domingo, 22 de octubre de 2017

All you need is Luv



“No puedes detener la marea con una escoba” Pequeños SPOILERS para quien quiera llegar a la nueva de Blade Runner sin saber nada de la película y tal. No demasiados pero ya se sabe que en estos casos mucha información siempre puede considerarse demasiada información. Dicho esto, al tema: Una de las adiciones más interesantes de Blade Runner 2049 al universo de Blade Runner es Luv, el personaje interpretado por Sylvia Hoeks.


Como si Ares y Afrodita emergiesen como una única entidad, pueden verse en ella trazas de personajes del entorno de Ridley Scott, ya sea la Margot Verger que este dejó fuera de Hannibal, o la Meredith Vickers de Charlize Theron en Prometheus (de largo uno de los personajes más interesantes de la desnortada nueva saga de Alien). Pero sobre todo es el personaje que mejor recupera ese carácter caótico fruto de la colisión entre la gélida contundencia mecánica y los tormentos internos de los replicantes León y Roy Batty de la primera película. Entre incontinencia verbal seca al borde del Gilles de la Tourette, trastorno bipolar agudo y aullidos sin venir a cuento.

Su peculiar complejo de Edipo es sin duda un extra, como lo es la coña de que esté inspirado en Taylor Swift o que -en su caso- la búsqueda de llenar el vacío existencial venga determinada por su obesión por la perfección y la imagen, así como la repugnancia, asco, aversión y odio que le genera todo a lo que considera inferior. Como si fuera un recordatorio de los terror que le provocan sus propias debilidades (ver la escena en la que casi se la puede ver estremecerse, mientras el cronos ciego Niander Wallace la contempla de reojo mientras lleva a cabo el juicio de su obra).

Si lo de usar a Taylor Swift como icono satírico del pensamiento objetivista -seguro que eso nadie se lo vio venir...- no le falta su mandanga, tampoco es que se quede corta en mordiente la dicotomía que se establece entre su personaje tanto respecto al Batty de la primera como su antagonista en este, ya sea por medio de los dardos del “bad dog / good dog”, o su imposibilidad para encontrar paz alguna. Morder, gruñir, arañar y agitarse violentamente con los ojos inyectados en rabia. Ese parece ser el único estado natural de un personaje que -en su forma- también es más humano que humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario