Vivimos tiempos interesantes en los que se cuestiona todo lo que se da por asumido, y en los que no resulta extraño reivindicar todo aquello que en el pasado fue denostado. Pasó con la cultura geek, ha pasado con Show Girls de Paul Verhoeven y actualmente está pasando -si no ha pasado ya- con todo ese universo arrabalero no muy alejado de lo que tradicionalmente se ha llamado cani o choni. Nada que sea difícil de entender teniendo en cuenta los ciclos que vive la sociedad en los que todo acaba volviendo, y que en Marvel Comics parece haber alcanzado su movimiento más osado con la reivindicación del estilo de Rob Liefeld y en los nuevos Thunderbolts dibujados por Jon Malin.
Responsable
de X-Force,
así como de iconos tan anclados en la Marvel de los noventa como
Deadpool y Cable, Liefeld ha sido considerado durante años como
sinónimo de lo más disparatadamente exagerado de una década ya de
por si excesiva. Responsable de uno de los cómics más vendidos de
la historia del cómic americano, el referente fundacional de la web
satírica ADLO!
ha pie a un sin fin de publicaciones analizando los desmadres de su
estilo autodidacta plagado de dientes interminables, conformaciones
anatómicas al borde del lo absurdo y perspectivas imposibles. Un
tipo al que por sus contribuciones personales se le podría describir
como un niño grande amante del skate, el fútbol americano y la
cerveza, pero que además de presumir de dibujar en el auto mientras
espera en los semáforos, parece tener cierta sensibilidad artística,
mostrándose como admirador del finado Moebius y ejerciendo como
mecenas del Prophet
de Brandon Graham y Glory
de Joe Keatinge y Sophie Campbell.
Tampoco
han faltado los dibujantes que han seguido su estilo a pesar de ir a
contracorriente de lo que todo el mundo consideraba creativamente
correcto. Y aunque la mayor
parte de los que lo han hecho han terminado por derivar a otros
estilos -caso de Greg Capullo, Dan Panosian o Tony S. Daniel- o caído
en el olvido, todavía hay quien se resiste a abandonarlo como es el
caso de este Jon Malin reclutado por Marvel para los Thunderbolts de
Jim Zub. Y aunque quizás termine tragándome mis palabras cuando lea
todo el número, hay algo extrañamente bello
en esa colección de viñetas exageradamente Liefeldianas
que me hacen pensar en que podemos estar ante un Patrick
Zircher encubierto, donde su
asimilación del estilo de Liefeld quizás sea más una decisión
artística que un verdadero contra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario