A
mediados de la década pasada, Marvel se volcó en la caza y
captura de lectores potenciales rezagados. Todo aquel que pudiera
verse motivado a sentir interés por el universo de la editorial se
convertía en objetivo ante los ojos de la voraz maquinaria de
marketing de la casa de las ideas, que oteaba territorios como el
manga, la novela gráfica o el cine buscaba hacerse con todos. Dentro
de esta agresiva expansión de ámbito de acción durante los días
de Joe Quesada, tampoco faltó una fuerte apuesta en proyectos para
lectores de todas las edades. Sellos como Marvel Adventures o Marvel
Age veían la luz junto Power Pack o los Pets Avengers y el el
Franklin Richards, Son of a Genius de Chris Elliopoulos para atrapar
en sus redes a los más pequeños de la casa.
Series
las mayoría de las cuales hacían gala de un humor blanco y
tontorron, el cual tuvo en el Marvel Superhero Squad -con su
serie de televisión, sus cómics y videojuegos- su más recordado
exponente. Pero antes de llegar a esta serie, algo salió mal por el
camino, resultando en una serie que a base de sátira y un
disparatado surrealismo terminó escapando de las barreras del sello
“para todas las edades”, conviertiéndose en una serie de
culto para lectores más maduros.
La Civil War según Giarrusso
Me
refiero a los Mini-Marvel de Chris Giarrusso, quien con una
total irreverencia y descaro se dedicaba a hacer mofa de
algunos de los momentos más relevantes de la historia de Marvel,
elevándose como piedra angular en la que luego se apoyarían todos
los Tiny Titans de Art Baltazar y Franco Aureliani, Little Gotham de
Dustin Nguyen, Peque Marvels de Skottie Young o Itty Bitty Hellboy
que nos han llegado desde entonces.
Parte de su herencia
Con
un estilo gráfico deudor del 'Peanuts' de Charles M. Schulz,
Mini-Marvels se convirtió en una de las antologías más
disparatadamente divertidas e ingeniosas que haya tenido la
editorial, siendo imposible no recibir con cierta amargura el día
que Giarrusso abandonó la editorial. Pero la vida sigue, y desde
entonces Marvel ha seguido apostando por colecciones con diferentes
grados y estilos de humor, algunas de las cuales iban dirigidas para
los más pequeños y otras para un público más amplio.
Ardillas en el espacio tiempo
En lo
que va de reinado Quesada / Alonso, hemos tenido desde el humor
macarra de Deadpool y asociados, hasta el siempre apreciable
surrealismo del matrimonio Allred, pasando por clásicos como el
sempiterno Howard el Pato que nos legase Steve Gerber. De todas
ellas, pocas consiguen sacarme las carcajadas como lo hace la
Imbatible Chica Ardilla de Ryan North y Erica Henderson, que en
la última entrega de su nuevo volumen la embarcan en una odisea a
través del espacio tiempo con el que sus autores juegan sin ningún
tipo de complejos.
Y que alguien se lo discuta
Con
momentos tan impagables como el de la Wikipedia o cada una de las
desnortadas soluciones a las que recurre Doreen para no alterar el
curso de la línea termporal de la que proviene, mientras disfrutaba
de sus páginas no he podido evitar pensar en cómo su descabellado
humor me recuerda en mucho a algunos de los momentos álgidos de la
serie de Giarrusso. ¿Lo más divertido y agudo que ha dado Marvel
dentro de su faceta cómica desde la marcha del creador de 'G-Man'?
Desde la opinión de alguien a quien siempre le ha costado trabajo conectar con los cómics centrados en el humor, pero que pocas veces se ha reído como con estas dos, ya lo
creo que sí.
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