En
1941, el psicólogo William Moulton Marston y Harry G. Peter daban
vida a Wonder Woman
como respuesta femenina a Superman, creando un personaje
revolucionario para su época, en un momento en el que las mujeres
tuvieron que remangarse para reivindicar su lugar como motor activo
de la sociedad norteamericana. El “We can do it”
en forma de una imbatible superheroína de brazaletes impenetrables y
lazo fetichista, pero que desgraciadamente terminó perdiendo su
componente de libertad sexual y aventurero al ser domesticada durante los
tradicionales años cincuenta.