Los
que me conozcan ya estará hartos de leérmelo escribir, pero pocas
ideas ha tenido Marvel más brillantes a lo largo de su historia
reciente que la explorar la naturaleza de Loki como antihéroe.
Teniendo su más que probable germen en el éxito del papel de Tom
Hiddleston en el universo cinematográfico, la editorial podría
haberse limitado fácilmente a beber por inercia de la
caracterización del actor, tirar del sempiterno proceso redentor que
antaño usaran con Magneto o buscar cualquier requiebro argumental
que permitiera traerlo al bando de los héroes sin apenas esfuerzo.
Sin embargo, alguien fue lo suficientemente lúcido como para decidir
que si como villano había sido uno de los más grandes de Marvel
-primero de todos, detonante de los Vengadores-, como héroe tampoco
podía ser menos.