Si
bien no creo que vaya a aparecer en demasiadas listas con los mejores
guionistas de la historia reciente de Marvel o DC, nadie podría
negarle su tenacidad a Frank
Tieri. Práctica
encarnación de ese ideal alquimista
según el cual si alguien pone mucho empeño a algo es probable que
lo termine consiguiendo, sin nunca llegar a destacar demasiado desde
que lo fichara Joe Quesada para sucederle como guionista de Iron Man
-y lo dice alguien que disfrutó horrores su etapa en Arma-X-, se las
ha ingeniado para seguir reapareciendo mientras que de otros
coetáneos apenas queda rastro, siempre manteniendo una serie de
fetiches que le acompañan a todas partes. De entre ellos, pocos con
los que haya insistido tanto como con su fijación por los villanos
turbios, convertir a Lobezno en hampón y -en última instancia- El
Caballero Negro.