Hace unos días, el
compañero de Zona Negativa Igor Álvarez Muñiz realizaba un repaso
por los que consideraba los 10 mejores mutantes creados en el
presente siglo, el cual me hizo retomar un tema que me lleva dando
vueltas a la cabeza desde hace mucho tiempo: Lo desaprovechados que
están los componentes de la última generación mutante de los
X-Men. En 2001, Grant Morrison le dio una sacudida a la
franquicia, y aunque no han faltado las buenas historias desde
entonces, considero que esta se encuentra actualmente con un problema
de estancamiento, más allá del número de series o del interés que
quiera dedicarles Marvel.
Pudiendo encontrar la publicación original del compañero Igor aquí, el principial
problema que diría azota a los X-Men podría resumirse fácilmente
en dos palabras: El Instituto. Independientemente de si lo
llamamos Instituto Jean Grey o Nuevo Instituto Xavier, en un
escenario en el que apenas han nacido nuevos mutantes, ese casón en
el que se congregan la práctica totalidad de mutantes que
sobrevivieron al Día M y las nieblas Terrigénas se ha convertido en
una lapidaria cadena que condena a la mayor parte de los integrantes
de la última generación de mutantes a no ser otra cosa que
figurantes en el fondo de página.
Escenas que otrora me
apasionaban como ver al compendio de estos muchachos reunidos en
plena celebración, actualmente me enervan soberanamente al no ver en
ellos sino un recordatorio de su irrelevancia y el desuso en el que
han caído. Y siendo que cuando los X-Men comenzaron a dar sus
primeros pasos, e incluso cuando Claremont y Byrne los elevaron a los
altares eran muchísimos menos de los que cuentan ahora, dar comienzo
a una una diáspora mutante es más importante que nunca.
Pudiendo encontrar en la
actualidad desde miembros del quinteto original -tanto los de toda la
vida como los que llegaron al presente por medio de un círculo
espaciotemporal-, hasta una importante presencia de los personajes de
la II Genesis, de los Nuevos Mutantes, de los X-Men de los noventa e
incluso Generación X, no es que los personajes mutantes del presente
siglo hayan desaparecido por completo, pero sí que da la sensación
de que en demasiados casos están condenados a ser tan decorativos
como los inquilinos del hotel de El Resplandor, o a que cada vez que
se haga algo interesante con ellos caigan en el olvido y vuelvan a su
rol de figurantes.
Siendo más sangrante si
cabe si lo comparamos con como la compañía esta mimando a otros
personajes de la misma generación como los Jóvenes Vengadores o los
Runaways, quizás tenga también que ver -a titulo personal-
actualmente encuentre más estimulante a lo que están haciendo con
mutantes como Pícara, Mancha Solar o Cable en series ajenas a los
X-Men, que dentro de los propios X-Men.
De todos los nuevos personajes mutantes
de la presente década, diría que los que más calado han tenido han
sido X-23, Quentin Quire, Wiccan -si lo
aceptamos como mutante-, Fantomex, Daken y un Doop
que si todavía no ha cruzado su camino con Masacre, seguramente sea
por miedo a que Fox tenga su propio equivalente a Howard / Mapache
Cohete. Cualquiera de ellos es oro, ofreciendo muchísimo juego e
infinitas posibilidades tanto para series o mini-series propias como
en series grupales, a poco que lo dejes en manos de un guionista
mínimamente lúcido. De hecho me resulta extraño que Quentin y el
hijo de Lobezno estén tan desaparecidos más allá de algún
recordatorio ocasional como el de las portadas de La Muerte de X, lo
cual me hace pensar que quizás los estén reservando para alguna
movida, ya sea para IvX o cualquiera de las colecciones de Lobezno.
Después citaría otros como Layla
Miller, que si bien es cierto que es un enorme personaje, también
adolece ese síndrome Peter David,
por el que no tengo demasiado claro que se encuentre en una situación
demasiado aprovechable, o que nos gustara si de repente llegase otro
guionista al que le diera por “aprovecharla”. Aun así, siendo
una discipula del Doctor Muerte moralmente ambigua, versada en artes
oscuras, con la capacidad de resucitar a los muertos con
consecuencias que no han sido del todo exploradas y -sobre todo-
conocimiento de primera mano sobre un futuro que ya ni existe podría
dar mucho juego. Especialmente partiendo de como le pueden haber
afectado las consecuencias de la Era de Ultron, con una ruptura del
tiempo lineal que probablemente haya derivado en que ya no “sepa
cosas”. ¿Podría tener motivos Layla para usar su lado manipulador
para tomar parte en el caos espaciotemporal del que forman parte los
X-Men del pasado u Old Man Logan? Sería una forma interesante de
generar un conflicto entre ella y la Patrulla, donde la Miller
comenzara a mover hilos para que las cosas volvieran a un cauce que
asegurasen el futuro que conoce, comenzando a mover hilos para poner
fin a estas variables independientes del espacio tiempo.
Si
hablamos de los personajes introducidos por etapas, los Nuevos
X-Men de Grant Morrison son
sin duda los que más huella han dejado, ya sea a manos del propio
escocés o de los que han continuado aprovechándolos. Prácticamente
me atreverí a afirmar que no hay ningún personaje de su etapa que
no haya retomado por otro autor después, hasta el punto de que
incluso el Sapo de Reemplazo del número Genosha estuvo en el segundo
Excalibur de Claremont y John el Feo tuvo su versión Ultimate. A la
cabeza de todos ellos sobra decir que siempre estarán Quire,
Fantomex y EVA, unas Cuclillos
Stepford con las que
gente como Bendis ha sabido jugar fantásticamente bien y -en lo que
a villanos respecta- una Cassandra
Nova que volvió a
despuntar con Whedon y con la que Carey y Humphries introdujeron
conceptos sumamente interesantes que conectaban a los mumudrai con el
Rey Sombra y otras criaturas místico espectrales de la franquicia.
Otros
como Sublime
o los Hombre U
no han tenido tanta suerte con los que los han retomado después,
pero incluso personajes como Ultimatom,
los Centinelas Salvajes,
Plutona
o Tipo G
han seguido dejando perlas tras su marcha, por no hablar de que fue
el guionista que plantó la semilla para la Pegadora
de Hickman o el Centinela de McKeever con su Tom
Skylark y Rober. De su
etapa siempre he tenido especial cariño a Pico
y Angel, los cuales me
alegro cada vez que alguien recupera aunque dejaran de ser mutantes
hace tiempo, como por una Martha
Johansson con las que
gente como David Lopez o James Asmus han hecho cosas bastante
interesantes, y que no se cómo a nadie se le ha ocurrido aun
convertir en la usuaria de Cerebra 24/7. Aunque su desarrollo fue
cosa más de Kyle y Yost, citar también a Arena
y el cúmulo de grandes momentos que dió entre NXM y YXM, ofreciendo
mucho antes que Kamala Khan una cara más piadosa del islam antes de
que este se pusiera de moda (aunque imagino que el nihab siempre
generará más recelos que un antifaz y una bufanda).
También
citaría Xorn,
con quien lo más interesante tras Morrison ha sido curiosamente lo
de Hickman en Ultimate, y con el que además de poder hacerse cosas
sumamente interesantes como una respuesta asiática a los X-Men -con
todo el jugo que tendría a nivel geopolítico- parece que Bunn anda
planeando cosas. Como negativo, Ernst
y el continuo juego que siempre la ha rodeado sobre si es o no
Cassandra Nova es algo con lo que nunca he podido por mucho que diera
sus momentos divertidos en SM&THM. No hablemos ya de Glob
Herman, un personaje que
todavía no entiendo ni porqué sigue vivo.
Aquí
entrarían en juego los tan cacareados X-Statix
de Milligan y los Allred, que si bien introdujeron a personajes tan
enormes como Mr Sensible, U-Go Girl, el Anarquista, Vivisector o
Grasas -y a los que me alegro hayan recuperado en X-Men'92- casi
preferiría dejar como están por terminar la serie como terminó.
Aun así, más a llá de Doop, si a alguien le diese por introducir a
Chica Muerta
en los X-Men me tendría ganado para siempre.
De esa
misma época hay otra serie de personajes por los que siempre he
tenido cierta empatía como la Stacy
X de Joe Casey, el -sí-
Azazel
de Chuck Austen, Nocturna
de Exiliados, Shortpack
y la Huesped
de Brian K. Vaughan o las dos chicas protagonistas de los NYX
de Quesada. De quienes no puedo decir lo mismo es de los personajes
de Chris Claremont durante esta etapa. Tiene alguna cosa guay como
las Hermanas Wingarde o
Evangeline Whedon,
otras que destacan más por Bachalo que por él -los Comandos de
Muerte Sh'iar- o las que podrían dar su juego, pero a nadie le ha
dado por recuperar salvo para mal (Elias
Bogan o Vargas).
Pero entre Salvavidas, sue hermano surfero, Khan, los mutantes
aquellos de Genosha, son más los personajes a enterrar que a
rescatar. Aquí también habría que dar de comer a parte a Peter
David, que si bien recuperando personajes de perfil bajo para sacar
oro de ellos no hay quien le supere, introduciendo personajes propios
es una catástrofe.
Para
dos interesantes que creo en sus primeros días en la serie -Dai
y El Aislacionista-
y no hizo absolutamente nada con ellos en más de 200 números, para
seguir introduciendo otros villanos completamente huecos con los que
tampoco hacía nada. Pero bueno, al menos siempre nos quedará el
Madrox
cura.
De
esta época a las puertas de Dinastía de M y secuelas, la mayor
contribución vino sin duda de los Astonishing X-Men
de Joss Whedon y el almnado de las sucesivas series de los New X-Men,
a los que además la constante purga aplicada por Kyle y Yost les
sentó de maravilla. De entre ellos destacáis a Armadura,
y personalmente también creo que se lo tiene muy merecido.
Especialmente por la etapa posterior en la que fue nombrada como
X-Men de pleno derecho a cargo de la formación del resto de jóvenes
X-Men, y que es una pena que no durase más.
Aun
así, si tuviera que quedarme con un personaje de Whedon es de largo
Vendas,
la sucesora natural de Destino por razones más que obvias, y que con
el X-Men Legacy de Spurrier quedó definitivamente fijada como un
personajazo de tomo y lomo. Si hubiera un mínimo de cordura en la
franquicia, este es uno de los principales personajes de esta
generación que habría que recuperar como variable independiente a
voz de ya.
Pudiendo
decir lo mismo sobre unas Peligro
y Abigail Brand
que me extraña no se hayan hecho un hueco en vuestra lista, del
resto de supervivientes de esta época siempre tuve especial cariño
por Elixir,
quien todavía sigue dando guerra por ahi a pesar de la tropelía que
le hicieron en Lobeznos. Lo mismo para unos Anole
y Alud
que habían dejado en una situación sumamente interesante con el
primero como responsable de Industrias Worthington tras adquirir la
condición de X-Men de pleno derecho, y el segundo encabronado porque
todos sus colegas se graduaban menos él. Y entonces llega Lemire, y
se marca la marranada esa que le ha hecho a Victor, no solo
degradándolo y privándole de ese carácter Kyle Broflovski que
siempre lo había definido, para hacerle... mejor ni mentarlo.
Hada
era otra que molaba muchísimo por esa mezcla entre ingenuidad
candorosa charlatana y el imposible lado oscuro que recibió con la
movida de Magik, pero a la que también estropearon cuando alguien
decidió convertirla en Buffy Cazavampiros.
Lo que de verdad molaba de estos personajes eran sus personalidades
tan diferenciadas, y que la hermana perdida de las Wyngarde se viera
empequeñecida cada vez que entraban en combate mientras que otros
como X-23 la siempre apegada Mercury
eran los que repartían candela.
Al
menos Infernal y
Tensión tuvieron
evoluciones coherentes, con el que podría haber sido un perfecto
paso al lado oscuro que nunca llegó a fraguarse, como también pudo
haberlo con el moralista de Gentil.
Prodigio
por contra es un personaje por el que no habría dado un duro tras
Dinastía de M, pero que sin embargo terminó dando bastantes buenos
momentos tanto en esta serie como en los Jóvenes Vengadores (con un
brillantísimo discurso de los efectos adversos de tener el
conocimiento del resto de los X-Men).
Pero
en general lo que me parece verdaderamente destacable es el esfuerzo
que hubo por dotar a todos estos personajes de sus propias historias
y personalidades, aun cuando pasaban de serie en serie sin que
tuvieran colecciones fijas. Dejando a Cerilla
como el que quedó como una suerte de broma interna con el que nunca
nadie llegó a hacer nada, entre Bling!
y sus diatribas con la sexualidad, Indra
y el conflicto de haber sido educado en una cultura en contra de toda
forma de agresión y a la vez ser la manifestación del dios hindú
de la guerra, las conexiones de Loa
con Namor o los poderes astrales de Trance,
dejaron unos personajes tan bien definidos que solo necesitarían un
editor o guionista con una buena visión global y entendimiento de la
dinámica de grupos
No
se puede decir lo mismo de otros alumnos que introdujeron después
como aquel Tinta
que tuvo su coña como gracia puntual -con lo del tatuador que daba
poderes, pero no más, por favor-, Crosta
o unos Graymalkin
y Cifra
que aun con su punto de interés no dejaban de ser un Caliban
y una Kitty Pryde
2.0. Para que no sean todo cadetes, citar a Brubaker con su Vulcano
-que pese a todo terminó brindando una saga cojonuda con Guerra de
Reyes- y un Darwin
completamente desaprovechado. Lo mismo para los metahumanos chilenos
-Los Hijos de la
Cámara-
o un Rómulo
que podría dar mucho juego de caer en buenas manos, por no hablar de
aquellos Saqueadores 2.0 entre los que metieron a Korvus.
Si tuviera
que quedarme con algún villano de esta época, más allá de
aportaciones puntuales como Pandemia,
Matthew Risman,
los Depredadores X,
el Coro
o Kimura,
sin duda fueron el
Gorgon
de Mark Millar y el Proyecto
Pandemonium
y el pedazo de saga que nos dejaron en Nuevos Mutantes.
Pero
aquí ya es cuando tocaría hablar de Hope
Summers,
que si bien es un personaje de una enorme importancia por su papel en
las tramas centrales de la última década -y que ha dado un montón
de grandes historias entre Complejo de Mesías y el último volumen
de X-Force-, cuenta con el pesado lastre de ser un personaje ligado a
una trama muy concreta, así como unas habilidades más bien
indeterminadas de “hackeo de poderes”. Entre su complicada
historia y lo difícil que tiene para trascender a su rol como
salvadora mutante dentro de ese agujero negro de la periferia en el
que ha caído, la ahijada de Cable seguramente lo tenga más fácil a
día de hoy para convertirse en otra irrelevante Rachel Grey que para
mantener una evolución ascendente. Sobre todo, desde la llegada al
presente de una joven Jean Grey que la hace peligrosamente
redundante. Tanto, que lo más práctico de cara al futuro
probablemente sería convertir a las dos pelirrojas en antagonistas
como hicieron con Madeleine y la Jean original en Inferno,
y así conseguir un punto de apoyo para que ambas continúen
creciendo sin pisarse la una a otra (y ya de paso dirigir a Hope al
futuro que se nos mostraba en Cable y la Patrulla-X).
Bastante
más fácil lo tendrían el resto de los integrantes de Generación
Hope,
porque entre Fraction y Gillen se las ingeniaron para crear una
interesantísima colección de personajes en lo que podría
considerarse un anticipo a los Jóvenes Vengadores del segundo. De
entre todos, destacaría a Zero,
que si bien contaba el handicap de ser un guiño muy evidente a
Akira,
con su visión nihilista de la carne como lienzo de expresión
artística, dejó al mejor villano de la última generación con un
Quentin Quire
más Quire que el propio Quire. Con su vuelta de tuerca al recurso
del chico salvaje que esconde algo más, podría decirse lo mismo de
Primal o
del mexicano Velocidad,
con la habilidad de moverse a grandes velocidades, con el coste de
envejecer a mucho más ritmo que el resto del mundo cuando usaba sus
poderes. También podría aplicarse a la perfectamente definida
Transónica,
pese a dejar clavada la espina de que no llegamos a ver del todo su
forma final. De hecho Oya
es paradójicamente la que ha terminado quedando como la más plana
del quinteto a pesar de haber tenido más protagonismo, como
consecuencia de dejar atrás tan pronto su faceta de ultracatólica
criada en un entorno lleno de prejuicios que tanto contraste creaba
con el resto de los X-Men.
Aquí
entrábamos en una etapa en la que volvieron a introducirse nuevos
personajes con grandes puntos de interés por parte de la tripla
Aaron, Gillen y Remender, entre los cuales se podrían destacar
villanos como los Hombres
de Adamantium,
el Doctor Rot,
Unit,
los Jinetes
Finales,
Honest John,
los Gemelos de
Apocalipsis,
Xanto Starblood,
Lord Deathstrike
con su máscara Kabuki, el Filisteo,
la base conceptual del Club
Fuego Infernal
de Kade Kilgore y la Mano Derecha Roja o un no tan villano Deathlok
Prime.
No todos estuvieron tan atinados, porque también hubo cosas como El
Hombre Despellejado o Mocos y su panda, pero si hay que destacar a
alguien de esta época es con el pequeño Broo,
a Kid Gladiador
y su guardaespaldas Ave
de Guerra
que tan cojonudos números dieron con Aaron o Marjoriu Liu, Genesis,
Nomeolvides
y -aunque no fueran exactamente nuevos- el Doctor
Némesis
y Krakoa.
Tampoco
tengo nada en contra de los divertidos Chico
Ojos
o Chica Tiburón,
aunque a Sprite
ya se le sacó menos partido. La pena es que las aportaciones de los
sucesores de Aaron en el Instituto Jean Grey apenas tuvieron
oportunidad de lucir, ya que prácticamente se iban como entraban, y
a gente como Nature
Girl
o Freak
no se les pudo sacar nada de partido por mucho potencial que pudieron
tener (mención especial para Ricco
y la otra de Claremont, volviendo a rebajar el nivel de sus
personajes creados desde los noventa a -9). Lo último con un mínimo
de relevancia en lo que a creaciones para la franquicia respecta ha
venido de Brian Michael Bendis y Tom Taylor, con la enormérrima Eva
Bell,
Benjamin Deeds
y las Hermanas
como parte más destacada. Tampoco es que Triaje
o incluso Hijack
o un Goldballs
que servía como chiste viviente o gota de humanidad según tocasen
desmerecieran, pero como casi todas las creaciones de Bendis para los
X-Men eran personajes cuyo realismo era a la vez su virtud y su
limitación, funcionando mejor como secundarios que como personajes
con aspiración de iconos.
En
general, no solo diría que ha salido un buen puñado de personajes
interesantes a lo largo de lo que va de siglo, sino que en general la
mayoría de ellos ha tenido su momento de gloria para brillar, algo
en lo que probablemente haya contribuido mucho el que se limitasen a
un número concreto en un momento en el que se estaban creando sin
ton ni son. De hecho, quizás seria conveniente que se continuasen
gestionando de esta forma, e incluso volver a realizar alguna que
otra purga o llevar a los personajes a puntos de no retorno como
hicieron Kyle & Yost o mucho antes Chris Claremont. Por mucho
cariño que se les coja, probablemente tenerlos a todos cogidos de la
mano en un mismo centro sin que ocurran roces, tensiones y dramas
irresolumbles no sea lo más conveniente si queremos que en algún
momento tengan opción de ser los Xavier, Magneto, Scott Summers,
Jean Grey o Lobezno del mañana.
Siendo
el momento en el que seguramente haya que ir pensando no solo en
dejarlos salir del nido, sino también aprovecharlos para cosas
productivas más allá de tenerlos de fondo.
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