Hay
películas que no sobreviven a las expectativas. En otros casos, da
igual lo bien que te la hayan vendido o lo que te hayas montado en la
cabeza. Nada puede prepararte para lo que estás a punto de
descubrir. Apuntada en la lista de pendientes desde hace más de lo
que puedo recordar, el segundo largometraje de Jose
Padilha me sorprendió
mientras daba por terminada la cena y me disponía a retirarme para
leer o escribir. Ni siquiera es que sea demasiado aficionado al TDT
más allá de los ratos en los que como o en algún momento que
apetezca apalancarse en el sofá sin molestarte en qué poner, pero
tampoco reniego de la televisión pública, y si Paramount
Channel había organizado
la encerrona, no iba a ser yo el que me negase a entregarme.
Tampoco
es que la tuviera todas conmigo al estar cansado, no haber visto la
primera y ni siquiera guardar un buen recuerdo de la única película
de Jose Padilha -'RoboCop'-
que había visto. Pero como a la vida hay que echarle agallas y los
remilgos son para el compos me dije que demonios,
y el resultado fueron dos horas cargadas de adrenalina, balas
perdidas y vitriolo frente a las que no hay escapatoria posible.
Pieza
crucial para entender el cine de acción actual y heredera directa
del Scorsese más criminal, supone otra descomunal broma por parte de
Paramount haberla programado en las fechas que estamos. Porque si
todavía tenías un mínimo de esperanza por ese campo de lobos que
llamamos estado del bienestar, Padilha no deja títere con cabeza,
reflejando una situación tan próxima ya vivas al sur de las favelas
o en la periferia de Madrid. Con sus distancias, claro. Pero tan
importantes como sus similitudes. Altamente recomendable.
Para más información sobre la película, acudir a la reseña del señor Juan Luis Daza, que la analiza en mayor profundidad.
Para más información sobre la película, acudir a la reseña del señor Juan Luis Daza, que la analiza en mayor profundidad.
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