sábado, 13 de febrero de 2016

Paloma, de culo con Ivan Reis y Joe Prado

Es algo natural, en cualquier forma de ficción, hacer una serie de conceciones a la suspensión de la incredulidad con las que sumergirnos en la historia. Estas pueden tener como intención desde favorecer la fluidez narrativa hasta potenciar sentimientos generados en el lector. Razón por la que aceptamos cúmulos de casualidades al límite de la lógica, que los protagonistas siempre encuentren aparcamiento a la primera o que los buenos siempre ganen, en lo que respecta al vestuario podría escribirse mucho sobre los atuendos imposibles que desafían lo práctico.

¿A destacar? La corriente que empezó a desarrollarse en los ochenta con la exageración de la masa muscular, convirtiendo los trajes y uniformes en una segunda piel, si es que no podía considerarselos directamente bodypaint. Con Todd McFarlane, Jim Lee y herederos como principales heraldos, tan “apretado” movimiento ha llegado a alcanzar grados de locura cómo para encontrarse ilustraciones de Jean Grey / Fénix en las que se le marcan los músculos de los gemelos a pesar de llevar ¡botines! por no hablar de cualquier cosa que dibuje Rob Liefeld.

Pero en ocasiones ni siquiera tienes que irte a nombres tan controvertidos como los del creador de Masacre, y hasta autores de la talla de Ivan Reis pueden tener sus malas tardes. O al menos si la vista no falla y la viñeta que incorporo es realmente suya, ya que se trata de un número dibujado a cuatro manos entre Patrick Gleason, Scott Clark, Joe Prado y el propio Reis para El Día Más Brillante, siendo Prado quien generalmente viene acompañando a Reis durante los últimos años. En ella vemos como la compañera de aventuras de Halcón Paloma obtiene el superpoder extra de que se le marque la raja entre las nalgas a pesar de la capa que cubre sus posaderas.



¿Descuido u homenaje a un personaje al que poco después volvería a dibujar el bueno de Rob? Cualquiera de las dos opciones, la estampa que deja es lo suficientemente divertida como para echarnos las manos a la cabeza con los desmadres que tan a menudo encontramos con la habitual exaltación física de los cómics de superhéroes. 

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