Te
diriges al banco a pedir un préstamo. Como quieres que te tomen en
serio, acudes disfrazado de superhéroe. Así de loca puede
ser la hiperrealidad del universo Marvel en 'Ant-Man', una
serie en la que su protagonista lleva perpetuamente su pijama de
Hombre Hormiga, pero casi todo lo que hace son tareas cotidianas.
Dejar lista la colada, buscar ofertas laborales o recoger a tu hija
en el colegio son las gestas de cada día para un superhéroe que
viaja en metro, con alguna que otra escapada para enzarzarse a puños
en las -también cotidianas- peleas de enmascarados.
Acertando
de pleno a la hora de elegir como guionista a un Nick Spencer
que venía de demostrar su manejo con personajes que destacan más
por miserias que virtudes en 'Enemigos Superiores de Spider-Man'
y un Ramón Rosanas que sabe plasmar la épica de una
entrevista tras un escritorio de madera, El Hombre Hormiga promete
convertirse con solo dos entregas en uno de los imprescindibles más
ingeniosos y genuinamente divertidos de la editorial.
La
crisis de los treinta y tantos en forma de cómic de
superhéroes, con un perfecto impresentable que tiene entre su
repertorio habilidades estar superdesempleado, superdivorciado
y no tener la más mínima idea de qué hacer con su vida como
protagonista. Un enmascarado capaz de encogerse hasta perderse entre
la multitud, la tragicomedia del absurdo ridículo que puede
suponer ser un tipo corriente en el universo Marvel. Y puede que también en éste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario