El
siguiente texto incluye SPOILERS
de Capitán América: Civil War,
a pesar de que intentaré no ser demasiado específico, si todavía
no la has visto es mejor que lo guardes para más tarde:
Hay una crítica recurrente a las películas de Marvel Studios, según
la cual la compañía tiene un problema
importante con sus villanos.
Y en parte así es, ya que ni las versiones de Malekith y Ronan el
Acusador vistas en el cine van a generar nunca el mismo interés
mediático / merchandising que el Joker, Magneto o Loki, ni a
eclipsar a sus antagonistas heroicos. Pero, ¿realmente es necesario
que lo hagan para ser buenos villanos?
Podríamos
hablar de cómo es ya de por si un acierto que el verdadero eje de
las películas Marvel sean siempre sus protagonistas, y que no se le
dé al villano más atención de necesaria. Podríamos incluso hablar
de los villanos del departamento televisivo de la compañía, con el
Kilgrave de David Tennant
o (sigh) ese Wilson Fisk,
que se supone debería ser por naturaleza propia uno de los villanos
más reales de Marvel, y a quien -todavía no se porqué- Vincent
D'Onofrio decidió interpretar poniendo voz de Batman.
El eterno debate de los villanos Marvel
Pero
la verdad es que, bajo mi forma de verlo, creo las películas
de Marvel Studios han
conseguido dejar un puñado de villanos sumamente interesantes en sus
últimas entregas, a pesar de que no encajen del todo en la idea que
muchos tenemos en mente de un supervillano
cuando pensamos pensamos en las películas de Tim Burton, Sam Raimi o
incluso Bryan Singer y Christopher Nolan. Villanos que seguramente no
van a convertirse en figuritas coleccionables en la estantería de
nadie, ni a tener muchos fondos de pantalla dedicados a ellos, pero
que sin embargo desempañan una contundente labor a la hora de
desarrollar el universo de ficción de la compañía y de paso
plantear cuestiones sumamente sugerentes. Desde esa perspectiva, solo
puedo decir que, por mucho que nos la jugasen, el Aldrich Killian de
Guy Pierce en 'Iron Man 3' me parece un gran villano, y que -para no
entrar en demasiados SPOILERS- que el meme “Hail
Hydra!” tuviese el alcance
que tuvo, apenas es un pequeño galón para la sorprendentemente
mordaz reinterpretación de la organización criminal que nos ofreció
El Soldado de Invierno. Tampoco me es posible hablar nada malo a
cerca de Darren Cross, y lo sumamente bien que está engarzado en la
trama de relaciones paternofiliales truncadas y la mitología propia
de El Hombre Hormiga, de la misma forma que seguiré defendiendo a
capa y espada que el Ultron
al que James Spader da vida en la segunda entrega de los Vengadores
es uno de los villanos más complejos que ha dado el género en la
gran pantalla.
Esto
nos lleva directamente al villano
de Capitán América: Civil War,
con Daniel Brühl como Helmut Zemo, con una relectura del mismo hacia
la cual -si bien ya estoy comenzando a ver serias críticas-
difícilmente podría parecerme más brillante. Quien sea que espere
verlo luciendo su clásica máscara rosa, esgrimiendo su espada y el
adhesivo X como parte de la herencia nazi legada por un antiguo
enemigo del Capitán América durante la II Guerra Mundial o como un
temible líder que devuelva a Hydra a su gloria ya le puedo ahorrar
el disgusto, ya que la versión cinematográfica del personaje no
incluye nada de esto. Los hermanos Russo ya dejaron claro que la
reinterpretación que habían forjado Christopher
Markus y Stephen
McFeely del villano del
Capitán América estaba vagamente conectada con el original, y tras
ver la película solo puedo decir que me han ganado por completo con
lo que han hecho con Zemo, ya que no solo es mucho más interesante
que el enésimo aspirante a tirano despótico al que se ha visto
relegado durante los últimos años en los cómics, sino que de
alguna forma sigue siendo sumamente fiel al espíritu de sus dos
etapas dos de sus mejores encarnaciones.
Daniel Brühl como Helmut Zemo
Creado
por Tony Isabella y Sal Buscema, Helmut
Zemo fue presentado como
el segundo Barón en ostentar su apellido, heredando el título uno
de los más pertinaces villanos del Capitán América durante la II
Guerra Mundial. El Barón Zemo original era un aristócrata alemán
que, como muchos de sus compatriotas durante el conflicto bélico,
apoyaron al partido nazi en sus ansias expansionistas en busca de
poder. Muerto tras fundar los Amos
del Mal para hacer frente
a los Vengadores ya en la Marvel contemporánea, su hijo decidiría
continuar sus pasos convirtiéndose en el segundo Baron Zemo, sin
otra intención de clamar venganza en nombre de su padre y salir
victorioso donde este fracaso. Fue así como se gestaría uno de los
mayores ataques contra el seno de los héroes más poderosos de la
Tierra, perpetrando el Asalto
contra la Mansión de los Vengadores (Bajo Asedio)
en el que puso al Capitán América y los suyos contra las cuerdas,
quedándose a un paso de destruir al grupo desde sus propias
entrañas.
La
saga guionizada por Roger Stern se convertiría en un clásico
atemporal de los Vengadores de forma prácticamente inmediata,
creando tal halo de leyenda alrededor del segundo Barón Zemo que
este y sus aliados terminarían volviendo en forma de los
Thunderbolts.
Con los Vengadores y sus aliados desaparecidos, Helmut concibió su
más retorcido plan para destruir su mero recuerdo, haciendo pasar a
un grupo de supervillanos por superhéroes para manipular a la
opinión publica. A lo largo de ocho años, Kurt
Busiek y -sobre todo-
Fabian Nicieza
hicieron que el villano del Capitán América que originalmente no
tenía más intención que honrar la memoria de su padre creciera
hasta convertirse en uno de los personajes más fascinantes y
complejos del universo Marvel. Un maquinador nato que siempre iba un
paso por delante de sus adversarios, y terminaría trasgrediendo su
propio legado para convertirse en alguien que no podía definirse
completamente bajo las etiquetas de héroe o villano.
Bajo Asedio
Sobreviviendo
a su propia derrota cuando la tapadera de los Thunderbolts fue
descubierta y los Vengadores los emplearon en su contra, Zemo
resurgiría de sus cenizas culminando su búsqueda de reafirmación
personal durante la Civil
War, cuando dilapido su
causa contra el Capitán América consiguiendo que su grupo fuera
aprobado por la Comisión
de Actividades Superhumanas
mientras la mayor parte de los Vengadores se convertían en
fugitivos. Eventualmente incluso se descubriría que aquello también
formaba parte de la agenda de Zemo, y mientras los héroes se
peleaban entre ellos él usaría los recursos del CAS para
reivindicarse, no como el héroe que la sociedad buscaba, pero sí el
que necesitó para hacer frente a una amenaza en la que un
crecimiento exponencial de metahumanos amenazaba con engullir al
mundo. Tras esto, la saga de Zemo disfrutaría de un superlativo
epílogo en el que se enfrentaría a su linaje, antes de pasar a
otras manos que hicieron de él un personaje con muchas menos capas y
mucho menos interesante.
De
aquí saltamos a la versión cinematográfica interpretada por Daniel
Brühl, y vuelvo a
repetir por si alguno se ha saltado algo, que lo que sigue incluye
SPOILERS de Capitán América: Civil War. No quedando en la versión
del Baron Zemo escrita por Markus
y McFeely ningún
rastro del legado nazi del personaje original, si que podemos
encontrar en él una fuerte presencia tanto del marcado cariz
político del personaje, como de su deuda familiar contra los
Vengadores y su rol como estratega metódico e implacable. No solo no
tiene nada que ver con Hydra, sino que la desprecia tanto o más como
a los propios Vengadores, actuando como un lobo solitario que hace
del escenario derivado de los Acuerdos de Sokovia el tablero de
ajedrez sobre el que desarrolla su plan.
En conflicto
Y
si en la saga de Asalto a la Mansión de los Vengadores
Zemo maquinaba un mortífero plan para destruir a los héroes más
poderosos de la Tierra por medio de un ataque físico masivo a lo más
sagrado de su infraestructura, su contrapartida cinematográfica
lleva a cabo algo similar, salvo que -como hiciera en los
Thunderbolts- atacando la propia base conceptual de los Vengadores.
Como el propio personaje de Daniel Brülh proclama en una de las
escenas de la película, cuando un imperio es derribado por sus
enemigos tarde o temprano resurge, pero cuando se desmorona desde
dentro se muere,
ejerciendo como instrumento de la discordia en este ocaso y
fragmentación de los héroes más poderosos de la Tierra que supone
la Civil War.
Pero
si hay algo que realmente hace que funcione como el villano para esta
historia, es lo brillantemente bien que funciona el trasfondo que se
crea alrededor de él dentro de la trama de la Civil War. Una trama
que en los cómics tuvo como detonante a un grupo de superhéroes
adolescentes más interesados en la audiencia que en las
consecuencias de sus actos, pero que aquí se hace mucho más próxima
a los protagonistas y su recorrido cinematográfico, logrando que
cuando la confrontación con Miriam
Sharpe ocurre
-interpretada por una descomunal Mariah Dillard- resulte
particularmente intenso. La brillantez de los guionistas a la hora de
abordar a Zemo no solo ha sido desligarlo de un contexto nazi que a
estas alturas ya era redundante tras lo visto entre El Primer
Vengador, Soldado de Invierno o Agentes de SHIELD, sino por lo
orgánicamente bien que funciona en una historia sobre los actos, las
consecuencias y como lidiar con ellas tanto por parte de sus
responsables como de los que se ven afectados.
Las consecuencias de nuestros actos
Un tema muy presente a lo largo de toda la cinta, y en el que juegan un importante papel desde Steve Rogers hasta Tony Stark, pasando por Pantera Negra, la Bruja Escarlata, el Soldado de Iniverno, Visión o Máquina de Guerra entre muchos otros, donde Zemo ocupa un lugar destacado. Llegando
a recordar en algunos momentos a William
Stryker, tanto la versión
de Dios Ama El Hombre Mata como la interpretada por Brian Cox en
X-Men 2, el Helmut Zemo de Capitán América: Civil War es un
personaje que podría haber salido -si dejamos el vitriolo de lado-
de la obsesión de Garth
Ennis por los daños
colaterales provocados por los superhéroes, Esos asuntos irresueltos
en forma de backlash del
que tanto se habla pero en lo que tan pocas ocasiones se repara, y
que aquí cobra forma en su más implacable, calculadora y efectiva
encarnación.
Daniel, ¿qué decirte de este post? No solo has expresado lo que yo pensaba sobre el personaje sino que además has profundizado dentro de su mitología en los cómics. Es más, ya lo he citado hace poco mientras hablaba de Zemo en una conversación en las redes sociales. Estupendo el post.
ResponderEliminarCreo que, como te decía, uno de los puntos fuertes de la película es que han sabido desdibujar bastante bien al personaje de Zemo y el tema de que sea un villano. Realmente, ¿lo es? Porque creo que se juega bastante bien con la ambigüedad y le entendemos perfectamente al final. Es más, su anticlímax me ha parecido genial por cómo da la sorpresa. ¿Volverá a salir más adelante en las películas? Puede.
Me ha gustado el tema de su venganza porque representa el lado oscuro de lo que podría ser Pantera Negra, que acaba decidiendo entre ser como Zemo o ser como los viejos héroes (los que se están partiendo la cara entre sí) y, al final, decide algo muy distinto: ser un nuevo tipo de héroe.
No obstante, las motivaciones de Zemo no se diferencian tanto de las de Wanda y Pietro en la Era de Ultrón.
Otro punto importante es que en tu post hablas sobre cómo Zemo ha intentado destruir muchas veces a los Vengadores desde dentro y esa motivación sigue intacta en la película.
Una de las cosas que más me han gustado de la campaña de marketing ha sido cómo han ocultado a Zemo durante toda la campaña salvo a unos días del estreno. Creo que han mantenido bien la sorpresa.
En definitiva, genial el post, como siempre.