domingo, 12 de julio de 2015

Nuevos Illuminati, la breve historia de los villanos Marvel


A pesar de que tradicionalmente son los superhéroes quienes llevan el protagonismo en Marvel, la franja de grises por la que se mueven sus cómics ha permitido que sus supervillanos evolucionaran como figuras complejas rodeadas de un fuerte halo de fascinación a su alrededor. Hablamos de la primera editorial que en el primer cambio de guardia de los Vengadores introdujo un elenco mayoritario de antiguos villanos Marvel -Ojo de Halcón, la Bruja Escarlata, Mercurio...-, y la idea de que los criminales enmascarados son algo más que perversos clichés en busca de hacer el mal quedó fuertemente grabada en su ADN. Personajes como Loki, Magneto, Thanos, Emma Frost, Mística, el Barón Zemo o Juggernaut no han dejado de crecer desde sus primeros días, y con la iniciativa 'All-New All-Different Marvel' la editorial continuará apostando por los villanos con un nuevo grupo liderado por El Encapuchado en la nueva serie de los 'Illuminati' del muerdeuñas Joshua Williamson y el dibujante Shawn Crystal.
El viaje de los supervillanos desde sus primeros días como sacos de torta en eterna lucha contra los héroes enmascarados de Marvel hasta protagonizar sus propias historias arranca muy atrás, en aquellos locos años sesenta en la que los cómics de Stan Lee se llenaron de conquistadores del espacio exterior, científicos locos y supremacistas ideológicos o raciales. Enemigos naturales de América, entre los que tampoco faltaban los accidentes de laboratorio, tramas Shakespearianas de venganza familiar o los que simplemente se guiaban por el vil dinero. Pero en general, la mayoría eran villanos de opereta en busca del siempre loable fin de la dominación mundial. Individualistas como el Doctor Muerte que reivindicaban su gloria personal, y que como mucho venían acompañados con un ejército de sicarios a sueldo empleados como carne de cañón. 

 Pero también fue la época en la que comenzaron a aparecer las grandes organizaciones criminales como Hydra o IMA, y -especialmente para el tema que nos ocupa- las primeras alianzas entre supervillanos. Grupos tan emblemáticos como los Seis Secretos del Doctor Octopus, la Hermandad de Mutantes Diabólicos de Magneto, los Amos del Mal del Barón Zemo y Ultrón, los Cuatro Terribles de El Mago o la Legión Letal del Segador veían la luz junto con otros con menos fortuna como los Emisarios del Mal de Electro. Surgiendo conforme la caracterización de los villanos comenzaba a madurar en profundidad con creaciones como Galactus y su heraldo Estela Plateada, prácticamente todos estos grupos tenían como base reunir a algunos de los antagonistas más letales de superhéroes como Spider-Man, los Vengadores, los Cuatro Fantásticos o Daredevil, en una suerte de dream teams maligno con los que ponerlos contra las cuerdas.

Solo la Hermandad de los X-Men rompió la tónica al ser Magneto el único previamente presentado, sin tardar en sumarse al redil, mientras Stan se encariñaba de sus creaciones hasta hacer que muchos de estos villanos terminasen cambiando de bando. Así fue la tendencia hasta que el modelo clásico de los grupos de supervillanos comenzó a diluirse con los setenta, dando paso a las amenazas temáticas, con el esoterismo incrustado en el corazón de los Estados Unidos.

Eran los días de El Zodíaco, Los Siete de Salem, las maquinaciones de El Club Fuego Infernal y más adelante el clan ocultista japonés de La Mano. Tiempos complicados derivaron en amenazas más complejas, en una época en la que el nihilista Thanos desbancaba a Adam Warlock como gran protagonista de las sagas de Starlin, el Doctor Muerte terminaba de erigirse como gran icono Marvel en 'Super-Villains Team-Up' y Magneto dejaba atrás la teatral aproximación de Stan Lee para reinventarse como víctima del Holocausto Nazi, en unos X-Men cargados de conciencia social.


Los ochenta habían llegado en un turbio apogeo que culminaría con 'La Última Cacería de Kraven', en un período en el que las habilidades metamorfas de la nueva líder de la Hermandad (Mística) hacían oscilar al grupo entre el terrorismo radical antisistema y el mercenariado al servicio del gobierno como Fuerza de Libertad. El enfoque clásico continuaba vivo con los irreductibles Legión Letal o Cuatro Temibles, pero o bien lo hacían como vestigio de tiempos pasados, o con aspiraciones mucho más humildes como el Sindicato del Crimen de El Escarabajo.

Esta fue la época en la que los superhéroes se enfrentaban a escuadrones de la muerte disfrazados de supervillanos (Los Merodeadores) o una aterradora versión cibernética del Ku Kux Clan (los Cosechadores), integristas religiosos (Los Purificadores), terroríficos proyectos armamentísticos en el corazón del engranaje militar norteamericano (Arma-X), la ascensión neonazis (la Escuadra Esqueleto) u autoproclamados mesías del Apocalipsis, mientras los chicos malos de Marvel vivían su propio Verano de Sam a manos del enigmático Azote. Pero entonces, el hijo de Zemo reunió a una nueva encarnación de Amos del Mal para reclamar retribución contra los Vengadores, lanzando el fulminante Asalto a la Mansión con el que temblarían los cimientos los héroes más poderosos de la Tierra. 


Un regreso a lo grande con el que los villanos clásicos reivindicaban su condición disidente, hipervitaminándoce con las vueltas de tuerca de los pasados años para formar la mayor alianza a la que los superhéroes se hubieran enfrentado. Era la antesala de los noventa en plenos Actos de Venganza, para una época en la que se trato de que los grandes adversarios fueran más oscuros, terribles, serios y sádicos que nunca. Así volverían los Seis Siniestros, La Hermandad de Mutantes o unos renovados Cuatro Terribles dirigidos por Paibok, mientras todos los Thanos, Magneto, Loki o incluso el Duende Verde -que había pasado a mejor vida- regresaron a sus antiguos fueros rodeados de pompa y ruido.

Acompañados por creaciones de nuevo cuño cargadas de niveles demenciales de poder en forma de músculos y rayos de colores, aquella Marvel ya no era la de tus padres y se alzaba desafiante con propuestas como los Arribistas, el Frente de Liberación Mutante, los Acólitos, Externos o los Señores del Pacífico. El tiempo se encargaría de ponerlos a cada uno de ellos en su sitio, mientras el auge de los personajes oscuros y sanguinarios dio oportunidad a personajes como Punisher, Veneno, Dientes de Sable, Masacre, Mística, Morbius o Matanza como toda una remesa de antiguos villanos o antihéroes que de repente conseguían colecciones propias sin necesidad de redimirse de sus antiguos fueros.


Entre tantas tinieblas, alguien tenía que recuperar el norte, y Marvel decidió cerrar el círculo devolviéndole las llaves al mismo Barón Zemo que había marcado uno de los momentos cumbre de los ochenta. Fue así como regresaron los Amos del Mal, pero con una perversa vuelta de tuerca al aprovechar la desaparición de la mayor parte de los superhéroes para hacerse pasar por sus sucesores y dar origen a los Thunderbolts. Recuperando a varios villanos que hasta el momento no habían importado a nadie, Busiek desarrollaría su discurso sobre la redención a través de una cabecera con marcado corte clásico, en eterno debate entre el mandato de Zemo / Ciudadano V y Ojo de Halcón.

Convirtiéndose en la serie protagonizada por un grupo de supervillanos más exitosa desde el Escuadrón Suicida de Ostrander, Busiek y su sucesor Fabian Nicieza conseguirían que personajes como Piedra Lunar, Pájaro Cantor (antaño Mimi Aulladora), Atlas (Power Man), MATCH (El Escarabajo) o Tecno (el Arreglador) pasaran de ser unos don nadie a quedar fuertemente grabados en el corazón de los lectores de la época. Pero además, los Thunderbolts supusieron el verdadero regreso de Marvel a su grandeza clásica, dejando de lado las hiperbólicas excentricidades de principios de los noventa para dar a personajes como Ultron, Magneto, Kang, Cráneo Rojo, Annihilus, Apocalipsis, Mística o El Doctor Muerte algunas de sus más aclamadas sagas.


Entrabamos en el presente siglo, en el que Thanos vivía su segundo regreso con una antología de series propias, multiplicándose las mini-series y colecciones protagonizadas por supervillanos. Personajes como Galactus, Bullseye, Loki, Super Skrull, Ronan el Acusador o la reformada Emma Frost fueron incorporándose progresivamente a la lista, mientras los mutantes intentaban emular el éxito de los Thunderbolts, primero con una fallida Hermandad al más puro estilo Chuck Palahniuk y la cruda e interesante Arma X de Frank Tieri. Alternando el carácter icónico de sus primeros tiempos junto a nuevas creaciones, Marvel buscaba emular el sello JLA / Authority, en un continuo salto al vacío en busca de historias más grandes que la vida. Villanos como Cassandra Nova o Vulcano (X-Men), Morlun y Mister Negativo (Amazing Spider-Man), El Gorgón (Lobezno), Lucía Von Bardas (Secret Wars), El Orgullo (Runaways) fueron fruto de una época que trajo reinvenciones para personajes como Kingpin, Ares o El Hombre Púrpura.


Dar colecciones a personajes situados en una posición menos cómoda de la barrera moral se había convertido en algo habitual, y Marvel se atrevía con creaciones de nuevo cuño que iban desde antihéroes tan poco heróicos como el irremediable Hombre Hormiga Eric O'Grady de Robert Kirkman o Toxina de Peter Milligan, hasta auténticos villanos como The Underworld de Frank Tierie, Barracuda de Garth Ennis, la psicótica y anarquista reinvención de El Zodíaco a cargo de Joe Casey o El Encapuchado de Brian K. Vaughan. Este último alcanzaría una gran relevancia cuando la America post 11 de Septiembre reformuló las barreras entre todos héroes y villanos, erigiéndose como nueva leyenda del hampa criminal, al frente de toda una legión de supervillanos que velaba por sus propios intereses.


Destacando por una aproximación realista, sin ninguna distinción de Spider-Man o cualquier vigilante enmascarado que haber apostado por una vida dedicada al crimen, el Encapuchado y su grupo se convirtieron en antagonistas habituales de los Vengadores en las puertas de un evento qure cambiaría por completo el rol de los villanos en el universo Marvel: El Reinado Oscuro. Su semilla, de nuevo los Thunderbolts, quienes tras conseguir que la Comisión de Actividades Superhumanas de los Estados Unidos validara su condición como supervillanos -por los servicios prestados en la Civil War-, vivieron una nueva reinvención a manos de Warren Ellis con Norman Osborn al frente de ellos.

Cargados de vitriolo ácido y mala leche, los Thunderbolts de Ellis jugaban con la zona de grises e incertidumbre que se vivía en los tiempos del regimen Bush y el Acta Patriótica, mostrando como actuarían villanos irredentos de encontrarse defendiendo la ley y el orden en busca de beneficios políticos. Oro puro que Marvel no dejó escapar, promoviendo la idea par elevar a Osborn como máximo líder de la seguridad de los Estados Unidos al frente de HAMMER -una nueva SHIELD de carácter cuasi-totalitario- y los Vengadores Oscuros. Imagen del burócrata trepa, embaucador y ruin que busca llevar a cabo lo correcto por razones completamente equivocadas, Osborn organizaría en secreto una Cábala de supervillanos con la que pretendía repartirse el pastel, en una suerte de cruce entre los Thunderbolts originales y los Actos de Vengaza.


Convirtiendo el negro el blanco y arriba en abajo a través de los entresijos burocrático de una ley severa y abusiva, el cenit de la pasada década fue un momento de esplendor para los villanos Marvel, en el que personajes como Daken, Piedra Lunar, Bullseye, el antiguo Escorpión Mac Gargan -por entonces convertido en el nuevo Veneno-, el Supervisor, la Legión Letal y hasta unos Jóvenes Amos tuvieron serie propia ocupando el lugar de los héroes a los que sustituían. Los Thunderbolts vivían su enésima reinvención como equipo de asalto al servicio de Osborn -con villanos y héroes de moralidad difusa como El Fantasma, Paladín, Nuke, la Viuda Negra Yelena Belova, Mister X, Grizzlie o el Decapitador entre sus miembros-, en un periodo en el que Magneto se unía definitivamente a los X-Men para arrastrarlos a la irrefrenable senda de la ambigüedad total, el Doctor Octupus organizaba a la última gran encarnación de los Seis Siniestros, MODOK reclutaba a varios villanos a su servicio y un nuevo Hulk rojo entraba en escena al servicio del grupo de mentes criminales conocido como Inteligencia.

Sin embargo, nada dura eternamente, y los supervillanos propiciaron su propia caída el pecar de ambiciosos. El arranque de la presente década devolvería las riendas del universo Marvel a sus justos dueños, iniciando la Edad Heroíca que hemos venido viviendo desde mediados de 2010. Volviendo a cambiar de manos para quedar a expensas del gobierno y una comisión de evaluadores encabezada por Luke Cage y miembros anteriores del grupo, los Thunderbolts darían un nuevo giro como programa de reinserción de villanos ubicado en La Balsa. Con personajes como Calavera, Juggernaut, el Hombre Cosa, Satana, Boomerang, Centurius, Troll o el Conmocionador entre sus filas mientras Osborn buscaba recuperar su situación de poder con unos nuevos Vengadores Oscuros, el grupo fue la última encarnación de lo Thunderbolts en estar ligado a los villanos Marvel, antes de renacer como un comando proactivo de antihéroes encabezado por Red Hulk, Punisher, Elektra, Motorista Fantasma o El Líder.


Pero el legado de los chicos malos de la casa de las ideas continuaba vivo, ya fuera con Boomerang regresando a sus actividades delictivas junto al Sindicato del Crimen en la divertidamente desmitificadora 'Enemigos Superiores de Spider-Man' o con Zemo reinstaurando los Amos del Mal en la isla nación de Bagalia. Concebidas como grandes sagas en la que la que los villanos obtenían tanta importancia como sus protagonistas, las series de Marvel NOW! ofrecieron historias cruciales para personajes clásicos como Arcade ('Vengadores Arena'), Armin Zola (Capitán América), MODOK e IMA (Vengadores Secretos) o nuevas creaciones como El Carnicero de los Dioses.


Con Spider-Man sustituido por un impostor de intenciones aviesas de forma prolongada, quedaba claro que la editorial no tenía ningún problema a la hora de dar colecciones regulares fijas para personajes tan al borde del abismo como Loki, Magneto o Legion. Una postura que se revalidaría con el importante papel de los supervillanos en el evento 'Axis' -con mini-series como la de El Duende-, y que nos conduce a las puertas de la 'All-New All-Different Marvel' que debutará tras la Secret Wars el próximo mes de octubre. Un nuevo escenarios en el que los villanos Marvel seguirán teniendo relevancia después de que El Maestro, el Apocalipsis de la Era de los noventa, los Marvel Zombies o el Escuadrón Siniestro hayan tenido relevancia en la macro-saga de Jonathan Hickman, con colecciones como 'Contest of Champions', un 'Hombre Hormiga' en el que Scott Lang se mueve entre ambas caras de la moneda, el 'Matanza' de Gerry Conway o los miembros de la Hermandad ocupando las páginas de 'La Imposible Patrulla-X' de Cullen Bunn y Greg Land.


Pero aunque los carismáticos antagonistas que tan a menudo han puesto en apuros a nuestros personajes favoritos tengan su pequeño rincón en el futuro del universo Marvel, se echaba en falta alguien que volviera a velar por el interés de toda la comunidad de los supervillanos, y El Encapuchado vuelve a ser el candidato elegido para ello. Desaparecido del mapa desde su breve paso por los tie-ins que 'Axis' tras ser definitivamente derrotado en su eterna pugna con los Vengadores, Parker Robbins vuelve a las andadas de la mano del creador de 'Muerdeuñas' y la trepidante 'Birtright' Joshua Williamson, quien ahora tendrá oportunidad de poner a prueba su habilidad con personajes amorales y entornos de riesgo al servicio de Marvel.

Con el dibujante de 'Arkham Manor' Shawn Crystal a los lápices, 'Illuminati' recupera el nombre de la formación encabezada por Reed Richards, Tony Stark y demás mentes pensantes del universo Marvel por motivos todavía desconocidos, para centrarse en un grupo de supervillanos que viven en constante peligro por no estar entre las grandes ligas, pero encontrarse lo suficientemente cerca de ellos como para llamar su atención. Consciente de que no hay más opción que seguir trepando en la pirámide trófica o convertirse en carnaza a manos de los peces gordos, el Encapuchado aprovechará el desequilibrio de la escala de poder tras la 'Secret Wars' para reunir a un grupo de supervillanos con un objetivo muy concreto.


Consciente de que están a merced entre la persecución a manos de los superhéroes y ser usados como peones en los continuos juegos de poder de unos Thanos o Doctor Muerte a los que no les importan en absoluto, Robbins tratará de crear una alianza desde la que puedan situarse en una posición de poder, y conseguir la lealtad de Titania será uno de sus principales objetivos. Co-protagonista de la serie, la poderosa rival de Hulka recibirá una tentadora oferta de El Encapuchado tras haberse retirado del crimen, descubriendo que decir adiós a su antigua vida no es tan fácil como creía.

Rediseñada para la ocasión, Mary MacPherran se embarcará en un viaje junto a Parker Robbins por los rincones más oscuros del Nuevo Universo Marvel, con el físico nuclear Bola de Demolición -separado del resto de la Brigada-, el siempre maquinador Pensador Loco, la Hormiga Negra Eric O'Grady y una Encantadora recién salida de las series de Loki y Ángela como algunos de los villanos Marvel que los acompañarán en su odisea. Un grupo de villanos que para nada busca redimirse y con el que -según palabras del propio Williamson-, El Encapuchado comienza a ser consciente de que es un mal tipo y que quizás no sea algo tan malo como pensaba.


A espera de su debut en el próximo octubre, Williamson continúa escribiendo la mini-serie de Cráneo Rojo en plena 'Secret Wars', con otro grupo de villanos formado por Calavera, Magneto, Piedra Lunar, Dama Mortal, Electro, Jack O'Lantern y Soldado de Invierno. Toda un pelotón de Thunderbolts, con el que dejar muestra de su manejo con los villanos Marvel, y que era el guionista adecuado para devolverlos a sus andadas.

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