Cuando
llevas mucho tiempo hablando sobre algo que te gusta entre diferentes
foros, webs o espacios personales como este blog, puedes llegar a
empezar a tomártelo como una especie de obligación. Algo con lo que
es prudente tener cuidado, siendo conveniente mantener un criterio a
la hora de seleccionar aquello de lo que quieres hablar y cuanto
tiempo puedes / estas dispuesto a invertir en ello. En mi caso, por
si alguien se pregunta porqué soy tan optimista y entusiasta sobre
la mayor parte de lo que hablo en Líneas Cinéticas, baste decir que
-a la hora de cribar- me guío por la regla de escribir sobre cómics,
películas, series y demás que disfruto o cuya experiencia considero
que me aporta.
Quien
sabe si por aquella máxima que asegura que mostrarse severo en una
crítica es un signo de inteligencia, hay gente que lo ve de otra
forma y prefieren usarlas como catarsis liberadora de bilis. Un
criterio tan respetable como otro cualquiera, sí. Pero como a mi
modo de ver estas prácticas tienen más de ejercicios narcisistas
que de valoraciones objetivas -por no hablar de lo que opino sobre la
frase de marras sobre las valoraciones negativas y la inteligencia-,
no suelo invertir mucho tiempo en obras que no me hayan enriquecido
demasiado, a no ser que crea que tenga algo interesante que decir
sobre sus defectos. Si no es el caso, ni me suelo tener mi opinión
en ningún tipo de trono que me haga pensar que si no he conectado
con una obra esta es automática e irredimiblemente mala, ni
veo demasiada función en dedicar mi tiempo libre en algo que no me
gusta ni tengo necesidad de hacerlo, cuando puedo emplearlo para algo
que sí.
En lo
que respecta a las nuevas series Marvel, esto implica que pocas
publicaciones va a haber por mi parte en el blog sobre lecturas que
me hayan resultado poco productivas, pero también de otras que -aun
pareciéndome buenas- no me hayan apasionado lo suficiente como para
soltar una de mis parrafadas sobre ella. Esto tampoco quiere decir
que si no estoy hablando de una serie inmediatamente significa que no
la lea o no me guste. Mi tiempo por desgracia no me da para hablar de
todo lo que me gustaría, y hay ocasiones en las que simplemente la
inspiración no te llega.
Y
aunque para las últimas tengo la sección mensual en la que hago
acopio de los cómics de la iniciativa que más estoy disfrutando,
tampoco me parecía justo hacer vacío a una serie de nuevas series
que -si bien como lectura tampoco me han apasionado- si que les veo
el suficiente oficio como para situarlas por encima de la media para
aquellos que tengan más conexión que yo con sus respectivos
protagonistas. Como además en este caso alguno me habíais
preguntado por ellas -Sergio, esta va por ti- allá vamos:
Totally Awesome Hulk: Greg Pak y Frank Cho solo podían ser una combinación ganadora para Hulk, y la diversión queparecen haber obtenido realizando este cómic se palpa en cada una de sus páginas. Espectáculo de monstruos puro y duro con el dibujante de Liberty Meadows dejando claro que por muy suyo que pueda ser con ciertas polémicas como artista gráfico pocos hay que le tosan, y donde erigen al nuevo Hulk -Amadeus Cho- como una suerte de Johnny Bravo avispado en un festival sin descanso de kaijus y cuerpos esculturales. Buenas caracterizaciones, humor efervescente y tortas como panes para un cómic que apuesta por un Hulk festivo que no necesita regodearse en traumas personales ni complejos de Jekyll & Hyde.
Daredevil: Me gusta el diablo guardián y siempre lo he considerado como uno de los personajes Marvel que mejores etapas carga en sus espaldas. Sin embargo, disto de ser tan fan de Daredevil como si lo son otros compañeros de afición por los que tengo un gran respeto. Esto quiere decir que para que un cómic de Daredevil me enganche generalmente no solo tiene que ser bueno, sino que tiene que ser muy bueno. Mark Waid lo consiguió por la sorpresa que me supuso su maravillosa etapa, pero ni Charles Soule es un guionista con el que haya conectado demasiado más allá de su Hulka y su Cosa del Pantano. Volver a los derroteros de Frank Miller o la serie de Netflix tampoco es lo que el cuerpo me pedía en estos momentos, por lo que lo más que puedo decir sobre la primera entrega de Daredevil es que es un cómic que gustará a los que disfruten del personaje en su variante más próxima a la serie negra, a pesar de una polémica decisión que -personalmente- tampoco lo veo para tanto si eres de los que consideran cada etapa de forma independiente. En caso de que no, es un elemento que puede derivar en una lecturar agridulce en lo que se entrevee como una salida un tanto perezosa para librarse de un elemento de la anterior etapa. Pero por lo demás es un cómic bien escrito, bien dibujado, con personalidad y buena ambientación para los amantes de los bajos fondos y los clanes criminales.
Lobezna: ¿Qué tienen en común Chris Claremont, Larry Hama, Mark Millar y Jason Aaron? En mi caso haber conseguido -sobre todo el último- que me interesase Lobezno como personaje en solitario, porque por lo general tiende a resultarme tirando a coñazo cuando va por cuenta propia. Con X-23 sin embargo conecté rápido gracias a ese carácter asocial, áspero e impredecible, fruto de los años de brutal condicionamiento que sufrió ya desde antes de nacer. Al contrario que Logan, que tuvo una vida como la de otro cualquiera antes de ser abducido por Arma-X, Laura nunca tuvo algo a lo que llamar “normal” y sus dificultades para adapatarse a ella era uno de sus principales encantos. Pero cuando hablamos de una historia de progresión lineal como viene a ser el universo Marvel, la principal pega de este tipo de tramas es que suelen conllevar su propio fin. Algo similar a lo que ocurriese con el misterioso pasado de Lobezno y cómo mientras más trate sobre ello, menos sentido tenía que fuera un misterio. Con X-23 ha pasado algo similar, pasando a mejor vida su condición como inadaptada para encontrarnos con una Laura que interactua, habla y razona como una persona normal. Bien por ella y bien por Marvel por continuar la historia de los personajes de forma coherente. Pero aun así, me es imposible no sentir como si el personaje hubiera perdido uno de los rasgos que la hacían interesante, y todavía está en proceso de conseguir ese “algo” que me haga estar interesado por la actual etapa de su vida.
En ninguno de los tres casos puedo hablar de que los primeros números de estas series me hayan apasionado a pesar de esperarlas con muchas ganas. Aun así me parecen unos cómics bastante notables en los que -a poco que te interesen los personajes- es poco probable que te vayan a defraudar. Teniendo en cuenta que para quien escribe esto los primeros números del Ojo de Halcón de Fraction y Aja y los Enemigos Superiores de Spider-Man también me dejaron bastante frío para luego convertirse en dos de mis series favoritas de estos últimos años, el mejor consejo que te puedo dar es que les des una oportunidad si ya los tenías en tu zona de intereses, ýa que puede que conecten con otros más de lo que lo han conseguido hacer conmigo. Si sigues con dudas, aguarda al recopilatorio o versión tomo, ya que seguramente sea más fácil valorarla entonces que con un par de grapas.
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