lunes, 20 de julio de 2015

Asedio, La Cruz de Marvel


A la hora de buscar fuentes de inspiración para sus historias, Kieron Gillen siempre ha tenido una lucidez muy por encima de la media, ya sea bebiendo de 'The Sandman' para 'Poderoso Thor: Viaje al Misterio', 'Promethea' en 'Jóvenes Vengadores' o vestir de mechas intergalácticos y profecías de diseño transgénico la biografía de Steve Jobs en 'Iron Man'. En su despedida de Marvel con ese homenaje a toda su trayectoria que es la mini-serie 'Secret Wars: Asedio' tampoco iba a ser menos, y con la contribución de los lápices de Filipe Andrade tira de uno de los más imperecederos clásicos del cine bélico para defender Battleworld frente a las interminables invasiones desde más allá de El Escudo.

Una barrera forzadamente infranqueable que defiende los dominios de la 'Secret Wars' frente a voraces hordas de insectores, Marvel Zombies y despiadadas unidades Ultron, bajo el mando de una Abigail Brand que vuelve a ser la que brillase con Joss Whedon y el propio Gillen. A su lado, una legión de cadáveres anunciados. Soldados en una misión digna de Sísifo, a la que pocos se alistan voluntariamente, y prácticamente todos los que saben que están allí para morir y ser reemplazados por la próxima generación de héroes por la gracia de Doom (también llamados carne de cañón)


Todos salvo Kang, quien llega al Escudo como un aristocrático general al mando de los ejércitos de Battleworld, en busca de gloria tras labrarse una reputación frente a las huestes de Hulks del norte. Pura soberbia encarnada con la determinación desbordante de unos ojos de fuego, y que no tarda en chocar con el cinismo descreído de una oficial al mando consciente de la batalla interminable a la que se enfrentan en El Escudo es una guerra muy distinta a la que pueda narrarse entre la épica de los cantares bélicos.

Ese Kang que desde el momento en el que llega a su nuevo destacamento para convertirse en camarada de armas y enemigo jurado de Abigail Brand, bien podría ser Nathaniel Richards como Maximilian Schell en vísperas de su primer enfrentamiento con James Coburn en el cruce de Kubán. Marvel, auténticos Hombres Hormiga zombie de proporciones gigantes, Leah de Hel, la constante sombra de la muerte y Sam Peckinpah. Kieron Gillen sin duda sabe montar una despedida. 



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