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lunes, 13 de abril de 2015

El síndrome de la Invasión Secreta


Hubo un momento, cuando -hace algo así como una década- las grandes editoriales recuperaron los macro-eventos y todavía no tenían claro como proceder, en el que estas comenzaron a experimentar con diferentes fórmulas y formatos. Devaluados por la irrelevancia de los noventa, los nuevos eventos tenían como base proponer ambiciosos marcos argumentales que bajo el lema Y nada volverá a ser igual, afectasen a multitud de series del catálogo editorial.

Alcanzando su máximo apogeo con la 'Crisis Infinita' primero y 'Civil War' después, estos nuevos eventos tuvieron su primer traspiés, cuando a mediados de 2008 Marvel publicó la 'Invasión Secreta'. Un evento una propuesta atractiva y que tuvo un gran debut rodeado de expectación, pero que se fue diluyendo en interés, principalmente por el hartazgo de los fans.

Siendo posible exponer numerosas razones por las que esto pudo suceder -pérdida de la novedad, historias mejores o peores, menor atractivo...-, es muy posible que tuviera un fuerte papel el desorbitado aumento del número de tie-ins, frente a una visible precariedad en la variedad de los mismos. Porque -sí- durante la 'Invasión Secreta' disfrutamos de tie-ins tan estimulantes como 'Invasión Sagrada' del Increíble Hércules de Pak y Van Lente, 'Capitán Britania y MI: 13' o alguno que otro de los usados por Bendis para relatar el desarrollo de la Invasión. Pero en general, la mayoría fueron morralla reiterativa en la que los superhéroes de cada colección vinculada se enfrentaban a invasores verdes, siempre representados con mezclas de poderes ligados a su pasado reciente y siempre superados sin mayor interés o relevancia.

Por culpa de la 'Invasión Secreta', los tie-ins con los eventos pasaron de ser un estímulo para probar series nuevas como les ocurrió a muchos lectores con X-Factor durante Civil War, a una invitación para bajarse del carro con cualquier título que se cruzara con un evento. Una situación que se vio agravada cuando apenas unos meses después, DC lanzó un crossover con fórmula idéntica, cambiando a los invasores metamorfos del espacio exterior por superhéroes zombies. 'La Noche Más Oscura' fue la gota que colmó el vaso y -desde entonces- las editoriales han tratado de limitar el número de tie-ins, o por lo menos ofrecer propuestas más variadas.


El objetivo era claramente no perder el tirón comercial de los eventos, pero a su vez hacerlos menos invasivos -de forma que los autores pudieran aprovechar los acontecimientos para enriquecer sus propios argumentos en curso-, o por lo menos limitar el número de tie-ins. Así se ha mantenido en la mayoría de crossovers publicados desde entonces, hasta que en plena 'Convergence' DC Comics decide recuperar aquella fórmula, haciendo que durante dos meses todos sus cómics publicados estén delimitados por un mismo patrón. Una oportunidad perdida, dadas las enorme posibilidades que ofrecía un evento en el que se rememoran diferentes momentos de su pasado histórico, pero que poco puede aprovecharse ante la obligación de los equipos creativos de amoldarse a la estructura del “Ciudad vs ciudad, fight!”.

 
Dejándose notar incluso en los cómics que más aliciente podrían ofrecer por cuenta propia como 'The Question' de Rucka y Hammer, volver a reiterar en esta práctica del exceso esta haciendo que -con solo una semana y sin ni mucho menos haberlos leído todos- 'Convergence' esté resultando agotador. A falta de otras siete semanas de tie-ins y con las 'Secret Wars' de Marvel en el horizonte para proseguir con los jaleos multiversales, no sería mal momento para recordar aquello de los herrores del pasado, si es que no queremos volver a caer en los mismos. 

Fuente de la imagen de portada: Zona Negativa

jueves, 9 de abril de 2015

La otra cara de Harvey Dent


Hay un problema que Batman arrastra desde sus orígenes, y que pocos guionistas y editores parecen entender o querer corregir: Su elenco de enemigos. Es cierto que tradicionalmente se considera a la galería de villanos de Batman como una de las mejores del cómic, pero me atrevería a decir que esto es más por el poder icónico que arrastran sus personajes entre infinidad de adaptaciones, que por los personajes en si mismo. Y es que son tantos años viviendo de las rentas, que en cuanto te descuidas se hace evidente que son prácticamente todos el mismo personaje.

Está el payaso loco del gas de la risa, el psiquiatra loco del gas del miedo, la ecoterrorista loca de los besos tóxicos, el loco avisodómico con paraguas que proyectan gases, el loco de las cara deformada y la obsesión por el dos, el loco de los acertijos, el de los sombreros... Al final todo se reduce a una caterva de locos temáticos, la mayoría de los cuales tienen un importante problema con las emanaciones tóxicas. Una herencia heredera de un pasado más simple en la que no pretendían ser otra cosa que cacos extravagantes, y por la cual se agradece cualquier esfuerzo de los guionistas que han tratado de convertir a los personajes en algo más.

Con Paul Dini siempre a la cabeza, podríamos citar ejemplos como una Catwoman que pasó de ladrona gatuna con derecho a roce a ostentar un rol mucho más complejo, la evolución del Joker, todo lo desarrollado con Mr. Freeze en la serie de animación, el Pingüino convertido en Peter Lorre al mando del café de Rick o casos frustrados como lo intentado por el propio Dini con Enigma en su etapa en Detective Comics. Pero hay un personaje concreto que no terminaba de encontrar su lugar en Gotham más allá del villano estrafalario de toda la vida, y no es otro que Dos Caras.

Personaje al que guardo un gran aprecio, ya sea por los enormes episodios con los que 'Batman: The Animated Series' reinventó su origen, sagas como 'Un Lugar Solitario Para Morir' o la trastornada mente que esconde tras su rostro deformado, -como bien tuvo el detalle señalarme otro aficionado al murciélago- en el fondo Dent no dejaba de ser otro Joker. Otro loco de rostro extraño y traje pintoresco, que guardaba una encarnizada rivalidad con Batman. La naturaleza de su enfermedad mental y el objeto de su cuadro obsesivo compulsivo quizás eran diferentes, pero la mecánica de los personajes era prácticamente idéntica.


Puede que por ello, Christopher Nolan acertase al convertirlo en el baremo de la lucha entre Batman y un Joker. Un personaje que representaba al espíritu de la ciudad de Gotham, y era parte cruzado por la justicia, parte monstruo sanguinario. Siendo probablemente una de las mejores aproximaciones recientes al personaje, ahora la papeleta cae en manos de Greg Rucka, quien ya trató a Dos Caras con franco acierto en su etapa en Detective Comics y Gotham Central y ahora lo recupera con un giro... Interesante.

Reunido en 'Convergence' junto a otros personajes fetiche del guionista -como The Question Renee Montoya, La Cazadora o Batwoman-, el nuevo Dos Caras de Rucka y Cully Hammer se nos muestra como una suerte de vigilante urbano en una ciudad en pleno caos. Un rol no muy diferente al que ostentase en el 'One Year Later' de James Robinson, con la salvedad de que en lugar de ser Harvey Dent lo hace como Dos Caras. Esto implica que a los ojos de Dent, no existen colores intermedios entre el blanco y el negro. O eres inocente, o eres culpable.


La paradoja es que esto convertiría al propio Dos Caras en un personaje entre dos aguas, que puede ejercer como aliado o enemigo -héroe o villano- según vengas las circunstancias. Unas circunstancias que como manda la base canónica del personaje, vienen determinadas por la moneda de doble cara, con uno de sus rostros deformado.

Pero al contrario de otras versiones anteriores, este Dent no está completamente en manos del azar, sino que puede tomar decisiones lúcidas sin depender de la moneda. Si a ello sumamos la extraña simbiosis resultante de aproximar las bases conceptuales de The Question y Dos Caras (Renee Montoya y Harvey Dent), puede que con el acercamiento de Rucka, DC Comics haya encontrado uno de los mejores hallazgos de esta primera semana de 'Convergencia'.