A pesar de que a nivel
global tengo serios problemas con ella, la película de Carol Danvers
tiene el que desde ya es uno de mis comienzos favoritos de cualquier
película de superhéroes. Y no, no me refiero a los maravillosos
créditos iniciales de La Capitana Marvel con los que en esta ocasión se nos introduce el
logo de Marvel Studios, sino al arranque de la película propiamente
dicho. Ese arranque en el que se nos introduce en Hala en pleno alba
con el despertar de la protagonista y que funciona con la
contundencia de un punch.
Líneas Cinéticas
jueves, 14 de marzo de 2019
miércoles, 16 de mayo de 2018
Un alegato en defensa de Rogue One
Hay veces que conforme estás
escribiendo algo las ideas comienzan a tomar forma con tanta nitidez
que es como si de repente fueras capaz de ver algo que hasta el
momento te había permanecido oculto. Lo mismo alguien pregunta que
porqué eso de “defensa” cuando Rogue One es una película que
está bastante bien aceptada entre el fandom. No en mi caso. O mejor,
dicho “no lo estaba” en mi caso. Hasta ahora. Porque sí, tiene
una batalla estelar cojonuda y una escena final protagonizada por
Vader que produjo varios orgasmos en el cine. Pero a mi para que una
película me llegue me hace falta algo más. Me hacen falta
personajes con los que pueda conectar. Pero sobre todo, me hace falta
una historia. Un discurso. Que se me esté contando algo más allá
de “Así es como los personajes tal y cual corrieron de un punto a
otro para conseguir los planos de la Estrella de la Muerte” como
quien está leyendo una entrada de la Wikipedia.
lunes, 7 de mayo de 2018
The Little Hours (En Pecado), de Jeff Baena
Mala leche a raudales en la incisiva pequeña joya producida por Aubrey Plaza en base a uno de los relatos del Decameron de Boccaccio. Italia siglo XIV. En The Little Hours (En Pecado) tenemos a una joven monja que esta en un convento no por propia vocación si no por voluntad de su familia -esas cosas de la época, en las que si tenías varios hijos o hijas, uno o una tenía que ir con la Iglesia por narices-, viéndose privada de cualquier disfrute de la juventud para dedicar todas sus horas del día a tejer bordados que después serán vendidos entre la aristocracia transalpina.
domingo, 12 de noviembre de 2017
La Biblia de Rosencrantz, Guildenstern y Rick Deckard
Volvemos a Blade
Runner 2049. En esta ocasión, aunque ya sabéis que me gusta
minimizar el contenido de SPOILERS, inevitablemente hablando
de elementos cruciales de la trama de la secuela de Blade Runner: Hay
un chiste, broma, comentario jocoso o como queráis llamarlo que
siempre me ha hecho bastante gracia. No “gracia” en el sentido de
estallar a carcajadas, sino más bien de la que te hace darle vueltas
a la cabeza hasta acabar verle una suerte de lúcida genialidad. Di
que hablamos de conductores que van en sentido contrario, curas que
rezan para ser salvados de inundaciones o, lo que nos atañe a este
caso. El dicho popular que reza algo así como “pintar menos
que San José después del nacimiento”.
Si alguien se pregunta que a qué viene esto, dejémoslo en que
difícilmente se podría resumir mejor el
papel de Rick Deckard en Blade Runner 2049
que con esta frase.
Blade Runner, ¿en que sueñan los tiburones humanos en un útero de metal?
Hace
años escuché en un documental que las crías de tiburón crecen en
el “útero” de su madre, devorándose unas a las otras hasta que
finalmente queda un único superviviente que es el que termina por
ver la luz del mundo exterior. La gestación convertida en una suerte
de despiadada pesadilla darwinista que podría aferrarse muy adentro
en los recovecos más oscuros de cualquier mente suficientemente
retorcida.
Blade Runner 2049, el rito vikingo
Exprimido -de momento- todo lo que tenía que contar de Thor: Ragnarok, toca volver a Blade Runner 2049, película de la que aun me quedó bastante miga que sacar. Uno de los aspectos más fascienantes del film de Dennis Villeneuve es su poderoso simbolismo, fruto de elementos que parecen provenir de un sin fin de culturas y mitologías.
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