Como
parte de la iniciativa 'All-New
All-Different Marvel' con
la que dará comienzo a su nuevo universo, la casa de las ideas acaba
de hacer publica una nueva colección protagonizada por el Dinosaurio
Diabólico que poco tiene
que ver con Jack Kirby ni con la que actualmente acompaña a Steve
Rogers en plena Secret Wars. Anunciado abiertamente como un título
para todas las edades, no puedo evitar acordarme de cuando hace no
demasiado me preguntaban que serie Marvel podía ser apta para
zagales novicios de menos de ocho años, sin que consiguiera llevarme
a la cabeza otra serie que no fuera 'Lobezno y la Patrulla-X' de
Jason Aaron (que por otro lado quizás era demasiado macarra para esa
edad).
Hoy,
el panorama que nos aguarda es bien distinto, y la mayor parte del
catálogo Marvel que se nos viene parece competir por ser la serie
más molona de Cartoon Network
o la última película de Pixar.
La diferencia respecto a lo que hemos vivido durante estos últimos
años es más que visible, pudiendo dividirse su próxima oleada de
títulos entre aquellos orientados a público juvenil -y que
podríamos incluir desde al lado de 'Harry Potter' o 'Los Juegos del
Hambre' con títulos como Ms Marvel, el nuevo Nova o Spidey-, junto a
aquellas que apelan al lector más clasicote, con nombres como Dan
Slott, Gerry Duggan o James Robinson. Tampoco faltan ofertas para
nosotros, proto-hipster de la vida que lo pasamos berraco con Ojo de
Halcón o el Hombre Hormiga, pero en general la práctica totalidad
de títulos gira en torno a este núcleo family friendly /
millennial, tan acogedor para el inamovible diplodoco como para el
archaeopterix y los polluelos de ambos, y poco margen para una
estirpe muy concreta de dinosaurio.
Depredadores natos con
los ojos inyectados en rojo, colmillo afilados y hambre de bilis, los
tiranosaurios que crecimos con el referente del cómic
widescreen poco vamos a encontrar de la herencia de la santa trinidad
JLA / Authority / Ultimates en esta nueva Marvel. Una Marvel que
ni en su estilo de dibujo ni guionistas asignados parece tener mucho
ya que ver con aquellos días de las panorámicas a ocho páginas de
Bryan Hitch o el espectáculo cinematográfico de Steve McNiven con
el Capitán América huyendo del Helitransporte.
Poco queda en este nuevo
catálogo de aquellas series con perfil HBO que te hacía Ed
Brubaker, o del intenso drama de los lápices de Jerome Opeña con su
saga de El Ángel Oscuro mientras Romita nos llevaba de viaje por la
Dimensión Z. La Secret Wars parece servir de ocaso para la Marvel
entregada al lector adicto a las historias de alta intensidad, dando
paso a una más orientada a un marco familiar con la imagen de los
Vengadores de Mark Waid. Ya llegará el día en que los hijos esta
nueva generación de lectores llegados del cine crezca en busca de
otros estímulos, mientras que de la línea iniciada por el Marvel
Knights de Quesada y Palmiotti apenas quedan Ellis, el Bendis de
Spider-Man -y quien sabe si Iron Man-, y lo que buenamente aporten
Aaron, Lemire y hasta puede que Soule.
De
otros guionistas macarras
versados en repartir caña como Ennis, Spurrier, Kot o Jordan a penas
queda algún viso de futuro, junto a la duda de lo que puedan hacer
Seeley, King, Taylor o Williamson, y el misterio de lo que habrá
ocurrido con todo dibujante que no se mueva entre Adrian Alphona y
Humberto Ramos. Es la era de The Amazing Spider-Man y Kamala Khan,
donde el tono juvenil y para padres con hijos parece haberse alzado
con la hegemonía, y al tiranosaurio no le queda otra que buscar
otros pastos o cambiar al indómito y en porretas Chico Luna, por una
nueva niña con gafas, ropa de scout y mochila. Una era termina para
dar paso a otra, marcando el inicio en Marvel de la gobierno de la
generación Pixar.
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