De
entre todas las cuestiones
relativas al género, hay una disputa lingüistica en la que
los defensores de la igualdad entre hombres y mujeres no
terminamos de ponernos de acuerdo, ni aunque bajase Didio del Cuarto
Mundo para retconear las barreras entre ambos sexos. Me refiero a la
denominación genérica dentro del ámbito laboral, donde parece
haber dos vertientes principales completamente enfrentadas: La
castellana, según lo justo es que las mujeres que
ejercen una profesión reciban una denominación que las identifique
como tales (doctores y doctoras), y la británica, por
la que todos los que desempeñan una profesión recibirían un mismo
nombre independientemente del género (juez como término usado tanto
para hombres como para mujeres).
Personalmente
siempre he sido más de la última, ya que el mero hecho de dar
validez a que terminos como “doctor” son masculinos solo
porque históricamente eran hombres la mayoría de los que
desarrollaban la profesión me parece sexista y discriminatorio para
ellas. “Policía” es una palabra que tirando de las reglas
del castellano debería ser femenina, y la única razón por la que
no decimos “el policío” es porque se asume que es el artículo
quien determina el género y porque son tantos años usándola para
una profesión históricamente masculina que al final la
asumimos como tal.
Tener
que inventar nuevos términos para denominar a una mujer que ejerce
una profesión o cargo -capitana, abogada, maestra, etc...- es en
parte una forma de dar aprobación a que profesiones como la de
doctor, juez,piloto o abogado, tienen un género y es el
masculino, cuando en la actualidad hay miles de mujeres capaces de
ejercerlas al mismo nivel o mejor que sus compañeros. No es que
ahora de repente se vaya a venir a bajo toda la lucha por la
igualdad de género, pero es una pequeña forma de que cuando
visualicemos profesiones como “médico”, “marino”, “azafata”,
“cocinero”, “obrero”, etc haya un mismo sexo que se nos venga
a la cabeza, o visibles diferencias entre como visualizamos a un
género dentro de la profesión y como visualizamos al otro.
Todo
este rollo es en relación a un popular acertijo usado por los
angloparlantes para determinar el grado de discriminación de
género subconsciente que todavía conservamos, y que pierde todo
su sentido en castellano. En él, se relata como un padre y un hijo
viajan en un coche, y tienen un grave accidente en el que el primero
muere y el segundo debe ser trasladado de urgencia a un hospital para
ser atendido por un doctor. Cuando al fin llega la ayuda profesional,
niega la atención alegando “No puedo tratarlo, es mi hijo”.
¿Cómo puede ser posible, si el padre murió en el accidente?
La
clave radica en que, en inglés, “The Doctor” sirve para
denominar indiferentemente tanto a “El Doctor” como a “La
Doctora”, mientras que en castellano cuesta usarlo sin que se
vea la trampa por que tenemos un “El Doctor” para denominar a los
profesionales de la medicina de sexo masculino y un “La Doctora”
para denominar a las profesionales de la medicina de sexo femenino
como si no fueran lo mismo cuando en realidad lo son.
Siendo
uno de los guionistas que más han hecho por la diversidad de género
dentro del cómic de superhéroes americano, en el segundo número de
su 'Invencible Iron Man' Brian Michael Bendis hace algo
parecido al ponernos en una situación tan habitual en el género de
espías, como una pareja entrando en una lujosa habitación de hotel
para encontrar que alguien está aguardándole dentro con un arma
cargada. Pese la apariencia corriente de la pareja a la que apunta la
persona -Madame Máscara- con el arma, no tardamos en
descubrir que se trata de un ex-agente de Hydra con conexiones en el
mercado negro y una profesional del sexo a los que la villana se
refiere como tal.
O eso
es lo que nos puede dictar la costumbre del subconsciente, ya que los
artículos están cambiados y en realidad es justo al revés: Ella
es la agente de Hydra con amplia experiencia en el tráfico de
información y él el donjuan al que ha llevado a una costosa cena
con la intención de rematar con postre entre las sábanas de una
lujosa suite. Los roles tradicionales de las tramas de espías,
invirtiendo el género como herramienta para demoler la distribución
encorsetada de los papeles de hombres y mujeres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario