Movimientos migratorios
masivos de metahumanos muertos a través del atronador desierto de un
páramo baldío. Depredadores solitarios que acechan entre las
sombras, con tácticas que caza más ladinas y sigilosas que las del
grueso de la masa zombie. Patrones de comportamiento asociados que
vincula a los duplicados de las versiones zombificadas de un mismo
individuo -producto de la naturaleza de Battleworld- a través de
pautas comunes. Clanes que han sido capaces de sobreponerse al
impulso instintivo del hambre para desarrollar sofisticadas artimañas
para atrapar a sus presas. Alejándose de la aproximación habitual
del género, los Marvel Zombies de Simon Spurrier y Kevin
Walker se presentan como un manual de supervivencia a través de un
implacable territorio plagado de ghouls antropófagos con
superpoderes, donde la curtida Elsa Bloodstone ejerce de guía para
la mirada inocente de un niño que se convierte en nuestro punto de
vista.
Versado en la materia
desde que guionizara el webcómic 'Crossed: Ojalá Estuvieras Aquí',
Simon Spurrier aprovecha la variedad de un universo de
superhéroes transformados en zombies más allá del come-cerebros
disfrazado, y presenta diferentes mecanismos y estrategias con los
que los muertos vivientes tratan de hincar el diente a sus presas.
Desde vestanzas que expanden finas películas como telas de
araña que con las que consumir a los incautos que pongan un pie
sobre ella a planeadores supurantes que vuelan en círculos
para caer sobre los incautos, los zombies dejan de ser meros zombies
para convertirse en toda una especie de lengua afilada y hambre de
carne humana con infinitas posibilidades.
Cobrando vida a través
de los siempre estimables lápices de un Kevin Walker que
conoce a los Marvel Zombies como si los hubiera parido, leyendo la
segunda entrega de esta serie de la Secret Wars no he podido evitar
acordarme de esa rareza cinematográfica que fue 'Trollhunter'
del noruego André Øvredal. La premisa -dos individuos atravesando
un entorno hermético y hostil mientras descubren las diferentes
criaturas que lo habitan- quizás esté más próximo a 'Monster' de
Gareth Edwards, pero de alguna manera la gélida oscuridad
perpetuamente al acecho que lo envuelve todo, me trae a la memoria
aquel falsísimo documental repleto de efectos especiales en el que
Øvredal nos adentraba en un misterioso norte plagado de impías
criaturas cavernarias.
Manteniendo el interés a
través de una Elsa mordazmente caracterizada y varios misterios que
casi podemos alcanzar con los dedos, Spurrier y Walker cambian a los
trolls por los Marvel Zombies, pero la sensación vuelve a ser la de
encaminarnos a lo desconocido desde la despiadada severidad de una
falsa rigurosidad y un caústico ácido que ni siquiera se molesta en
esconderse.
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