Todo vuelve, incluso
hasta cuando nadie lo había pedido. En la mini-serie 'X-Statix
presenta: Chica Muerta', Peter Milligan se mofaba a costa de los
mecanismos del más allá, sosteniendo como en los universos de
ficción bastaba con que la gente ansiara el regreso de un
superhéroe muerto, para que este pudiera volver al reino de los
vivos. Un genialidad irresistiblemente meta, que tampoco se alejaba
demasiado de la realidad: A pesar de que no han faltado guionistas
que se lo han currado a conciencia a la hora de traer de vuelta a
ilustres difuntos, el “se puso mejor” se ha prodigado
tanto, que la muerte ha terminado por convertirse en una especie de
puerta giratoria en la que lo que verdaderamente importa es el ahora.
En cualquier momento puede llegar otro guionista cuyos planes pasen
por traer de vuelta a aquel personaje al que tan trágica muerte le
brindaste, siendo en ocasiones hasta la propia editorial la que le
brinde las llaves para hacerlo.
Sin haber pasado nunca de
una tercerísima fila dentro de la mitología de los Vengadores,
Dennis Dunphy -más conocido como D-Man, el Hombre de Demolición-,
fue uno de esos personajes convertidos en leyenda más por su
carácter lamentable frente a todos los paladines de acero y dioses
del trueno de la editorial, que por tener una trayectoria realmente
destacable. Creado por Mike Carlin y Ron Wilson para 'La Cosa' de
Mark Gruenwald -como parte de la Federación de Lucha sin
Límite de Peso en la que competiría el miembro de los Cuatro
Fantásticos-, Dunphy iniciaría una carrera como secundario
enmascarado en la etapa del Capitán América a cargo del llorado
guionista y editor, hasta que en vísperas del nuevo siglo se viera
relegado a la condición de broma interna para la que parecía
haber nacido. Kurt Busiek lo usaría de ese modo en sus
Vengadores para dejar claro el asquete que producía a la
elitista organización de superhéroes con mansión y mayordomo
codearse con aquel tipo salido de las calles al que solo le faltaba
un hatillo a la espalda para pasar por pariente de Carpanta.
Wrestler, vengador, héroe roto y monstruo
Una dirección a la que
Brian Michael Bendis daría una vuelta de tuerca, al
convertirlo en una especie de demente
sin techo cuyo trastorno mental le otorgaba destellos de lucidez, tan
carentes de significado para los personajes como relevantes para el
lector. Así lo usaría en 'The Pulse', la saga de Los Revanchistas y
tanto cameo al que lo incorporase, hasta que finalmente pasó a manos
de Ed Brubaker
y este decidiera usarlo como víctima propiciatoria en la saga de la
Nueva Hydra. Con el cerebro lavado por la organización terrorista
para convertirse en el nuevo Azote, el Hombre Demolición se
enfrentaría contra su ídolo -el Capitán América-, para terminar
muriendo a manos de un balazo por cortesía de Sharon Carter.
Aquel
podría haber sido el fin de la carrera de uno de esos figurantes
cuya única función parece ser brillar puntualmente para luego caer
a manos de guionistas en busca de una muerte epatante. O al menos así
sería, sino fuera porque -'Secret Wars' mediante- el especialista en
causas perdidas Nick
Spencer parece haber
decidido recuperarlo para formar parte de un equipo de contingencia
en la nueva serie del centinela de la libertad. Junto a Misty Knight
y un Ala Roja que estrena poderes sónicos, el Hombre Demolición
regresa en 'Sam Wilson,
Capitán América' para
asistir al antaño Halcón en su lucha para estar a la altura del
traje de las barras y estrellas mientras combate contra el terrorismo
internacional.
Con
los lápices del siempre espectacular Daniel
Acuña para que el
regreso al mundo de los vivos de este eterno aspirante a superhéroe
afectado por la exclusión social y la inestabilidad mental brille
como se merece, si habrá algún tipo de explicación a porqué
vuelve a estar entre nosotros o Spencer se limitará a tirar
p'alante a costa de las secuelas
de la 'Secret Wars'
todavía esta por ver. Con el salto de ocho meses de por medio todo
vale, pero con un especialista en grandes perdedores como el
guionista de 'Enemigos Superiores de Spider-Man' y 'El Hombre
Hormiga' para reivindicarlo, esta es la gran oportunidad del Hombre
de Demolición para volver a ser algo. O al menos, algo más que una broma o una víctima a manos del primero que recuerde que hubo un
tiempo atrás un Vengador con disfraz casero y poderes de andar por
casa.
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