sábado, 27 de febrero de 2016

Power Man & Iron Fist: Y si no, nos enfadamos


A pesar de que Brad Walker cita la amistad entre la leyenda del soul Barry White y la celebridad musical Wink Martindale como principal fuente de inspiración a la hora de abordar a Luke Cage y Puño de Hierro en Power Man & Iron Fist, es imposible para nadie que creciera entre los ochenta y noventa sumergirse en las primeras páginas del regreso de los Héroes de Alquiler sin tener en mente a una pareja muy distinta. Nacidos con los nombres de Carlo Pedersoli y Mario Girotti, los actores italianos más conocidos como Bud Spencer y Terence Hill fueron protagonistas de un sinfín de disparatadas comedias de acción que destacaban por sus coreografías de bofetones al borde del slapstick y la química entre el dúo.

Mucho antes de que en Estados Unidos las buddy movies completaran su transición desde los dúos cómicos hasta el cine de acción callejero con hits como Límite 48 Horas o Arma Letal, ellos ya estaban repartiendo sopapos, siendo imposible no ver más de un símil en este regreso a las andadas de Luke y Danny. Pareja de acción mítica desde que Marvel Comics decidiera unir sus colecciones allá por finales de los setenta, este nuevo volumen de Power Man & Iron Fist está muy lejos del carácter paródico en el que las películas de Bud Spencer y Terence Hill se fueron centrando, si que muestra la misma dinámica de diálogos punzantes a ritmo de Uzi rápidos, así como la facilidad para pasar de las pullas internas al borde de lo ofensivo a una perfecta sincronización de combate como algo natural para ello.


Una camaradería a prueba de bombas donde Luke Cage comparte con Spencer la actitud de gigante hosco de expresión facial impenetrable, y Danny Rand el de locuaz y risueño golden boy que fuera Hill. A diferencia de ellos, el antaño Hombre Poder es la parte cabal y sensata del duo, mientras la implacable Arma Inmortal de K'un-Lun es la broma jovial del bala perdida con demasiados pájaros en la cabeza que ya fuera con Matt Fraction (admitámoslo, aun con sus paralelismos Rand nunca fue Bruce Wayne, o por lo menos lleva muchos años sin serlo).

Modelados originalmente a la imagen de Richard Roundtree y Chuck Norris, Luke Cage y Puño de Hierro no han dejado de crecer desde entonces, y su nueva colección muestra sus cartas como un perfecto retorno a las raíces del género de acción urbana de los tiempos de Walter Hill, sin renunciar a toda la evolución que han tenidos desde entonces. Recuperando antiguos secundarios y rivales a la par que introducen ingredientes como un muy apropiado Lápida -¿nadie ha pensado usar a Lonnie Lincoln como villano en la serie de televisión de Cage?- o una Jessica Jones que ejerce como ángel de la guarda y conciencia del dúo desde la santidad del hogar de Luke, Power Man & Iron Fist de Brad Walker es una perfecta actualización de todo lo que hizo grande a la pareja, pasando de Isaac Hayes y James Brown a Run The Jewels y Kendrick Lamar.

El estilo gráfico de Sanford Greene va en consonancia, siendo una serie que tanto por su recuperación del género urbano áspero y socarrón de los setenta y ochenta como por su dibujo de influencia grafitera se mueve en el territorio de la Spider Gwen de Jason LaTour y Robbie Rodriguez. Perfecta para los que echen de menos a Power Man y Puño de Hierro no solo como personajes, sino ante todo como concepto, esta parece la ocasión perfecta para reencontrarse con este par que con los años y junto a Jessica, la pequeña Danielle y -cuando se dejan caer- Misty Knight y Colleen Wing, han pasado de ser simples asociados a una auténtica familia. Una, en la que solo espero que a la responsable y fundadora de Investigaciones Alias no se le prolongue durante mucho más tiempo la reserva, que ya va siendo hora de recuperar a Jessica como parte de la acción. 

Para más, no dejéis de leer las muy acertados análisis de Jose María Vicente y Juanan Brundle para Zona Zhero y Zona Negativa. Por mi parte solo puedo terminar con algo de música para disfrutar del cómic, robándole alguna elección para mi playlist al compañero del territorio negativo:

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