Hace
unos días se discutía en una de las siempre interesantes
publicaciones de Alex CH como parte de los peores vicios del ser humano
también están presentes en nuestros parientes animales más
próximos. Algo que ocasionalmente se olvida entre el bombardeo
masivo de instantáneas de adorables peludos con más preparación
que una sesión de Annie
Leibovitz,
y que ilustra ese carácter primario, despiadado y salvaje que
todavía continúa latiendo fuerte en lo que tradicionalmente se
denomina como cerebro reptil.
Uno
de los dos abismos entre los que tradicionalmente nos movemos los
individuos humanos junto a la frialdad matemática e implacable del
raciocinio robótico despojado de sentimientos. El de
dónde venimos
frente a la amenaza de en
qué nos convertiremos,
perfectamente representado en el concepto seminal de
'Era de Ultron vs Marvel Zombies' de
James Robinson y Steve Pugh.
La amenaza de cada día
Ambientada
en un territorio desolado en el que la vida humana se vende barata y
no hay más expectativa que ser devorado por el insaciable apetito
del instinto más puro o el exterminio a manos de la cúspide del
desarrollo tecnológico civilizado, si bien al James
Robinson
actual se le notan aristas de óxido derivadas de la edad, nadie
puede negarle que todavía posee parte de su agudeza a la ahora de
dar forma bases conceptuales sugerentes. Ideas que van más allá del
guiño a Solomon Kane a través de Punisher, llevándonos en esta
segunda entrega de la serie de Secret
Wars
hasta un refugio en las profundidades de la zona prohibida del Mundo
Batalla.
Bautizada
con el nombre de 'Salvación', que este oasis en medio de dos
apocalipsis -el de la barbarie antropófaga y la tiranía metálica-
esté forjado en torno al triunvirato formado por La
Antorcha Humana, Visión y El Hombre Maravilla,
es tan lúcido como que sea un Hank Pym tan iniciático que está
extraído de un siglo antes a su nacimiento. No tanto por las
conexiones pasadas entre estos tres personajes que, a pesar de estar
fuertemente arraigadas en la historia del universo Marvel -con Jim
Hammond y Simon Williams como plantillas del cuerpo y cerebro de la
Visión-, pocas veces se le ha sacado partido de forma conjunta.
La trinidad de James Robinson.
El hijo, el padre y el ser iónico zombie
Me
refiero a que en un relato en que la supervivencia se mide por la
habilidad de escapar al satanás
robot
y las voraces fauces de nuestros difuntos, sean el apolíneo Adán de
los sintezoides Marvel, el primer superhéroe zombie que regreso de
entre los muertos y el producto de la unión de ambos quienes se
erijan como última esperanza para el ser humano. Una aguda forma de
inundar de matices el blanco y negro, recordando que si bien en los
extremos está la perdición, es quizás en el balance adecuado y
consciente entre nuestro instinto primario y la complejidad numérica
de la razón donde podemos hallar esa zona segura en la que
protegernos de nosotros mismos.
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