De
todos los conceptos, propuestas y amalgamas nacidas de la nueva
'Secret Wars', pocos se me antojan tan inesperadamente lúcidos
como la de trasladar a Ángela al entorno de 1602. No ya
porque tanto personaje como versión alternativa del universo Marvel
son creación de Neil Gaiman, sino por el juego que puede dar
alguien del perfil y los particulares ideales de Ángela en el
crepúsculo de la Edad Dorada de la Inglaterra de la Reina
Elizabeth y el 'Orlando'
de Virginia Woolf. Pero es que además, la elección de
Kieron Gillen y Margeritte Bennett para expandir la mitología
del universo concebido por el escritor de Sandman es un
acierto, solo es superable por el hecho de contar con Stephanie
Hans como ilustradora.
Como
pronto, su rediseño a cargo de la dibujante de 'Viaje al Misterio'
entra de cabeza entre los mejores que la primogénita de Odín haya
lucido jamás. Pero además, la premisa de este '1602: Cazadora de
Brujas Ángela', promete dar continuidad a uno de los argumentos
más olvidados del universo de bolsillo de Gaiman, desde que Carlos
Javier y el Gran Inquisidor desaparecieran, adentrándose junto a los
equivalentes de la Patrulla-X en el nuevo mundo.
Adelantando
versiones de otros personajes Marvel como Soldado de Invierno
y los Guardianes de la Galaxia, Gillen y Bennett continuarán
las aventuras de Ángela y Sera a través de Battleworld, en un
dominio renacentista en el que lo increíble y diferente era
considerado semilla de brujería, y en el que las tinieblas de la
superstición inquisidora se abrieron paso tras un periodo de
esplendor ilustrado.
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