plena de lo que puedo haberlo hecho con Batman.


Dejando claro que cuando me refiero a favoritos o disfrutar de forma plena me refiero a esos cómics que al pasar la última página te dejan una estúpida sonrisa de satisfación que se prolonga durante el resto del día y más allá, a mi dadme más 'Para todas las estaciones' y menos Frank Miller. Pudiendo poner mi fascinación por cada número de Joe Kelly en 'Action Comics' por encima de la mayoría de grandes etapas del murciélago, no me tiembla el pulso al afirmar que cuando los cómics de Superman son buenos, pocos -probablemente ninguno- de los superhéroes de DC, Marvel, Image o cualquier otra editorial pueden competir con él.

No por sus grandes artificios o las disgregaciones sobre la naturaleza del medio, sino por esa autenticidad primaria del superhéroe en estado puro, que hace que cualquier otro se convierta inmediatamente en un sucedáneo en comparación. Y aunque por temas de popularidad y dispersión del género no es muy probable que vaya a pasar a la Historia, pocas etapas me ocurren que puedan estar plasmándolo mejor que como están haciendo Greg Pak y Aaron Kuder en su última saga para -una vez más- 'Action Comics' (el padre de todos los cómics de superhéroes). 


Habiendo hablado sobradamente de lo bien que han sabido plasmar las raíces puramente norteamericanas del personaje -así como recuperar el carácter subversivo de un Supes siempre al lado del pueblo-, a cada número que avanza me doy cuenta que este 'Action Comics' no solo es el cómic de Superman que quiero leer, sino el cómic de superhéroes que quiero leer. Tal vez no cuente con la fría sofisticación de un 'All Star Superman', ni estoy vendiendo los humos de un nuevo 'Watchmen' con el elevarnos a las oscuras y elitistas cumbres del lector fraguado. No, como toda buena historia de Superman es pura luz repleta de calor, y una interpretación del significado del superhéroes tan universal que su mensaje tendría sentido incluso hasta para aquellas edades que se adentran en sus páginas sin apenas saber leer.

Una calle, la variopinta fauna de ciudadanos que reside en sus bloques, los agentes de la autoridad dispuestos a abusar de su poder de forma a todas luces injusta... Si hubiera que explicar a alguien en pleno 2015 qué son los superhéroes, pocos cómics consiguen condensar su esencia de forma tan clara, expeditiva y alentadora como este Superman de poderes mermados y convicciones aumentadas, que -de escribirse y dibujarse en España- probablemente estaría al borde de la ilegalidad. 


Reduciendo al enemigo a ese mal informe y sinuoso que extiende sus redes entre nosotros, cuando se trata de erigirse como determinación a permanecer firme en la cara de la adversidad pocos superhéroes funcionan tan bien como el primero de todos. Quizás sea por eso que a pesar de aquellos periodos en los que su responsables parecen perder el norte olvidando todo lo que representa, a la hora de recordar grandes momentos como lector de DC Comics casi siempre sea el último hijo de Krypton quien termine emergiendo. Será que en el fondo lo de los caballeros oscuros solo me llama durante un rato. Será que entre el trauma perpetuo del señor de la noche y Superman, con quien al final de verdad conecto es con la idea de que un hombre puede volar. Hasta -o sobre todo- cuando este tiene los pies en el suelo.

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