Uno de los efectos
secundarios de la generosa oferta que podemos encontrar actualmente
en del cómic americano, es un entorno competente, en el que los
autores deben dar lo mejor de si mismos para mantener la atención
del público. Y si bien no estamos ante ningún tipo de revolución
como la que pudo suponer Watchmen, si que estamos ante un panorama
bastante más interesante y diverso que el que pudiéramos encontrar
hace diez años. Un panorama en el que la voz cantante parecen
llevarla la ciencia ficción, las licencias y el imperturbable
reinado de los superhéroes, pero que tampoco rechaza a affairs
con zombies, fantasía espacial y otros géneros.
Entre estos, la espada
y brujería quizás no este en su momento más alto en cuanto a
ventas, pero si que está viviendo un nada desdeñable regreso a la
juventud gracias a la frescura aportada por autores como Jim Zub y
Kurtis J. Wiebe, y series como 'The Autumnlands: Tooth & Claw',
'Skullkickers', 'Valen The Outcast', 'La Princesa Ugg', 'Birthright'
o 'Rat Queens'. Tampoco faltan franquicias tan veteranas como los
'Masters del Universo', 'Pathfinder', 'Dragones y Mazmorras' o -en el
caso que nos ocupa- Conan y Red Sonja.
Separados a dos
editoriales de distancia, los personajes nacidos en la literatura de
Robert E. Howard parecen haber encontrado a sus mejores aliados en
la forma de Fred Van Lente y Gail Simone. Dos autores que
parecían condenados a cruzarse en el camino de sus respectivos
personajes, y que han conseguido devolverle el interés a sus
respectivos personajes. Sumado al aliciente aportado por dibujantes
como Becky Clonan, Dan Panosian, Randy Green o Brian Ching, más
miniseries como el crossover en el que se andan enfrascados
actualmente, no son malos tiempos para perderse en la Era Hiboria.
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