A pesar de que Brad
Walker cita la amistad entre la leyenda del soul Barry White y la
celebridad musical Wink Martindale como principal fuente de
inspiración a la hora de abordar a Luke Cage y Puño de Hierro en
Power Man & Iron Fist, es imposible para nadie que
creciera entre los ochenta y noventa sumergirse en las primeras
páginas del regreso de los Héroes de Alquiler sin tener en mente a
una pareja muy distinta. Nacidos con los nombres de Carlo Pedersoli y
Mario Girotti, los actores italianos más conocidos como Bud
Spencer y Terence Hill fueron protagonistas de un sinfín de
disparatadas comedias de acción que destacaban por sus coreografías
de bofetones al borde del slapstick y la química entre el dúo.
Mucho antes de que en
Estados Unidos las buddy movies completaran su transición desde los
dúos cómicos hasta el cine de acción callejero con hits como
Límite 48 Horas o Arma Letal, ellos ya estaban
repartiendo sopapos, siendo imposible no ver más de un símil en
este regreso a las andadas de Luke y Danny. Pareja de acción mítica
desde que Marvel Comics decidiera unir sus colecciones allá por
finales de los setenta, este nuevo volumen de Power Man & Iron
Fist está muy lejos del carácter paródico en el que las películas
de Bud Spencer y Terence Hill se fueron centrando, si que muestra la
misma dinámica de diálogos punzantes a ritmo de Uzi rápidos, así
como la facilidad para pasar de las pullas internas al borde de lo
ofensivo a una perfecta sincronización de combate como algo natural
para ello.
Una camaradería a prueba
de bombas donde Luke Cage comparte con Spencer la actitud de gigante
hosco de expresión facial impenetrable, y Danny Rand el de locuaz y
risueño golden boy que fuera
Hill. A diferencia de ellos, el antaño Hombre Poder es la parte
cabal y sensata del duo, mientras la implacable Arma Inmortal de
K'un-Lun es la broma jovial del bala perdida con demasiados pájaros
en la cabeza que ya fuera con Matt Fraction (admitámoslo, aun con
sus paralelismos Rand nunca fue Bruce Wayne, o por lo menos lleva
muchos años sin serlo).
Modelados
originalmente a la imagen de Richard
Roundtree y Chuck Norris,
Luke Cage y Puño de Hierro no han dejado de crecer desde entonces, y
su nueva colección muestra sus cartas como un perfecto retorno a las
raíces del género de acción urbana de los tiempos de Walter Hill,
sin renunciar a toda la evolución que han tenidos desde entonces.
Recuperando antiguos secundarios y rivales a la par que introducen
ingredientes como un muy apropiado Lápida -¿nadie ha pensado usar a
Lonnie Lincoln como villano en la serie de televisión de Cage?- o
una Jessica Jones que ejerce como ángel de la guarda y conciencia
del dúo desde la santidad del hogar de Luke, Power Man & Iron
Fist de Brad Walker es una perfecta actualización de todo lo que
hizo grande a la pareja, pasando de Isaac Hayes y James Brown a Run
The Jewels y Kendrick Lamar.
El
estilo gráfico de Sanford
Greene va en consonancia,
siendo una serie que tanto por su recuperación del género urbano
áspero y socarrón de los setenta y ochenta como por su dibujo de
influencia grafitera se mueve en el territorio de la Spider Gwen de
Jason LaTour y Robbie Rodriguez. Perfecta para los que echen de menos
a Power Man y Puño de Hierro no solo como personajes, sino ante todo
como concepto, esta parece la ocasión perfecta para reencontrarse
con este par que con los años y junto a Jessica, la pequeña
Danielle y -cuando se dejan caer- Misty Knight y Colleen Wing, han
pasado de ser simples asociados a una auténtica familia. Una, en la que solo espero que a la responsable y fundadora de Investigaciones Alias no se le prolongue durante mucho más tiempo la reserva, que ya va siendo hora de recuperar a Jessica como parte de la acción.
Para
más, no dejéis de leer las muy acertados análisis de Jose
María Vicente y Juanan
Brundle para Zona Zhero y
Zona Negativa. Por mi parte solo puedo terminar con algo de música
para disfrutar del cómic, robándole alguna elección para mi
playlist al compañero del territorio negativo:
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