Hace
más de sesenta años, el final de la era de los superhéroes forzó
Timely Comics a buscar nuevas formas de subsistencia dentro de las
revistas de viñetas impresas. Sin el apoyo de capas, antifaces e
identidades coloridas con capucha, la editorial cambiaría su nombre
a Atlas Comics, buscando una nueva heroína que poco tenía
que ver con los Namor, Antorcha Humana o Capitán América que tanto
triunfaron durante la II Guerra Mundial.
Eran
los 50, y la nueva imagen de la compañía que evolucionaría hasta
Marvel Comics ya no tenía brazos capaces de derribar a Hitler de un
puñetazo o cargar a cuestas escudos irrompibles. De aspecto coqueto,
piernas lozanas y cargada de frívola energía juvenil, Patsy
Walker era la prima donna de una nueva era capitalizada
por adolescentes atraídas por citas, aventuras veraniegas y ligues.
Precursoras de todos los Peter Parkers que vendrían, sobre
las que se erigirían los cimientos del universo Marvel que estaba a
punto de nacer.
La complicada historia de Patsy Walker
Mezcla
de la épica heroica de los superhéroes de la Golden Age y las
tribulaciones cotidianas de las heroínas románticas de los
idealizados años 50, Partsy tardaría su tiempo en encontrar su
hueco en este nuevo universo, siendo necesario sacrificar su pasado
para reconvertirse en la defensora Gata Infernal. Así
permaneció varios años como icono de segunda fila en la Marvel de
los setenta, hasta que la tragedia decidió entrar en su vida en
forma de Warren Ellis.
Ya no
había sitio en aquella editorial de héroes oscuros de fornidas
espaldas y armas imposibles para la jovial heroína -nada de super-
adolescente de la América del Archie Comics, y ni aun poniéndose
mejor consiguió regresar a las primeras ligas. Pero entonces algo
extraño ocurrió. Marvel se encontraba en plena orgía de
superhéroes ambiguos, complejidad adulta y tramas políticas con
marcado aspecto social, y a alguien le pareció buena idea recuperar
a la Gata Infernal con una pequeña saga a cargo de David LaFuente
y el matrimonio Immonen.
Aquello
fue hace casi diez años, y de repente Patsy volvía a convertirse en
pionera con una serie completamente a contracorriente. Una de
carácter rematadamente pop y desenfado, que aunque no pasó de un
islote en mitad de un desierto áspero y cínico, echó raíces tan
fuertes que termino sirviendo de simiente para toda esta nueva
corriente de superheroínas que estamos disfrutando hoy.
'Patsy
Walker: Gata Infernal' abriría paso para todas las Bandettes,
Batgirls y Ms Marvel que tanto fervor generan en la actualidad,
siendo justo que -ahora que se prepara para su salto a la pequeña
pantalla en la serie de 'Jessica Jones'-, la chica de los sueños de
los años 50 también volviese a disfrutar de de su propio cómic. De
la mano de la siempre genial Kate Leth de Kate or Die! y
Brittney Williams a los dibujos, sus autoras describen la
serie como las aventuras de una artista marcial sobrenatural en pugna
con el constante romance de las historias en las que se empeña en
embarcarla su madre.
Señalando
a 'Y de Repente Tú' y 'Broad City' en versión
superheroíca como referentes -para darle todavía más glamour al
asunto-, Leth y Williams afirman tomar como base sus propias vidas,
con la salvedad de que ninguna de ellas aprendió a luchar contra
fuerzas sobrenaturales en la Luna ni tiene al hijo de Satanás como
ex-novio. Si es el caso de Patsy, quien tras su paso por la serie de
Hulka vuelve a la acción en esta nueva serie en sumarse al
cada vez más extenso catálogo de series con protagonistas femeninas
de Marvel.
A
priori, difícilmente podría sonar mejor para a la hija predilecta
de Marvel de vuelta.
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