Tras
tanto tiempo viendo como un misterioso enmascarado mantiene a raya a
los criminales sin más herramienta que el miedo en forma de disfraz
de murciélago, era de esperar que las autoridades de Gotham
acabasen tomando nota y viendo que tenían sobre la comisaría de la
ciudad el botón de encendido de una idea con potencial. Industrias
Wayne abrió la veda cuando decidió implicarse con Batman
Incorporated, y solo era cuestión que el departamento de policía
dar validez a su propio Caballero Oscuro. Un implacable brazo del
sistema en contraposición al esquivo y contestatario Batman
original, excesivamente severo con los proyectos creativos de
la clase alta de la ciudad, e indulgente con la muchedumbre holgazana
que medra en las caches.
Presentado
con el estruendo mediático esperado de toda reinvención radical de
un personaje clásico que se precie, el nuevo Batman no solo
luce una aparatosa armadura con orejas puntiagudas y pistolón a
juego, sino que también puede apreciarse en su exoesqueleto los
colores identificativos de la policía y las luces roja y azul a
juego. Rasgos que junto a sus aires de RoboCop anabolizado o
Juez Dredd mecánico, hacen pensar que quizás Scott Snyder
está planeando dar una vuelta de tortilla al 'Knightfall', que bien
usado podría servirle para dinamitar la imagen del Batman
reaccionario del Frank Miller 2.0 y la patada en la boca.
Una
mirada perversa al justiciero de la capa como protector del orden
establecido, como imagen de una nueva Gotham en el que uno a
uno se han ido eliminando todos lazos con el murciélago, volviéndola
a dejar en manos de los que han comido bien. Este ya no parece
el Batman que les amargaría la cena irrumpiendo en mitad de la noche
en sus áticos, sino uno manufacturado para amedrentar al hombre de a
pie, y permitir que sus amos puedan seguir explotándolo.
Por
imágenes en las que aparece apuntando con su arma a la Batgirl
hipster de Cameron Stewart -por el más que probable delito de ser
joven y pizpireta-, la lógica dicta que este nuevo Batman llega con
la misma intención de ocupar el lugar de nuestro Hombre Murciélago
de toda la vida, como el Superior Spider-Man de Slott lo hizo
con el Peter Parker original. Ahora la cuestión es si asomara en
esta nueva etapa del Batman de Snyder y Capullo algo del
vitriolo corrosivo del Verhoeven al que parecen apelar. Con este
monstruoso vigilante mecanizado cuyas proporciones se antojan
exageradas hasta el histrionismo ya parecen tener medio camino hecho.
Que sepan aprovecharlo es una materia que todavía está por evaluar.
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