sábado, 21 de febrero de 2015

Clint Eastwood y los cómics



Que entre las grandes estrellas de Hollywood, actores o directores, hay un buen puñado de aficionados al cómic no es algo que sorprenda a nadie. Hay casos en los que ellos mismos se exponen como geeks de forma abierta, mientras que en otras lo hacen de forma más reservada, evidenciándose mediante pistas aquí y allá. 

En el caso de las películas de Clint Eastwood, no es extraño encontrar alguna que otra conexión con el mundo del cómic, ya sea Morgan Freeman leyendo el primer número de la 'Mística' de Brian K. Vaughan en 'Million Dollar Baby', o su trabajo junto con alguien tan vinculado al medio como Joseph Michael Straczynski en 'El Intercambio'. Mucho más presente en su último trabajo estrenado en Espapaña -'El Francotirador'-, Punisher se convierte en una suerte de presencia etérea a lo largo de la película bélica centrada en la vida del sniper americano Chris Kyle, por unos motivos que distan de ser casuales. 


Creado por Gerry Conway, John Romita Sr. y Ross Andru a mediados de los setenta, el letal justiciero de la calavera ha tenido numerosas etapas para el recuerdo, pero ninguna tanto como la firmada por Garth Ennis en el sello MAX. En ella, el guionista norirlandés usaba al personaje dedicado a exterminar criminales tras la muerte de su familia para demoler pieza a pieza toda idealización en torno a la guerra y el ciclo de la violencia. 

Es el primer número de dicha etapa el que vemos leer a uno de los compañeros de Kyle -tirándose la gafapastada de que es una novela gráfica, y no un cómic-, y el reconocible logo del personaje el que lucen varios vehículos de la unidad en la que operan ambos. Pero es que realmente el propio Francotirador de Clint Eastwood era fan del personaje de Marvel Comics, y su unidad se hacían llamar “The Punishers” en la vida real. 


Así lo expresaba un pasaje de la autobiografía de Chris Kyle, en la que narraba como les fascinaba la idea de un vigilante que corregía a los malos llevándoles el miedo en forma de muerte. El francotirador comparaba la cruzada de Castle con la suya propia, razón por la cual decidieron adoptar el símbolo pintándolo en sus chalecos, vehículos y en todo edificio o pared que tuvieran a mano. Una suerte de marca psicológica con la que amedrentar a los enemigos y avisarles de que estaban ahí para ir a por ellos. 

¿Nos ves? Somos la gente que está pateando vuestro trasero. Témenos. Porque hemos venido a mataros, y si vosotros sois malos, nosotros somos peores

Paradójicamente, ese Frank Castle del que Kyle y sus muchachos tanto se enorgullecían de seguir sus pasos era reflejado por Ennis en dicha etapa como poco menos que un psicópata irredimible. Un monstruo surgido de los abismos para el que no existía sentimiento humano alguno más allá de la satisfacción de la muerte, y en el que tan poco rastro del heroísmo que este soldado con tantas bajas a su nombre parecía proclamar. 

Fuente: Vulture

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