Hay un momento especialmente dramático en 'Atrápame si puedes' en el que Christopher Walken decide contarle a su hijo la verdad. Que tras toda una vida guiándose por las reglas, resignándose a su lugar en el esquema de las cosas y sometiéndose a la promesa de felicidad del "acéptate a ti mismo", todo lo que ha obtenido ha sido frustración, miseria y dolor personal. Frente a semejante revelación, no es de extrañar que el Frank Abagnale Jr. interpretado por un Leonardo DiCaprio al que aquello pareció conmocionar como si lo acabase de descubrir por si mismo, emprendiera una huida sin retorno como alma que lleva el diablo. ¿Pero por qué iba nadie a elegir una vida así?, diría el Renton de 'Trainspotting'.
La que probablemente sea la última gran película de Steven Spielberg llegó a los cines años después de que el caso de Jean-Claude Romand conmoviera al mundo. Un respetable padre de familia francés que trabajaba como médico para la Organización Mundial de la Salud, y compartía una feliz vida junto a su esposa y sus hijos. Salvo porque todo era mentira.
Incapaz de aceptar que no había conseguido superar el segundo curso de la carrera de medicina, Romand dio comienzo a una espiral de engaños y falsedades con los que estuvo mintiendo a su familia, vecinos y amigos cercanos durante 18 años en los que se limitó a dejar pasar las horas mientras simulaba trabajar. Algo realmente difícil de aceptar si no es asumiendo como muchas veces resulta más cómodo tragarnos la mentira que mirar a la cara de la terrible verdad.
Las expectativas como arma de destrucción personal, en una historia real de monstruoso desenlace, y que fue llevada al cine en tres ocasiones con 'El Empleo del Tiempo' de Laurent Cantet, 'La Vida de Nadie' de Eduard Cortés y 'El Adversario' de Nicole García. Pero lejos de tratarse de un incidente aislado, últimamente no dejan de aparecer casos como el de Anna Allen, convertida en TT por una extraña historia no muy lejana a la de Francisco Nicolás Gómez Iglesias (más conocido como el pequeño Nicolás).
Personas que parecen haber asumido la mentira como mecanismo de defensa frente a la realidad, con una existencia virtual, en muchas veces tan evidente que parece concebida con el único objetivo de engañarse a si mismos. Una aversión hacia lo real en el que solo tenemos sentido cuando nuestra biografía es inventada, pero que incluso para aquellos que lo ven desde fuera es difícil tener claro donde termina la verdad y donde comienza la mentira.
¿Existe Anna Allen? ¿Quién era esta actriz de 'Cuéntame' antes de que las redes se vieran inundadas con fotografías manipuladas en la que se había creado su propia ficción como estrella emergente? ¿Es la víctima de un delirio narcisista editado por paint, o el anzuelo de una voraz campaña viral que intenta hacernos tragar una mentira con forma de verdad descubierta?
Siendo inevitable pensar en aquel fenómeno que hace unos años nos invitó a discutir si el vestido era blanco y dorado o negro y azul, no es mala ocasión para recuperar 'I'm Still Here' y replantearnos lo que aprendimos de Joaquin Phoenix y Casey Affleck, no sea que terminemos abriendo el Cofre de los Inviernos a causa del grado de distorsión que estamos alcanzando respecto a la realidad.
Personas que parecen haber asumido la mentira como mecanismo de defensa frente a la realidad, con una existencia virtual, en muchas veces tan evidente que parece concebida con el único objetivo de engañarse a si mismos. Una aversión hacia lo real en el que solo tenemos sentido cuando nuestra biografía es inventada, pero que incluso para aquellos que lo ven desde fuera es difícil tener claro donde termina la verdad y donde comienza la mentira.
¿Existe Anna Allen? ¿Quién era esta actriz de 'Cuéntame' antes de que las redes se vieran inundadas con fotografías manipuladas en la que se había creado su propia ficción como estrella emergente? ¿Es la víctima de un delirio narcisista editado por paint, o el anzuelo de una voraz campaña viral que intenta hacernos tragar una mentira con forma de verdad descubierta?
Siendo inevitable pensar en aquel fenómeno que hace unos años nos invitó a discutir si el vestido era blanco y dorado o negro y azul, no es mala ocasión para recuperar 'I'm Still Here' y replantearnos lo que aprendimos de Joaquin Phoenix y Casey Affleck, no sea que terminemos abriendo el Cofre de los Inviernos a causa del grado de distorsión que estamos alcanzando respecto a la realidad.
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