Uno de los momentos más
importantes de la historia reciente de Superman fue cuando -en
plena 'Crisis Infinita'-, Batman le soltó aquella mítica frase en
la que le dejaba claro al último hijo de Krypton lo
irrelevante que había sido durante las últimas décadas, hasta el
punto de que lo más destacado que había conseguido fue su propia
muerte. Ahí lo tienes, Clark: En toda la cara. Geoff Johns se
colgaba la medalla al meter el dedo en la llaga, al analizar de forma
crítica el mito de Superman y golpear donde más duele, con una
afirmación absolutamente incontestable.
Pues va a ser que no, Geoff. Para cualquiera de los que veníamos de disfrutar 'Para
Todas las Estaciones', '¿Quétiene de divertido la verdad, la justicia y el Estilo de Vida Americano?' o buena parte de los cómics de Superman de
los días de Joe Kelly, Mark Schultz y compañía, aquella solo era
la sobrada de un Johns que acababa de mostrar su tarjeta de
afiliación a esa élite formada por gente como Frank Miller,
Quentin Tarantino, Zack Snyder o Joseph Michael Straczynski. Autores
que, a pesar de sus aciertos en diferentes medios, no parecían ser
capaces de reconocer a Superman, ni aunque les plantara la “S”
delante de las narices.
Al menos Johns tuvo la
ocasión de redimirse tras una oportuna colleja de Richard Donner,
por lo que tampoco se lo vamos a tener muy en cuenta. Especialmente
considerando que ha sido uno de los principales responsables de que
los cómics del Superman de los Nuevos 52 volvieran a contar
historias de Superman, así como del nuevo rumbo que
acaba de iniciar el personaje. Un nuevo rumbo cuya propuesta parece
beber tanto del malogrado 'Action Comics' de Grant Morrison, como del
primer tercio de 'El Hombre de Acero' de Zack Snyder -de largo la
parte más acertada del film-, en el que veíamos a Clark Kent
vagando por el mundo como un héroe anónimo que ayudaba a todo el
que encontraba en su camino.
Reduciendo al superhombre
a su mínima expresión, el nuevo
Superman se aleja de
los niveles de poder imposibles que lo caracterizaban desde ya hace
años, para volver a aproximarse a la gente. La mera forma con la que
ponen fin uno de sus rasgos históricos, tan amarga -en el mejor de
los sentidos- y fácilmente reconocible dentro de la situación de
los medios de comunicación actuales, es ya toda una declaración de
intenciones para este Superman que de repente ha vuelto a hacerse
real. Un Superman que sangra, que se magulla los puños, que necesita
un punto de apoyo para alzar el vuelo y que está lejos de ser
omnisciente.
Un Superman que afronta
las complejas consecuencias de sus actos, que ríe con los vecinos
mientras juega con los niños en las calles, y que antes se haría
socio de LexCorp que dejar de preocuparse por la gente. De vuelta
a sus raíces puramente americana, Superman ha dejado de mirar la
geografía del país de las barras y estrellas desde la lejanía del
espacio, para pasar a integrarse como parte de la misma. Presentado
en el número #41 de Action Comics reseñado en Zona
por el compañero Jordi Morlinari, Greg Pak y el dibujante
Aaron Kuder revalidan el buen trabajo que estaban haciendo en
la colección, para este Superman con raíces en la tierra que se
muestra completamente rodeado de iconografía norteamericana.
Entre verdes prados en
mitad de las Rocosas adornados con carreteras gasolineras, vallas
publicitarias y cafeterías, easy riders, maíz fresco para
comer y comunidades interactuando a pie de calle, este es el nuevo
lenguaje por el que discurren las aventuras de un Superman que vuelve
a estar definido por sus ideales en lugar de sus poderes. Humanizando
lo planteado por Morrison, echándole arrojo a aquello con lo que no
se atrevió Marvel y entendiendo todo lo que la caminata de
Straczynski se olvidó tener en cuenta, es justo lo que necesitaba el personaje para que volviésemos a conectar con él. Porque antes de como "Super", era necesario que lo entendiésemos como hombre, y ese ha sido precisamente el acierto de esta nueva dirección, que ojalá marque el
comienzo de un regreso a la grandeza, en el que hijo de Smallville
vuelva a hacernos mirar al horizonte, up, up and away!
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