A
pesar del rechazo generado entre aquellos fans que eran incapaces de
concebir un Lobezno sin su cigarro a medio terminar o a Cráneo Rojo
sin su boquilla, la política de Joe Quesada contra el tabaco
terminó resultando pionera a la hora de retirar el apoyo mediático
a una industria con demasiados cadáveres en su armario. Y aunque
todavía es posible escuchar algunas voces reacias, la tendencia
general de la sociedad se ha orientado en las misma dirección de
aquella radical decisión del por entonces editor de Marvel
Comics, siendo cada vez más difícil ver alguien fumando, ya sea
en la ficción o la vida real.
Recientemente,
hasta la todopoderosa Disney Pictures ha decidido secundar la
cruzada de Quesada, erradicando cualquier mención, presencia o
calada de tabaco, en cualquiera de las producciones que se realicen
bajo su sello (ya sean de Marvel Studios, como Lucasfilms, Pixar y
demás). Siendo quizás el momento de felicitar a Joe por ser un
adelantado a su tiempo con su por entonces polémica decisión,
también convendría recomendarle una nueva meta, contra otro de esos
vicios socialmente aceptados, que igualmente se cobran demasiadas
víctimas al cabo del año: Conducir en moto sin casco.
Y es
que a pesar de estar disfrutando de la nueva dirección de la SpiderWoman de Dennis Hopeless y Javier Rodríguez, la frivolidad con
la que se mostraba a Jessica Drew realizando cabriolas con una moto
de cilindrada alta sin ningún tipo de protección, se me antojó
bastante fuera de lugar para los tiempos en los que vivimos. Porque,
ojo, no hablamos de la habitual situación del cómic de superhéroes
en la que el protagonista se ve de repente atrapado en medio de una
escena de acción frenética, sino de Spider Woman desplazándose a
través de las calles de Nueva York de cotidiano. En moto. Sin casco.
Entiendo
que la imagen de una melena azabache al viento es demasiado
sugerente, como podría serlo la de Nick Furia rodeado por el
humo de su cigarro. Quizás sea el hecho de haber tenido varias
experiencias cercanas en mi familia -por suerte ninguna de ellas
demasiado graves, o al menos no para ellos-, pero mostrar tan
festivamente a un superhéroe prescindiendo de una medida de
seguridad tan básica me resulta una imagen demasiado anacrónica e inconcebible en pleno
siglo XXI. Sobre todo cuando la diferencia entre dibujar a Spider
Woman con o sin casco es tan nimia, en un cómic que por lo demás es
impecable en términos de guión y dibujo.
Algunos
podrán alegar que el mismo argumento podría trasladarse a las
peleas del género, y que comenzar a buscarle los pies al gato podría
acabar abriendo la veda para que únicamente luchasen contra el
crimen los superhéroes blindados con exoesqueletos integrales. Probablemente incluso tengan razón. Pero
teniendo la situación de los accidentes de motociclismo en la vida
real, y las víctimas que se cobran cada semana estos caballos de
metal, puede que este sea uno de esos casos en los que fuera oportuno que -siendo menos super- los
personajes de cómic se mostrasen un poco más héroes.
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