No
siendo fan de la etapa australiana de la Patrulla-X, Dazzler
no es un personaje de los X-Men por el que tenga especial aprecio. Su
romance con Longshot y rivalidad con Pícara me pilló a toro pasado,
y la mayoría de lo que conozco de ella corresponde a las apariciones
anteriores a su unión a los X-Men -ya sea en la Patrulla-X de
Claremont y Byrne o en su propia colección- y todo lo que vino desde
su unión a la resistencia del Mojoverso hasta la actualidad. Un
historial no tan extenso como pueda parecer, y que aun teniendo
alguna virtud nunca ha terminado de cuajar más que como un vestigio
nostálgico de una etapa muy concreta.
Dazzler
ni siquiera tiene un 'Generación-X' o 'Distrito-X' para
reivindicarla como a Banshee o Bishop, y hasta su series clásica era
la imagen de lo más naif y chorra de los ochenta. Una Jem
sin los Hologramas cuya carrera
dio un interesante giro al embarcarse en un tórrido romance con la
cyberestrella de acción de Los Juegos de Mojo.
La base perfecta para convertirse en la brillante co-protagonista de
una ópera glam de
supervivencia al límite en plena guerra por la liberación de la
tiranía de las grandes productoras. Todo mentira. Aquello solo fue
la forma de apartarla a un margen que no le interesaba a nadie,
apareciendo las veces contadas para que no nos olvidásemos de que
ella y Longshot
seguían con vida.
Fue
necesaria casi década y media para que Claremont le pintara el pelo
de rosa y volviera a tener protagonismo en sus 'Nuevos
Excalibur', sin que le
pasara nada especialmente relevante como tampoco le ocurrió en la
'Patrulla-X' de Matt Fraction. Con este fue parte más o menos
regular de los X-Men y disfruto de un par de one-shots e historias
autoconclusivas dedicadas a su persona, sí, pero ¿alguien recuerda
algo importante que le ocurriera durante esta etapa, más allá de
cantar mucho y ser amiga de Estrella del Norte?
Algo
más osado fue Pak al convertirla en el eje de sus 'X-Treme
X-Men' como una suerte de
Barbarella interdiensional,
con una Dazzler que por vez primera en mucho tiempo comenzaba a tener
voz propia y a implicarse en algo más que ser Dazzler. Pero de nuevo
resultaron mejores intenciones que resultados, finiquitando con
prisas y a la carrera a aquella Alison Blaire líder que había
estado al frente de un grupo de X-Men reunidos entre varias
dimensiones.
Ahí
es cuando entra en escena Brian
Michael Bendis, a quien
la idea de que la diva mutante del pop tenga un papel destacado
dentro de su comunidad no le contraria, convirtiéndola en el enlace
de SHIELD con su la comunidad representada por las incontables
facciones de X-Men. No es que Dazzler tuviera demasiada experiencia
en el mundo del contraespionaje y las agencias de de seguridad
internacional. Pero no es la primera mutante sin experiencia
gubernamental que es reclutada por las agencias del orden para
ejercer como intermediaria -hola X-Factor-, y su rol como estrella
pública respetada cuyos poderes de colores no son una amenaza para
nadie se prestaban a ello.
Pero
resulta que Bendis se vuelve a marcar la maniobra de la 'Invasión
Secreta' y Dazzler se pasa
más de la mitad de la etapa en boxes, volviendo únicamente para
protagonizar un cambio de look simbólico
sin apenas profundidad. Más guiño a la Tormenta de los ochenta para
convertir a Dazzler en su versión
Ultimate que verdadera
expresión de los sentimientos enterrados, aquella frivolización
estética del dolor de la víctima parecía ser el tirón de la
cadena definitivo para que cualquier conato de historia del personaje
terminara diluyéndose por el mismo desagüe por el que Dazzler se
pierde siempre.
Y
entonces, cuando toda esperanza a que volviéramos a tener una etapa
mínimamente reseñable de Alison Blaire en la Patrulla-X parecía
perdida, el tipo se saca un As
de la manga que con una sola puntada convierte en un broche perfecto
la colección de hilos sueltos. Todo en un solo número en el que
Dazzler ni siquiera es la protagonista, pero en el que se las ingenia
para cerrar su historia de forma perfecta y de paso reivindicarla
como la pieza clave de la comunidad mutante que nunca había sido.
Una nueva voz a tener en cuenta dentro de la mayor colección de
puntales ideológicos que ha dado el cómic de superhéroes americano
.
Porque
al contrario que los Vengadores, la escuela
de los X-Men nunca ha
tenido como objetivo entrenar soldados, sino “líderes” de
futuro. Algo patente a través de toda la revolución mutante de
Cíclope, iglesias de Jean Grey, Campeones de Warren Worthington,
Bestia, Tormenta como puntal inamovible de los X-Men, Banshee y sus
Cuerpos-X, Kitty Pryde tomando las riendas de la Patrulla-X original,
Magik como señora del Limbo, Mancha Solar refundando los Vengadores,
Bala de Cañón, Danielle Moonstar, Cable, Emma Frost, Tempus y un
larguísimo etcétera al que ahora hay que sumar a Dazzler.
Antesala
simbólica de aquel futuro que introducía en
'La Batalla del Átomo',
Bendis puede colgarse la medalla de haber dejado una Dazzler para el
recuerdo. Una que para colmo viene acompañada por un fantástico
elenco de secundarios, y con la que de paso nos recuerda que el fin
de los superhéroes no temina en defender el orden establecido, sino
en seguir la luz en busca de un futuro mejor. El momento para resumirlo todo, a golpe de click.
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