Volvemos a Blade
Runner 2049. En esta ocasión, aunque ya sabéis que me gusta
minimizar el contenido de SPOILERS, inevitablemente hablando
de elementos cruciales de la trama de la secuela de Blade Runner: Hay
un chiste, broma, comentario jocoso o como queráis llamarlo que
siempre me ha hecho bastante gracia. No “gracia” en el sentido de
estallar a carcajadas, sino más bien de la que te hace darle vueltas
a la cabeza hasta acabar verle una suerte de lúcida genialidad. Di
que hablamos de conductores que van en sentido contrario, curas que
rezan para ser salvados de inundaciones o, lo que nos atañe a este
caso. El dicho popular que reza algo así como “pintar menos
que San José después del nacimiento”.
Si alguien se pregunta que a qué viene esto, dejémoslo en que
difícilmente se podría resumir mejor el
papel de Rick Deckard en Blade Runner 2049
que con esta frase.
Hablando
hace poco de la película original de 1982, alguien señalo cómo una
de las principales virtudes de esta, es que estuviera enfocada desde
la perspectiva -no de Deckard y el resto de Replicantes que cargaban
con el peso de la trama de la cinta- sino del tipo dedicado a darles
caza. A Blade Runner 2049
tampoco es que le falte miga en ese aspecto, y dentro de las dos
tramas más grandes que la vida en rumbo de colisión que plantea
-los sueños megalómanos de Niander Wallace y su ejército de
replicantes esclavos frente al movimiento de insurrección de estos-
da la impresión de que el film estuviera determinado a centrarse en
personajes que por una razón u otra son intrascendentes para todo
este entramado. Y a la cabeza de todos, Rick
Deckard.
Volviendo
a reiterar en que las siguientes líneas suponen importantes SPOILERS
de la trama de la cinta de Dennis Villeneuve, no es ya que el
personaje salga relativamente poco, para lo que uno podría esperar
considerando que fue la estrella de la original. Tampoco es que la
película no lo aproveche, que su aparición en la cinta esté metida
con calzador, ni que sea uno de esos casos en los que -como en En
Busca del Arca Perdida- si
eliminásemos a su personaje de la cinta no cambiaría absolutamente
nada. O, bueno, no exactamente en lo que atañe a esto último.
Lo
verdaderamente significativo dentro del carácter
anecdótico de Rick Deckard en Blade Runner 2049
es que su grandeza está en su propia intrascendencia. Si tuviéramos
que resumir cual es la verdadera importancia del personaje de
Harrison Ford
a lo largo de toda esta saga de replicantes y humanos desarrollada
entre dos películas y tres cortometrajes, sería haber inseminado a
Rachael... y desaparecer. Si lo analizamos fríamente, ni el
personaje llegó a tener ningún tipo de relevancia real en Blade
Runner más allá de
ejecutar a un puñado de replicantes -Deckard no consigue evitar que
los replicantes lleguen a Tyrell, ni logra ser capaz de eliminar a
Roy Batty, como tampoco depende de él que Rachael sobreviva-, ni en
Blade Runner 2049
llega a tener más importancia que la de un zángano en una colmena
de abejas.
Como
un San Jose que -más allá de habérselas ingeniado para al menos
participar en la impronta genética- fuera consciente de que no tiene
sentido prolongar su papel más allá del nacimiento, Deckard decide
que lo mejor que puede hacer por Rachael
y la criatura que lleva en sus entrañas es desaparecer. No solo
desaparecer, sino borrar además cualquier tipo de vínculo que los
pudiera conectar a ellos, negándose cualquier implicación con el
fruto de su simiente. Una condena asumida por voluntad propia,
exiliándose a si mismo a una ciudad de fantasmas y juguetes rotos,
mientras Rachael se erige como una suerte de Virgen
María sacrificial, y el
fruto de ambos en el mesías prometido.
Más
allá de esto, ni tiene demasiada importancia que KD6-3.7
de con él, ni es que Niander
Wallace fuera a
conseguir nada de él por mucho chantaje emocional o tortura a la que
recurriese. Completamente a ciegas respecto al paradero del mesías
que podría derribar toda frontera entre replicantes y humanos por
decisión propia, es la propia revolución la que permite a KD6-3.7
seguir su viaje -sin que su encuentro con Deckard tenga ningún tipo
de relevancia para la captación final de este- ni es que su captura
lleve a Wallace a ningún sitio. Como aquellos personajes de Hamlet
que -sin pretenderlo- se veían atrapados en una espiral de muerte y
tragedia que no les venía a cuento, pero que irremediablemente
determinaba su fatalidad, la principal virtud del personaje de Ford
es su irrelevancia. Pero siendo que este es un carácter igualmente
presente en el viaje al engaño de KD6-3.7,
la falsa historia de amor de Joi,
el inñutil complot de Joshi
para proteger a la humanidad, los iracundos estertores de Luv
en un desesperado intento de probarse digna e incluso la desnortada
búsqueda del citado Wallace, puede que sea en esta futulidad donde
esté la verdadera trascendencia de Deckard.
No hay comentarios:
Publicar un comentario