domingo, 1 de mayo de 2016

Civil War, Asalto a la Mansión de los Vengadores

El siguiente texto incluye SPOILERS de Capitán América: Civil War, a pesar de que intentaré no ser demasiado específico, si todavía no la has visto es mejor que lo guardes para más tarde: Hay una crítica recurrente a las películas de Marvel Studios, según la cual la compañía tiene un problema importante con sus villanos. Y en parte así es, ya que ni las versiones de Malekith y Ronan el Acusador vistas en el cine van a generar nunca el mismo interés mediático / merchandising que el Joker, Magneto o Loki, ni a eclipsar a sus antagonistas heroicos. Pero, ¿realmente es necesario que lo hagan para ser buenos villanos?


Podríamos hablar de cómo es ya de por si un acierto que el verdadero eje de las películas Marvel sean siempre sus protagonistas, y que no se le dé al villano más atención de necesaria. Podríamos incluso hablar de los villanos del departamento televisivo de la compañía, con el Kilgrave de David Tennant o (sigh) ese Wilson Fisk, que se supone debería ser por naturaleza propia uno de los villanos más reales de Marvel, y a quien -todavía no se porqué- Vincent D'Onofrio decidió interpretar poniendo voz de Batman.

El eterno debate de los villanos Marvel

Pero la verdad es que, bajo mi forma de verlo, creo las películas de Marvel Studios han conseguido dejar un puñado de villanos sumamente interesantes en sus últimas entregas, a pesar de que no encajen del todo en la idea que muchos tenemos en mente de un supervillano cuando pensamos pensamos en las películas de Tim Burton, Sam Raimi o incluso Bryan Singer y Christopher Nolan. Villanos que seguramente no van a convertirse en figuritas coleccionables en la estantería de nadie, ni a tener muchos fondos de pantalla dedicados a ellos, pero que sin embargo desempañan una contundente labor a la hora de desarrollar el universo de ficción de la compañía y de paso plantear cuestiones sumamente sugerentes. Desde esa perspectiva, solo puedo decir que, por mucho que nos la jugasen, el Aldrich Killian de Guy Pierce en 'Iron Man 3' me parece un gran villano, y que -para no entrar en demasiados SPOILERS- que el meme “Hail Hydra!” tuviese el alcance que tuvo, apenas es un pequeño galón para la sorprendentemente mordaz reinterpretación de la organización criminal que nos ofreció El Soldado de Invierno. Tampoco me es posible hablar nada malo a cerca de Darren Cross, y lo sumamente bien que está engarzado en la trama de relaciones paternofiliales truncadas y la mitología propia de El Hombre Hormiga, de la misma forma que seguiré defendiendo a capa y espada que el Ultron al que James Spader da vida en la segunda entrega de los Vengadores es uno de los villanos más complejos que ha dado el género en la gran pantalla.

Esto nos lleva directamente al villano de Capitán América: Civil War, con Daniel Brühl como Helmut Zemo, con una relectura del mismo hacia la cual -si bien ya estoy comenzando a ver serias críticas- difícilmente podría parecerme más brillante. Quien sea que espere verlo luciendo su clásica máscara rosa, esgrimiendo su espada y el adhesivo X como parte de la herencia nazi legada por un antiguo enemigo del Capitán América durante la II Guerra Mundial o como un temible líder que devuelva a Hydra a su gloria ya le puedo ahorrar el disgusto, ya que la versión cinematográfica del personaje no incluye nada de esto. Los hermanos Russo ya dejaron claro que la reinterpretación que habían forjado Christopher Markus y Stephen McFeely del villano del Capitán América estaba vagamente conectada con el original, y tras ver la película solo puedo decir que me han ganado por completo con lo que han hecho con Zemo, ya que no solo es mucho más interesante que el enésimo aspirante a tirano despótico al que se ha visto relegado durante los últimos años en los cómics, sino que de alguna forma sigue siendo sumamente fiel al espíritu de sus dos etapas dos de sus mejores encarnaciones.

Daniel Brühl como Helmut Zemo

Creado por Tony Isabella y Sal Buscema, Helmut Zemo fue presentado como el segundo Barón en ostentar su apellido, heredando el título uno de los más pertinaces villanos del Capitán América durante la II Guerra Mundial. El Barón Zemo original era un aristócrata alemán que, como muchos de sus compatriotas durante el conflicto bélico, apoyaron al partido nazi en sus ansias expansionistas en busca de poder. Muerto tras fundar los Amos del Mal para hacer frente a los Vengadores ya en la Marvel contemporánea, su hijo decidiría continuar sus pasos convirtiéndose en el segundo Baron Zemo, sin otra intención de clamar venganza en nombre de su padre y salir victorioso donde este fracaso. Fue así como se gestaría uno de los mayores ataques contra el seno de los héroes más poderosos de la Tierra, perpetrando el Asalto contra la Mansión de los Vengadores (Bajo Asedio) en el que puso al Capitán América y los suyos contra las cuerdas, quedándose a un paso de destruir al grupo desde sus propias entrañas.

La saga guionizada por Roger Stern se convertiría en un clásico atemporal de los Vengadores de forma prácticamente inmediata, creando tal halo de leyenda alrededor del segundo Barón Zemo que este y sus aliados terminarían volviendo en forma de los Thunderbolts. Con los Vengadores y sus aliados desaparecidos, Helmut concibió su más retorcido plan para destruir su mero recuerdo, haciendo pasar a un grupo de supervillanos por superhéroes para manipular a la opinión publica. A lo largo de ocho años, Kurt Busiek y -sobre todo- Fabian Nicieza hicieron que el villano del Capitán América que originalmente no tenía más intención que honrar la memoria de su padre creciera hasta convertirse en uno de los personajes más fascinantes y complejos del universo Marvel. Un maquinador nato que siempre iba un paso por delante de sus adversarios, y terminaría trasgrediendo su propio legado para convertirse en alguien que no podía definirse completamente bajo las etiquetas de héroe o villano.

Bajo Asedio

Sobreviviendo a su propia derrota cuando la tapadera de los Thunderbolts fue descubierta y los Vengadores los emplearon en su contra, Zemo resurgiría de sus cenizas culminando su búsqueda de reafirmación personal durante la Civil War, cuando dilapido su causa contra el Capitán América consiguiendo que su grupo fuera aprobado por la Comisión de Actividades Superhumanas mientras la mayor parte de los Vengadores se convertían en fugitivos. Eventualmente incluso se descubriría que aquello también formaba parte de la agenda de Zemo, y mientras los héroes se peleaban entre ellos él usaría los recursos del CAS para reivindicarse, no como el héroe que la sociedad buscaba, pero sí el que necesitó para hacer frente a una amenaza en la que un crecimiento exponencial de metahumanos amenazaba con engullir al mundo. Tras esto, la saga de Zemo disfrutaría de un superlativo epílogo en el que se enfrentaría a su linaje, antes de pasar a otras manos que hicieron de él un personaje con muchas menos capas y mucho menos interesante.

De aquí saltamos a la versión cinematográfica interpretada por Daniel Brühl, y vuelvo a repetir por si alguno se ha saltado algo, que lo que sigue incluye SPOILERS de Capitán América: Civil War. No quedando en la versión del Baron Zemo escrita por Markus y McFeely ningún rastro del legado nazi del personaje original, si que podemos encontrar en él una fuerte presencia tanto del marcado cariz político del personaje, como de su deuda familiar contra los Vengadores y su rol como estratega metódico e implacable. No solo no tiene nada que ver con Hydra, sino que la desprecia tanto o más como a los propios Vengadores, actuando como un lobo solitario que hace del escenario derivado de los Acuerdos de Sokovia el tablero de ajedrez sobre el que desarrolla su plan.

En conflicto

Y si en la saga de Asalto a la Mansión de los Vengadores Zemo maquinaba un mortífero plan para destruir a los héroes más poderosos de la Tierra por medio de un ataque físico masivo a lo más sagrado de su infraestructura, su contrapartida cinematográfica lleva a cabo algo similar, salvo que -como hiciera en los Thunderbolts- atacando la propia base conceptual de los Vengadores. Como el propio personaje de Daniel Brülh proclama en una de las escenas de la película, cuando un imperio es derribado por sus enemigos tarde o temprano resurge, pero cuando se desmorona desde dentro se muere, ejerciendo como instrumento de la discordia en este ocaso y fragmentación de los héroes más poderosos de la Tierra que supone la Civil War.  

Pero si hay algo que realmente hace que funcione como el villano para esta historia, es lo brillantemente bien que funciona el trasfondo que se crea alrededor de él dentro de la trama de la Civil War. Una trama que en los cómics tuvo como detonante a un grupo de superhéroes adolescentes más interesados en la audiencia que en las consecuencias de sus actos, pero que aquí se hace mucho más próxima a los protagonistas y su recorrido cinematográfico, logrando que cuando la confrontación con Miriam Sharpe ocurre -interpretada por una descomunal Mariah Dillard- resulte particularmente intenso. La brillantez de los guionistas a la hora de abordar a Zemo no solo ha sido desligarlo de un contexto nazi que a estas alturas ya era redundante tras lo visto entre El Primer Vengador, Soldado de Invierno o Agentes de SHIELD, sino por lo orgánicamente bien que funciona en una historia sobre los actos, las consecuencias y como lidiar con ellas tanto por parte de sus responsables como de los que se ven afectados.

Las consecuencias de nuestros actos

Un tema muy presente a lo largo de toda la cinta, y en el que juegan un importante papel desde Steve Rogers hasta Tony Stark, pasando por Pantera Negra, la Bruja Escarlata, el Soldado de Iniverno, Visión o Máquina de Guerra entre muchos otros, donde Zemo ocupa un lugar destacado. Llegando a recordar en algunos momentos a William Stryker, tanto la versión de Dios Ama El Hombre Mata como la interpretada por Brian Cox en X-Men 2, el Helmut Zemo de Capitán América: Civil War es un personaje que podría haber salido -si dejamos el vitriolo de lado- de la obsesión de Garth Ennis por los daños colaterales provocados por los superhéroes, Esos asuntos irresueltos en forma de backlash del que tanto se habla pero en lo que tan pocas ocasiones se repara, y que aquí cobra forma en su más implacable, calculadora y efectiva encarnación.

1 comentario:

  1. Daniel, ¿qué decirte de este post? No solo has expresado lo que yo pensaba sobre el personaje sino que además has profundizado dentro de su mitología en los cómics. Es más, ya lo he citado hace poco mientras hablaba de Zemo en una conversación en las redes sociales. Estupendo el post.

    Creo que, como te decía, uno de los puntos fuertes de la película es que han sabido desdibujar bastante bien al personaje de Zemo y el tema de que sea un villano. Realmente, ¿lo es? Porque creo que se juega bastante bien con la ambigüedad y le entendemos perfectamente al final. Es más, su anticlímax me ha parecido genial por cómo da la sorpresa. ¿Volverá a salir más adelante en las películas? Puede.

    Me ha gustado el tema de su venganza porque representa el lado oscuro de lo que podría ser Pantera Negra, que acaba decidiendo entre ser como Zemo o ser como los viejos héroes (los que se están partiendo la cara entre sí) y, al final, decide algo muy distinto: ser un nuevo tipo de héroe.

    No obstante, las motivaciones de Zemo no se diferencian tanto de las de Wanda y Pietro en la Era de Ultrón.

    Otro punto importante es que en tu post hablas sobre cómo Zemo ha intentado destruir muchas veces a los Vengadores desde dentro y esa motivación sigue intacta en la película.

    Una de las cosas que más me han gustado de la campaña de marketing ha sido cómo han ocultado a Zemo durante toda la campaña salvo a unos días del estreno. Creo que han mantenido bien la sorpresa.

    En definitiva, genial el post, como siempre.

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