De entre las incontables
discusiones sobre cómics en las que he participado, algunas de las
más encendidas han sido quizás las relativas a la religión de
los superhéroes. No faltando lectores que lo consideran tabú
por razones diametralmente opuestas, a mi nunca me han estorbado ya
sea para añadir un extra de realidad a unos personajes que -como en
el mundo real- tienen una serie de creencias a veces ligadas a
religiones conocidas, como base para relatos de carácter social o
para añadir elementos místicos a sus respectivos universos. No en
vano forman parte de nuestro fondo cultural y como tal tienen mucho
que ofrecer.