domingo, 8 de marzo de 2015

Spider-Woman #5, de Dennis Hopeless y Javier Rodríguez


Es todo un reto volver a empezar de cero. El desamparo solitario de la página en blanco, y el desafío que supone construir algo por ti mismo desde la nada. Una situación tan estimulante como intimidatoria, a la que cuesta acostumbrarse cuando has pasado demasiado tiempo como animal de equipo. Son tantas las costumbres aprendidas y las comodidades de ser un engranaje más, que lo fácil es buscar una plaza de pasajero y simplemente dejarse llevar. Pero aunque formar parte algo más grande tiene sus encantos, no es incompatible con mantener una parcela personal a la que regresar cada vez que necesites recordarte porqué haces lo que haces.

Podría estar hablando del quinto número de la nueva serie de 'Spider-Woman', como podría hablar de mi mismo cuando decidí crear Líneas Cinéticas para dar cabida a todo aquello que por temática o porque ya hay otros compañeros encargados de ello, no tendría sentido en Cultture o Zona Negativa. Una situación no muy diferente a la que vive Jessica Drew, en un cómic que supone el comienzo de una nueva etapa, tras el prólogo ligado a Spider Verse que fueron las primeras cuatro entregas.

Lejos de la lucha por la supervivencias frente a eventos de extinción masiva, de las redes pan-dimensionales de hombres araña, las invasiones alienígenas y los intrincados planes de SHIELD, Dennis Hopeless devuelve a Spider Woman a las calles, para plantar cara al crimen en su forma más básica. La de una víctima atemorizada en mitad de un callejón y su torvo asaltante.

Estrenando modelo para la ocasión, con un diseño a lo Asami muy acorde con el nuevo entorno, Spider-Woman vuelve a Nueva York, sin más intención que la de ser una heroína y ayudar a todo aquel que lo necesite. Sin embargo, el tiempo no pasa en balde, y Jessica no tardará en darse cuenta no solo de que sus habilidades y criterio están bastante oxidadas, sino que el escenario actual es mucho más complejo que en el que se labró una reputación como superheroína.

 
Desde la actitud la policía frente a unos vigilantes que ya no son enmascarados anónimos -sino individuos con nombre y apellido- hasta el imparable avance de las redes sociales en contraste con los renqueantes últimos baluartes de la prensa escrita, Dennis Hopeless nos ofrece una versión actualizada del marco clásico del superhéroe, en el que abundan los dinosaurios que resisten como pueden al imparable avance del tiempo. Dinosaurios como la propia Jessica Drew, que con optimismo kamikaze y cierto punto de cinismo trata de reencontrarse consigo misma en un mundo que ya no existe, y el que abundando las bromas a costa de su culo-traje.

Siendo además providencial haber leído este cómic de Spider Woman el Día Internacional de la Mujer, el guionista de 'Lovestruck' y 'Vengadores Arena' da una importante visibilidad a las habitantes femeninas del universo Marvel, ya sea por la propia protagonista y las figurantes con las que se encuentra en su camino, como por una acertadísima trama que aborda los avatares a los que se enfrentan todas esas mujeres anónimas del universo Marvel que hay más allá de las habituales peleas entre enmascarados.


Pero si alguien consigue que Spider-Woman termine de brillar como merece, es el dibujante Javier Rodríguez. Que si bien con su paso por la mini-serie de 'El Duende' había dejado muy claro que estábamos ante otro de los grandes talento españoles dentro del mercado americano, consigue hacerse con Jessica Drew desde la primera página, con un estilo a medio camino entre Chris Samnee, Daniel Acuña y Jamie McKelvie. Pasar del estatismo de Greg Land al brío narrativo de Rodriguez, con sus sugerentes composiciones de página, sus juegos de color y personajes llenos de vida despeja cualquier duda que se pudiera tener sobre esta serie.

Y es que entre 'Silk', 'Spider-Gwen' y ahora esta nueva dirección de 'Spider-Woman', la franquicia arácnida parece empeñada en ponérnoslo difícil a la hora de decidir cual es nuestra mujer araña favorita. Tan enaltecedoras como diferentes entre sí, Spider-Man puede tener las llaves del reino, pero son ellas las que hacen que la parcela del Hombre Araña sea una de las franquicias más interesantes de la actualidad.

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