Al contrario de lo que
nos pueden hacer creer tipos como Iron Man o Thor, la vida de los
superhéroes no siempre es tan glamurosa como la pintan.
Especialmente cuando tu superpoder consiste en volverte
insignificantemente pequeño y eres un bienechor de mediana edad,
divorciado y padre de familia, que no ha conseguido nada demasiado
relevante más allá de una hija de la que te sientes orgulloso. Esa
es una de las situaciones de la que parte la nueva colección de El
Hombre Hormiga, introduciéndonos en el día a día de Scott
Lang, como una especie de tragicomedia de aventuras a cargo de
Nick Spencer y Ramon Rosanas.
Al borde de usar el
género como una disparatada versión enmascarada de la crisis de los
cuarenta, el guionista de 'Enemigos Superiores de Spider-Man' pone a
Lang a buscar trabajo. Como es lógico, Scott se presenta a la
entrevista laborarl disfrazado como el Hombre Hormiga. Como todo el
mundo sabe, no hay manera más sensata de deslumbrar a un
contratrante que con un flamante pijama de superhéroe.
Parte de la disparatada
hiperrealidad con la que Spencer rodea al personaje, entre las
sutiles perlas de lucidez del número de presentación incluido en
'Segundas Oportunidades' he
de confesarme muy fan del singular método Gronholm por el que tiene
que atravesar Lang. Optando por el mismo puesto que El Hombre
Hormiga, encontramos otros superhéroes o personajes ligados al mundo
de los enmascarados como Prodigio, Victor Mancha o la nueva
Escarabajo. No tienen nada en común más allá de que por edad
podrían ser los hijos de un Lang de treinta y muchos -y cuyo
currículum no necesita de partículas Pym para viajar a lomos de una
hormiga-, pero a la vez son la peor pesadilla para cualquiera que
alguna vez se haya visto en la misma situación que el protagonista.
Relatando a través de su
monólogo interno la humillación que supone verse en esta tesitura,
más allá del reluciente casco molón y el mono de superhéroe a
juego, Lang encarna las pequeñas miserias cotidianas que todos al
que le hayan caído los años con una expectativas demasiado poco
realistas de su propio futuro. Con el entusiasmo del optimismo
inconsciente como única arma, hasta el más curtido puede venirse
abajo compitiendo por un puesto laboral contra un licenciado versado
en lo último en tecnología (Victor Mancha), un licenciado
con más cualificación de lo que pensabas podría lograrse en cien
vidas (Prodigio) y alguien mucho más atractivo que tú (la nueva
Escarabajo).
Los tres principales pesadillas para cualquier superhéroe desempleado en busca de trabajo, forma de uno
de los cyborgs más avanzados del mundo y su habilidad para
comunicarse con las máquinas, un X-Men que atesora el conocimiento
de todo el que haya pasado por el Instituto Xavier y una ex-villana
amoral versada en leyes. Por separado o todos juntos, es el tipo de
situación cotidiana en la que cualquiera tendríamos todas las
papeletas de sentirse pequeño. Y cuando hablamos de sentirse
pequeño, nadie está más preparado que el Hombre Hormiga.
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