jueves, 14 de marzo de 2019

Capitana Marvel. Segundo post de... Unos cuantos, a saber.



A pesar de que a nivel global tengo serios problemas con ella, la película de Carol Danvers tiene el que desde ya es uno de mis comienzos favoritos de cualquier película de superhéroes. Y no, no me refiero a los maravillosos créditos iniciales de La Capitana Marvel con los que en esta ocasión se nos introduce el logo de Marvel Studios, sino al arranque de la película propiamente dicho. Ese arranque en el que se nos introduce en Hala en pleno alba con el despertar de la protagonista y que funciona con la contundencia de un punch.



Es singular la forma en la que se muestra la capital del Imperio Kree, ya que aunque se presenta como una ciudad futurista la sensación al introducirnos en ella no es la de estar en otro mundo, sino en uno sospechosamente familiar. Hala no está perdida en la distancia de la Gran Nube de Magallanes. Hala está aquí. Hala somos nosotros. Podría ser Nueva York, Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Londres, París, Barcelona, Berlín, Madrid... Podría ser cualquiera de las ciudades fruto del progreso de nuestra civilización en las que cada día nos despertamos con la extrañeza de saber que deberíamos sentirlas como nuestras. Que sentirnos como parte de ellas. Que sentirlas como nuestro hogar. Pero algo en lo más profundo de nuestras entrañas resuena avisándonos que algo esta mal. Que esa realidad no es la nuestra, y que estamos habitando un mundo extraño y ajeno a nosotros que se eleva como recordatorio de la supresión de nuestro verdadero yo. Un mundo “alienígena” e irreal pavimentado con celdillas de colmena de abejas, y que más que hogar es una prisión.



Durante el resto de la película, toda esta idea sobre la represión y el falso espejismo de libertad en una sociedad proto occidental que -basada en la gloria personal, la imposición de valores, la guerra y la dictadura totalitaria del monoteísmo de la razón- termina revelándose como un instrumento para la anulación del individuo continuará aflorando una y otra vez como uno de los temas centrales del viaje de La Capitana Marvel. 

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