“¿Qué le aguardará
en este lugar a nuestra pequeña cachorra errante? Solo lo mismo que
ha sido siempre: Hombre contra hombre, bando contra bando. Mil
millones de rostros en un estúpido y arbitrario tribalismo.
Patriotas y acólitos, revolucionarios y terroristas... Nosotros
contra ellos. Si dedicas tu tiempo a observar la multitud, no tardas
en darte cuenta lo arraigada que está en nuestro ADN la capacidad de
odiar. Humanidad... >TT< Menudo desastre. La única forma en la
que llegamos a sentirnos unidos entre nosotros es en oposición a
otros. Como si fueramos incapaces de vivir sin conflicto. ¿Ahora? Si
tenemos suerte, la esperanza se habrá visto expuesta lo suficiente
para verse agitada, pero no fragmentada. Si tenemos suerte, nunca
sabrá que así es como ha sido siempre. Si tenemos suerte,
despertará de su trance cargada de miedo y tristeza por lo miserable
que puede llegar a ser el mundo y no aplastada bajo su peso. Si
tenemos suerte... su respuesta será fruto del dolor y la resolución,
no del estremecimiento”
El
viernes por la noche me desconecté de la red sin más ambición que
la de disfrutar de unas horas de asueto antes de dirigirme a la cama.
Quería aprovechar la mañana del sábado para escribir unas líneas,
tal ve sobre la nueva serie de X-23, tal vez sobre Secret Wars, tal
vez sobre nada concreto en realidad. Lo que me encontré en su lugar
fue un panorama en el que pocas ganas quedaban de publicar nada sin
que se antojase dolorosamente frívolo. La contundente colisión
entre nuestra comodidad occidental y las abrasivas dosis de realidad
proyectadas por el Kalashnikov estaba demasiado reciente como para
fingir que la burbuja no se había roto, por lo que no he sido capaz
de redactar otra cosa que el artículo de esta mañana para Cultture.
No era momento para hacer como que todo seguía igual.
A la
espera de las consecuencias que pueda tener una trágica noche que
tiño la ciudad del Sena de rojo, y sin que nada de lo que pudiera
escribir pudiera hacer justicia a un día marcado por la reflexión,
los teóricos y una atmósfera de histeria colectiva apenas
disimulada, no se me ocurría otra forma que cerrar la jornada que
con la cita de 'X-Force: El Último Que Apague la Luz' de
Simon Spurrier que encabeza el texto. Más allá de retomarme a una
de mis primeras publicaciones para el blog, su discurso en dos tomos
sobre el sinsentido de la violencia por violencia quizás sea lo
mejor para este momento de incertidumbre que vivimos. Y los que
quedan por llegar.
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