A
pesar de que tradicionalmente son los superhéroes quienes llevan el
protagonismo en Marvel, la franja de grises por la que se mueven sus
cómics ha permitido que sus supervillanos evolucionaran como figuras
complejas rodeadas de un fuerte halo de fascinación a su alrededor.
Hablamos de la primera editorial que en el primer cambio de guardia
de los Vengadores introdujo un elenco mayoritario de antiguos
villanos Marvel -Ojo de Halcón, la Bruja Escarlata,
Mercurio...-, y la idea de que los criminales enmascarados son algo
más que perversos clichés en busca de hacer el mal quedó
fuertemente grabada en su ADN. Personajes como Loki, Magneto, Thanos,
Emma Frost, Mística, el Barón Zemo o Juggernaut no han dejado de
crecer desde sus primeros días, y con la iniciativa 'All-New
All-Different Marvel' la editorial continuará apostando por los
villanos con un nuevo grupo liderado por El Encapuchado en la nueva
serie de los 'Illuminati' del muerdeuñas Joshua
Williamson y el dibujante Shawn Crystal.
El
viaje de los supervillanos desde sus primeros días como sacos de
torta en eterna lucha contra los héroes enmascarados de Marvel hasta
protagonizar sus propias historias arranca muy atrás, en aquellos
locos años sesenta en la que los cómics de Stan Lee se
llenaron de conquistadores del espacio exterior, científicos locos y
supremacistas ideológicos o raciales. Enemigos naturales de América,
entre los que tampoco faltaban los accidentes de laboratorio, tramas
Shakespearianas de venganza familiar o los que simplemente se guiaban
por el vil dinero. Pero en general, la mayoría eran villanos de
opereta en busca del siempre loable fin de la dominación mundial.
Individualistas como el Doctor Muerte que reivindicaban su
gloria personal, y que como mucho venían acompañados con un
ejército de sicarios a sueldo empleados como carne de cañón.
Pero
también fue la época en la que comenzaron a aparecer las grandes
organizaciones criminales como Hydra o IMA, y -especialmente para el
tema que nos ocupa- las primeras alianzas entre supervillanos. Grupos
tan emblemáticos como los Seis Secretos del Doctor Octopus,
la Hermandad de Mutantes Diabólicos de Magneto, los Amos
del Mal del Barón Zemo y Ultrón, los Cuatro Terribles de
El Mago o la Legión Letal del Segador veían la luz junto con
otros con menos fortuna como los Emisarios del Mal de Electro.
Surgiendo conforme la caracterización de los villanos comenzaba a
madurar en profundidad con creaciones como Galactus y su heraldo
Estela Plateada, prácticamente todos estos grupos tenían como base
reunir a algunos de los antagonistas más letales de superhéroes
como Spider-Man, los Vengadores, los Cuatro Fantásticos o Daredevil,
en una suerte de dream teams maligno con los que ponerlos
contra las cuerdas.
Solo
la Hermandad de los X-Men rompió la tónica al ser Magneto el único
previamente presentado, sin tardar en sumarse al redil, mientras Stan
se encariñaba de sus creaciones hasta hacer que muchos de estos
villanos terminasen cambiando de bando. Así fue la tendencia hasta
que el modelo clásico de los grupos de supervillanos comenzó a
diluirse con los setenta, dando paso a las amenazas temáticas, con
el esoterismo incrustado en el corazón de los Estados Unidos.
Eran
los días de El Zodíaco, Los Siete de Salem, las
maquinaciones de El Club Fuego Infernal y más adelante el
clan ocultista japonés de La Mano. Tiempos complicados
derivaron en amenazas más complejas, en una época en la que el
nihilista Thanos desbancaba a Adam Warlock como gran protagonista de
las sagas de Starlin, el Doctor Muerte terminaba de erigirse como
gran icono Marvel en 'Super-Villains Team-Up' y Magneto dejaba atrás
la teatral aproximación de Stan Lee para reinventarse como víctima
del Holocausto Nazi, en unos X-Men cargados de conciencia social.
Los
ochenta habían llegado en un turbio apogeo que culminaría con 'La
Última Cacería de Kraven', en un período en el que las habilidades
metamorfas de la nueva líder de la Hermandad (Mística) hacían
oscilar al grupo entre el terrorismo radical antisistema y el
mercenariado al servicio del gobierno como Fuerza de Libertad.
El enfoque clásico continuaba vivo con los irreductibles Legión
Letal o Cuatro Temibles, pero o bien lo hacían como vestigio de
tiempos pasados, o con aspiraciones mucho más humildes como el
Sindicato del Crimen de El Escarabajo.
Esta
fue la época en la que los superhéroes se enfrentaban a escuadrones
de la muerte disfrazados de supervillanos (Los Merodeadores) o
una aterradora versión cibernética del Ku Kux Clan (los
Cosechadores), integristas religiosos (Los Purificadores),
terroríficos proyectos armamentísticos en el corazón del engranaje
militar norteamericano (Arma-X), la ascensión neonazis (la
Escuadra Esqueleto) u autoproclamados mesías del Apocalipsis,
mientras los chicos malos de Marvel vivían su propio Verano de
Sam a manos del enigmático Azote. Pero entonces, el hijo
de Zemo reunió a una nueva encarnación de Amos del Mal para
reclamar retribución contra los Vengadores, lanzando el fulminante
Asalto a la Mansión con el que temblarían los cimientos los
héroes más poderosos de la Tierra.
Un
regreso a lo grande con el que los villanos clásicos reivindicaban
su condición disidente, hipervitaminándoce con las vueltas de
tuerca de los pasados años para formar la mayor alianza a la que los
superhéroes se hubieran enfrentado. Era la antesala de los noventa
en plenos Actos de Venganza, para una época en la que se
trato de que los grandes adversarios fueran más oscuros, terribles,
serios y sádicos que nunca. Así volverían los Seis Siniestros, La
Hermandad de Mutantes o unos renovados Cuatro Terribles dirigidos por
Paibok, mientras todos los Thanos, Magneto, Loki o incluso el Duende
Verde -que había pasado a mejor vida- regresaron a sus antiguos
fueros rodeados de pompa y ruido.
Acompañados
por creaciones de nuevo cuño cargadas de niveles demenciales de
poder en forma de músculos y rayos de colores, aquella Marvel ya no
era la de tus padres y se alzaba desafiante con propuestas como los
Arribistas, el Frente de Liberación Mutante, los Acólitos, Externos
o los Señores del Pacífico. El tiempo se encargaría de ponerlos a
cada uno de ellos en su sitio, mientras el auge de los personajes
oscuros y sanguinarios dio oportunidad a personajes como Punisher,
Veneno, Dientes de Sable, Masacre, Mística, Morbius o Matanza como
toda una remesa de antiguos villanos o antihéroes que de repente
conseguían colecciones propias sin necesidad de redimirse de sus
antiguos fueros.
Entre
tantas tinieblas, alguien tenía que recuperar el norte, y Marvel
decidió cerrar el círculo devolviéndole las llaves al mismo Barón
Zemo que había marcado uno de los momentos cumbre de los ochenta.
Fue así como regresaron los Amos del Mal, pero con una perversa
vuelta de tuerca al aprovechar la desaparición de la mayor parte de
los superhéroes para hacerse pasar por sus sucesores y dar origen a
los Thunderbolts. Recuperando a varios villanos que hasta el
momento no habían importado a nadie, Busiek desarrollaría su
discurso sobre la redención a través de una cabecera con marcado
corte clásico, en eterno debate entre el mandato de Zemo / Ciudadano
V y Ojo de Halcón.
Convirtiéndose
en la serie protagonizada por un grupo de supervillanos más exitosa
desde el Escuadrón Suicida de Ostrander, Busiek y su sucesor Fabian
Nicieza conseguirían que personajes como Piedra Lunar, Pájaro
Cantor (antaño Mimi Aulladora), Atlas (Power Man), MATCH (El
Escarabajo) o Tecno (el Arreglador) pasaran de ser unos don nadie a
quedar fuertemente grabados en el corazón de los lectores de la
época. Pero además, los Thunderbolts supusieron el verdadero
regreso de Marvel a su grandeza clásica, dejando de lado las
hiperbólicas excentricidades de principios de los noventa para dar a
personajes como Ultron, Magneto, Kang, Cráneo Rojo, Annihilus,
Apocalipsis, Mística o El Doctor Muerte algunas de sus más
aclamadas sagas.
Entrabamos
en el presente siglo, en el que Thanos vivía su segundo regreso con
una antología de series propias, multiplicándose las mini-series y
colecciones protagonizadas por supervillanos. Personajes como
Galactus, Bullseye, Loki, Super Skrull, Ronan el Acusador o la
reformada Emma Frost fueron incorporándose progresivamente a la
lista, mientras los mutantes intentaban emular el éxito de los
Thunderbolts, primero con una fallida Hermandad al más puro
estilo Chuck Palahniuk y la cruda e interesante Arma X de
Frank Tieri. Alternando el carácter icónico de sus primeros tiempos
junto a nuevas creaciones, Marvel buscaba emular el sello JLA /
Authority, en un continuo salto al vacío en busca de historias más
grandes que la vida. Villanos como Cassandra Nova o Vulcano
(X-Men), Morlun y Mister Negativo (Amazing Spider-Man), El Gorgón
(Lobezno), Lucía Von Bardas (Secret Wars), El Orgullo (Runaways)
fueron fruto de una época que trajo reinvenciones para personajes
como Kingpin, Ares o El Hombre Púrpura.
Dar
colecciones a personajes situados en una posición menos cómoda
de la barrera moral se había convertido en algo habitual, y
Marvel se atrevía con creaciones de nuevo cuño que iban desde
antihéroes tan poco heróicos como el irremediable Hombre Hormiga
Eric O'Grady de Robert Kirkman o Toxina de Peter Milligan, hasta
auténticos villanos como The Underworld de Frank Tierie,
Barracuda de Garth Ennis,
la psicótica y anarquista reinvención de El Zodíaco a cargo
de Joe Casey o El Encapuchado de Brian K. Vaughan. Este
último alcanzaría una gran relevancia cuando la America post 11 de
Septiembre reformuló las barreras entre todos héroes y villanos,
erigiéndose como nueva leyenda del hampa criminal, al frente de toda
una legión de supervillanos que velaba por sus propios intereses.
Destacando
por una aproximación realista, sin ninguna distinción de Spider-Man
o cualquier vigilante enmascarado que haber apostado por una vida
dedicada al crimen, el Encapuchado y su grupo se convirtieron en
antagonistas habituales de los Vengadores en las puertas de un evento
qure cambiaría por completo el rol de los villanos en el universo
Marvel: El Reinado Oscuro. Su semilla, de nuevo los
Thunderbolts, quienes tras conseguir que la Comisión de Actividades
Superhumanas de los Estados Unidos validara su condición como
supervillanos -por los servicios prestados en la Civil War-, vivieron
una nueva reinvención a manos de Warren Ellis con Norman Osborn al
frente de ellos.
Cargados
de vitriolo ácido y mala leche, los Thunderbolts de Ellis jugaban
con la zona de grises e incertidumbre que se vivía en los tiempos
del regimen Bush y el Acta Patriótica, mostrando como actuarían
villanos irredentos de encontrarse defendiendo la ley y el orden en
busca de beneficios políticos. Oro puro que Marvel no dejó escapar,
promoviendo la idea par elevar a Osborn como máximo líder de la
seguridad de los Estados Unidos al frente de HAMMER -una nueva SHIELD
de carácter cuasi-totalitario- y los Vengadores Oscuros.
Imagen del burócrata trepa, embaucador y ruin que busca llevar a
cabo lo correcto por razones completamente equivocadas,
Osborn organizaría en secreto una Cábala de supervillanos
con la que pretendía repartirse el pastel, en una suerte de cruce
entre los Thunderbolts originales y los Actos de Vengaza.
Convirtiendo el negro el blanco y arriba en abajo a través de los entresijos burocrático de una ley severa y abusiva, el cenit de la pasada década fue un momento de esplendor para los villanos Marvel, en el que personajes como Daken, Piedra Lunar, Bullseye, el antiguo Escorpión Mac Gargan -por entonces convertido en el nuevo Veneno-, el Supervisor, la Legión Letal y hasta unos Jóvenes Amos tuvieron serie propia ocupando el lugar de los héroes a los que sustituían. Los Thunderbolts vivían su enésima reinvención como equipo de asalto al servicio de Osborn -con villanos y héroes de moralidad difusa como El Fantasma, Paladín, Nuke, la Viuda Negra Yelena Belova, Mister X, Grizzlie o el Decapitador entre sus miembros-, en un periodo en el que Magneto se unía definitivamente a los X-Men para arrastrarlos a la irrefrenable senda de la ambigüedad total, el Doctor Octupus organizaba a la última gran encarnación de los Seis Siniestros, MODOK reclutaba a varios villanos a su servicio y un nuevo Hulk rojo entraba en escena al servicio del grupo de mentes criminales conocido como Inteligencia.
Sin
embargo, nada dura eternamente, y los supervillanos propiciaron su
propia caída el pecar de ambiciosos. El arranque de la presente
década devolvería las riendas del universo Marvel a sus justos
dueños, iniciando la Edad Heroíca que hemos venido viviendo desde
mediados de 2010. Volviendo a cambiar de manos para quedar a expensas
del gobierno y una comisión de evaluadores encabezada por Luke Cage
y miembros anteriores del grupo, los Thunderbolts darían un nuevo
giro como programa de reinserción de villanos ubicado en La Balsa.
Con personajes como Calavera, Juggernaut, el Hombre Cosa, Satana,
Boomerang, Centurius, Troll o el Conmocionador entre sus filas
mientras Osborn buscaba recuperar su situación de poder con unos
nuevos Vengadores Oscuros, el grupo fue la última encarnación de lo
Thunderbolts en estar ligado a los villanos Marvel, antes de renacer
como un comando proactivo de antihéroes encabezado por Red Hulk,
Punisher, Elektra, Motorista Fantasma o El Líder.
Pero
el legado de los chicos malos de la casa de las ideas continuaba
vivo, ya fuera con Boomerang regresando a sus actividades delictivas
junto al Sindicato del Crimen en la divertidamente desmitificadora
'Enemigos Superiores de Spider-Man' o con Zemo reinstaurando
los Amos del Mal en la isla nación de Bagalia. Concebidas como
grandes sagas en la que la que los villanos obtenían tanta
importancia como sus protagonistas, las series de Marvel NOW!
ofrecieron historias cruciales para personajes clásicos como Arcade
('Vengadores Arena'), Armin Zola (Capitán América), MODOK e IMA
(Vengadores Secretos) o nuevas creaciones como El Carnicero de los
Dioses.
Con
Spider-Man sustituido por un impostor de intenciones aviesas de forma
prolongada, quedaba claro que la editorial no tenía ningún problema
a la hora de dar colecciones regulares fijas para personajes tan al
borde del abismo como Loki, Magneto o Legion. Una postura que se
revalidaría con el importante papel de los supervillanos en el
evento 'Axis' -con mini-series como la de El Duende-, y que
nos conduce a las puertas de la 'All-New All-Different Marvel'
que debutará tras la Secret Wars el próximo mes de octubre. Un
nuevo escenarios en el que los villanos Marvel seguirán teniendo
relevancia después de que El Maestro, el Apocalipsis de la Era de
los noventa, los Marvel Zombies o el Escuadrón Siniestro hayan
tenido relevancia en la macro-saga de Jonathan Hickman, con
colecciones como 'Contest of Champions', un 'Hombre Hormiga' en el
que Scott Lang se mueve entre ambas caras de la moneda, el 'Matanza'
de Gerry Conway o los miembros de la Hermandad ocupando las páginas
de 'La Imposible Patrulla-X' de Cullen Bunn y Greg Land.
Pero
aunque los carismáticos antagonistas que tan a menudo han puesto en
apuros a nuestros personajes favoritos tengan su pequeño rincón en
el futuro del universo Marvel, se echaba en falta alguien que
volviera a velar por el interés de toda la comunidad de los
supervillanos, y El Encapuchado vuelve a ser el candidato elegido
para ello. Desaparecido del mapa desde su breve paso por los tie-ins
que 'Axis' tras ser definitivamente derrotado en su eterna pugna con
los Vengadores, Parker Robbins vuelve a las andadas de la mano del
creador de 'Muerdeuñas' y la trepidante 'Birtright' Joshua
Williamson, quien ahora tendrá oportunidad de poner a prueba su
habilidad con personajes amorales y entornos de riesgo al servicio de
Marvel.
Con
el dibujante de 'Arkham Manor' Shawn Crystal a los lápices,
'Illuminati' recupera el nombre de la formación encabezada
por Reed Richards, Tony Stark y demás mentes pensantes del universo
Marvel por motivos todavía desconocidos, para centrarse en un grupo
de supervillanos que viven en constante peligro por no estar entre
las grandes ligas, pero encontrarse lo suficientemente cerca de ellos
como para llamar su atención. Consciente de que no hay más opción
que seguir trepando en la pirámide trófica o convertirse en carnaza
a manos de los peces gordos, el Encapuchado aprovechará el
desequilibrio de la escala de poder tras la 'Secret Wars' para reunir
a un grupo de supervillanos con un objetivo muy concreto.
Consciente
de que están a merced entre la persecución a manos de los
superhéroes y ser usados como peones en los continuos juegos de
poder de unos Thanos o Doctor Muerte a los que no les importan en
absoluto, Robbins tratará de crear una alianza desde la que puedan
situarse en una posición de poder, y conseguir la lealtad de Titania
será uno de sus principales objetivos. Co-protagonista de la serie,
la poderosa rival de Hulka recibirá una tentadora oferta de El
Encapuchado tras haberse retirado del crimen, descubriendo que decir
adiós a su antigua vida no es tan fácil como creía.
Rediseñada
para la ocasión, Mary MacPherran se embarcará en un viaje junto a
Parker Robbins por los rincones más oscuros del Nuevo Universo
Marvel, con el físico nuclear Bola de Demolición -separado
del resto de la Brigada-, el siempre maquinador Pensador Loco,
la Hormiga Negra Eric O'Grady y una Encantadora recién
salida de las series de Loki y Ángela como algunos de los villanos
Marvel que los acompañarán en su odisea. Un grupo de villanos que
para nada busca redimirse y con el que -según palabras del propio
Williamson-, El Encapuchado comienza a ser consciente de que es un
mal tipo y que quizás no sea algo tan malo como pensaba.
A
espera de su debut en el próximo octubre, Williamson continúa
escribiendo la mini-serie de Cráneo Rojo en plena 'Secret
Wars', con otro grupo de villanos formado por Calavera, Magneto,
Piedra Lunar, Dama Mortal, Electro, Jack O'Lantern y Soldado de
Invierno. Toda un pelotón de Thunderbolts, con el que dejar muestra
de su manejo con los villanos Marvel, y que era el guionista adecuado
para devolverlos a sus andadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario