A la hora de buscar
fuentes de inspiración para sus historias, Kieron Gillen
siempre ha tenido una lucidez muy por encima de la media, ya sea
bebiendo de 'The Sandman' para 'Poderoso Thor: Viaje al Misterio',
'Promethea' en 'Jóvenes Vengadores' o vestir de mechas
intergalácticos y profecías de diseño transgénico la biografía
de Steve Jobs en 'Iron Man'. En su despedida de Marvel con ese
homenaje a toda su trayectoria que es la mini-serie 'Secret Wars: Asedio' tampoco iba a ser menos, y con la contribución de los
lápices de Filipe Andrade tira de uno de los más
imperecederos clásicos del cine bélico para defender Battleworld
frente a las interminables invasiones desde más allá de El Escudo.
Una barrera forzadamente
infranqueable que defiende los dominios de la 'Secret Wars' frente a
voraces hordas de insectores, Marvel Zombies y despiadadas unidades
Ultron, bajo el mando de una Abigail Brand que vuelve a ser la
que brillase con Joss Whedon y el propio Gillen. A su lado, una
legión de cadáveres anunciados. Soldados en una misión digna de
Sísifo, a la que pocos se alistan voluntariamente, y prácticamente
todos los que saben que están allí para morir y ser reemplazados
por la próxima generación de héroes por
la gracia de Doom (también llamados carne de cañón).
Todos salvo Kang,
quien llega al Escudo como un aristocrático general al mando de los
ejércitos de Battleworld, en busca de gloria tras labrarse una
reputación frente a las huestes de Hulks del norte. Pura soberbia
encarnada con la determinación desbordante de unos ojos de fuego, y
que no tarda en chocar con el cinismo descreído de una oficial al
mando consciente de la batalla interminable a la que se enfrentan en
El Escudo es una guerra muy distinta a la que pueda narrarse entre la
épica de los cantares bélicos.
Ese Kang que desde el
momento en el que llega a su nuevo destacamento para convertirse en
camarada de armas y enemigo jurado de Abigail Brand, bien podría ser
Nathaniel Richards como Maximilian Schell en vísperas de su
primer enfrentamiento con James Coburn en el cruce de Kubán.
Marvel, auténticos Hombres Hormiga zombie de proporciones gigantes,
Leah de Hel, la constante sombra de la muerte y Sam Peckinpah. Kieron
Gillen sin duda sabe montar una despedida.
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